A cincuenta años del día en que David Bowie "vendió el mundo"
A cincuenta años de su estreno, este viernes se publica una edición del álbum The Man Who Sold the World tal como lo imaginó su autor, David Bowie. Y no deberá llamar la atención si el título es otro: The Man Who Sold the World es el nombre que le impuso la compañía discográfica; Bowie quería que se llamara Metrobolist. Esta es la historia.
The Man Who Sold the World fue la tercera producción discográfica del Duque Blanco. Se publicó en noviembre de 1970 en los Estados Unidos y cinco meses después en el Reino Unido. Bowie tenía en ese momento 23 años y era un músico con una ascendente carrera a finales de la década del sesenta, pero no tenía la potestad para tomar absolutas decisiones. El título que había pensado era Metrobolist por ser una referencia a la película Metropolis, de Fritz Lang, que se estrenó en 1927. Sin embargo, su compañía discográfica, Mercury, sin su consentimiento lo publicó como The Man Who Sold the World.
El disco también tuvo modificaciones en el arte de tapa, según el país en el que era publicado y a dos décadas de su edición el tema que le dio título al álbum terminó siendo un éxito, pero no de Bowie sino de Nirvana. Frente a la computadora o con el celular en mano, seguramente quien escriba en un buscador "The Man Who Sold..." verá cómo el motor de búsqueda lo primero que trae es una imagen de Kurt Cobain. Podremos poner Play y pensar: "Claro, la canción de Nirvana". Pero no era de Nirvana sino de Bowie; un tema con pulso de medio tempo, con un riff de guitarra penetrante que hacía juego con voz cascada y melodiosa de Cobain. Pero todo eso había sido creado por Bowie. Y fue una canción que pudo haber pasado inadvertida. Sin embargo, la generación grunge tomó prestada. Lo curioso es que las interpretaciones (la grabación de Bowie y el recordado Unplugged de Nirvana, de 1993) no son tan diferentes.
Luego de su lanzamiento, la canción The Man Who Sold the World se publicó en 1972 y en 1973, como caras B de los singles "Space Oddity" y "Life on Mars?", respectivamente. Un año después, Bowie produjo a la cantante Lulu, quien eligió una versión muy diferente de la original. A pesar de su acento escocés, el estribillo se acerca a Creedence Clearwater Revival.
En 1982, otro escocés, Midge Ure la incluye en su disco The Gift, con un toque sinterizado. Y ya en este siglo Silvia Pérez Cruz la agregó en una edición especial de su disco Granada (2014). Pero fue, sin duda, aquella de Nirvana la que más ha trascendido (tanto en modo eléctrico como en el unplugged), incluso más que la del propio autor.
Por su parte, Bowie la reconvirtió en 1995, sobre un groove de bajo que luego deja paso a sonoridades más habituales a esa década. La letra es críptica.
Le hablé a los ojos: 'Pensé que habías muerto solo, hace mucho, mucho tiempo. Oh no, yo no. Nunca perdí el control. Estás cara a cara con el hombre que vendió el mundo. Me reí y le di la mano
"Creo que la escribí porque había una parte de mí que todavía estaba buscando cosas -dijo sobre la canción a finales de los noventa, durante una entrevista con la BBC-. Para mí esa canción siempre ha ejemplificado el estado de ánimo que sientes cuando eres joven, cuando te das cuenta de que hay una parte de nosotros que aún no hemos logrado armar. Existe una gran investigación, una gran necesidad de comprender realmente quiénes somos ".
Otro disco iniciático
Mientras que algunos especialistas dan al álbum Space Oddity (1969) como el punto de partida de la estética Bowie, otros consideran que el cantautor inglés comenzó a pulir su carrera a partir de The Man Who Sold the World. Es un disco con el que se acerca deliberadamente al hard rock de la época (títulos como "Black Country Rock" se aproximan tanto a la estética Zeppelin como al mood de la temporada británica de Hendrix). Y esta puede estar en las antípodas de su sonido de la década del ochenta. Pero al ser considerado como un artista multifacético bien podría ser éste un punto de partida o, al menos, un mojón importante en la extensa vida artística de Bowie, que se extendió hasta días antes de su muerte, en 2016.
The Man... trae nueve canciones y se ha dicho que el bajista y productor de Bowie, Tony Visconti, junto al guitarrista Mick Ronson, tuvieron un rol decisivo en la realización, tanto de los temas como del sonido del álbum. Además del glam contrastado con el tono oscuro de los efectos en la voz del cantante, podría haber en este disco algún tipo de precuela de lo más dark que tuvo la new wave que se masificó una década después, con sonidos FM.
Metamorfosis estética
Bowie no solo sufrió el cambio de título de su álbum, la tapa del LP también fue cambiada. En los Estados Unidos apareció una adaptación de la primera idea de Bowie, en base a un trabajo que realizó su amigo Mike Weller. Se mostraba a un cowboy con un rifle guardado en una funda que habría estado inspirado en los roles de John Wayne en los westerns, mientras que de fondo se veía un edificio que podía ser un hospital. Efectivamente, esa silueta edilicia en arte pop se trataba del neuropsiquiátrico de Cane Hill. Se supone que guardaría relación con el tema "Running Gun Blues".
Con el nuevo título para el LP y una tapa muy ligada a los Estados Unidos, quizá en las oficinas de Mercury pensaron que lo mejor sería un cambio de portada. Además, Bowie había agregado a la viñeta "Wayne" un cuatro de diálogo con frases que definitivamente no le cerraron a la compañía. Por eso salió en blanco. Para la edición europea se optó por una producción fotográfica. La imagen más conocida de ese álbum es aquella que se lo ve con su cuidada cabellera y largo vestido, recostado sobre un diván de brillante tela turquesa, retratado por Keith MacMillan. Ya que Mercury no le había aceptado su portada cowboy para el Viejo Continente, el Duque Blanco explotaba su estética andrógina de aquellos años.
Pero aquí no termina la cosa. Porque circulan tapas en las que se lo ve con boina y un vestido celeste (casi como un traje masculino pero con vuelo) y otras (las "oficiales") en la que el vestido es satín en turquesa y natural, del diseñador de moda Michael Fish. De hecho, en la gira promocional del álbum usó ese diseño.
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