Se cumple un cuarto de siglo de la despedida de Soda en River Plate, donde en el epílogo Gustavo Cerati pronunció la frase que viajó en el tiempo y quedó inmortalizada como su obra y su figura
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“Llegó la hora, el minuto, el segundo, el instante”. Ante un estadio de River Plate desbordado, Gustavo Cerati se dirigió a la multitud en la noche del 20 de septiembre de 1997, y sus palabras no hacían menos que señalar el motivo de la convocatoria. Soda Stereo llegó al estadio de River Plate como la última escala de El Último Concierto, una gira de seis shows con la que la banda oficializó su disolución, anunciada unos meses antes a través de un fax que su management, Triple Producciones envió a los medios el 1 de mayo. “Soda Stereo confirma por este medio su separación, resuelta de común acuerdo”, informaba la misiva, en la que también se hacía mención a la realización “en un estadio de la Ciudad de Buenos Aires, del último show de la carrera del grupo”.
Teñida por la tristeza de la despedida, Soda Stereo ofreció en River una última instantánea de lo que en ese entonces era su presente. En un recorrido que comenzó con “En la ciudad de la furia” y que culminó más de dos horas después con “De música ligera”, la noche tuvo poco de nostalgia, con lugar para climas experimentales e intimistas, y con el repaso del pasado hecho desde una perspectiva carente de purismo. Veinticinco años después, Charly Alberti, el sonidista y productor Adrián Taverna y Tweety González reconstruyen el detrás de escena de El Último Concierto, desde su génesis hasta la despedida del público y lo que vino luego.
Charly Alberti: -Fue una gira que estuvo a punto de no hacerse, porque era difícil pensar en hacer esa gira en ese momento. Lo que destacamos fue: “No nos estamos peleando, simplemente estamos dejando de tocar”. Soda Stereo no fue una banda que se separó a los trompazos, fue una banda que dijo basta. Me aburrí, nos aburrimos, nos cansamos, nos saturamos. Fueron muchos años, empezamos muy chicos. Eso nos dio la posibilidad de contemplar hacer una pequeña despedida y terminar en ese estadio.
Tweety González: -Ya la cosa venía un poquito tensita el último año, a partir del Unplugged o un poquito antes que se empezó a tensionar la cosa. Yo lo veía venir, algún día iba a pasar, era una cuestión de tiempo, nada más. No me agarró por sorpresa, y por otro lado me parecía el hecho más natural del mundo y tenía una sensación ambivalente de, “qué cagada que se corta esto”, porque para mí salir de gira con Soda era como un viaje de egresados de adultos. Por el otro lado, sabía que Gustavo iba a crecer muchísimo musicalmente y entonces me alegraba, era una una sensación agridulce.
Adrián Taverna: -Cuando salió la idea, me mostré totalmente en desacuerdo. Yo no quería hacer la gira, y dije que no iba a ser parte porque para mí Soda Stereo ya se había separado. No la veía hacer una gira despedida cuando las cosas ya estaban tan mal entre ellos y dije que no iba a participar, entonces ahí Gustavo dijo que él tampoco iba a participar y se armó un quilombo bárbaro (risas). Hablando entre todos, llegamos a la conclusión de que la íbamos a hacer, y nos pusimos de acuerdo en que el último show iba a ser en River y que íbamos a hacer uno solo. Teníamos la posibilidad de hacer más de uno, pero Gustavo dijo: “Yo me despido una sola vez”. No disfruté nada esa gira. Eran seis shows y fue una cosa bastante rara, porque de las seis fechas, tres fueron en México y después hicimos Venezuela, Chile y Argentina. La primera noche fue muy caótica, tuvo muchos problemas técnicos, se nos cortaba el sonido y yo dije: “Eso es fruto de toda la mala onda que hay flotando”. En Monterrey hicimos el mejor show de la gira, musicalmente hablando. Además fue una cantidad terrible de gente, como ochenta mil personas. Había gente colgada por todos lados. Después, el de Chile fue muy intenso porque en esa época Gustavo todavía vivía allá y era muy popular, sobre todo habiendo nacido sus dos hijos allá.
Tweety González: -Eran muy pocos shows. Pudiendo hacer más, Gustavo decidió hacer solo seis, y eso creo que también empeoró la situación. Cada show era prepararse para el último, porque realmente el que contaba ahí era el último, el de River. Cada vez te ibas acercando más, y ya el anteúltimo sabías que se venía. En el último show, los últimos seis temas los toqué casi llorando, porque era algo muy emocionante.
Charly Alberti: -Fue algo que fue in crescendo, nos fue convenciendo de que la idea y la decisión era correcta, porque la verdad que lo pensé muchísimo. Yo le decía a Gustavo: “Mirá, Gus , tenemos la posibilidad de darle a la gente una alegría”. Pensá que las bandas que en general nos gustaron, cuando leímos sobre ellas ya se habían separado, no las habíamos podido ver, ya fueran nacionales o internacionales. Imaginate que se separa la banda que te gusta y te da la última oportunidad de verlos.
Adrián Taverna: -River fue la culminación. Para mí lo mejor que tiene es la frase de Gustavo, la de “gracias totales”. Fue lo mejor de ese día. No tuvimos problemas técnicos, sonó muy bien, y es al día de hoy el concierto que tiene mayor cantidad de tickets vendidos en River. No me dejaron poner torres demoradas para no sacar espacio en el campo, y el escenario se armó sobre la platea, cuando normalmente se arma sobre el arco. Grinbank fue promotor del show y lo armó así. Él quería hacer dos funciones, pero Gustavo no quiso, entonces se puso para la mayor cantidad de público posible.
Charly Alberti: -No fue el show más conectado entre los tres. Fue un buen show, pero no fue el mejor. Los tres teníamos en la cabeza eso de: “Termina el show y no te veo más”, y por dentro estábamos sintiendo la tristeza de decir: “Puta, se nos acabó este sueño que tenemos ganas de terminar”, y al mismo tiempo sentir: “No, que no se termine. Pero en ese momento fue la única manera que encontramos para resolver lo que sentíamos.
Tweety González: -Cada uno lo vivió como pudo. A mí me pasaban las dos cosas, no una sola como quizás le podía pasar a ellos. Yo veía el mañana, ellos se quedaban solo con el presente y el pasado. Yo avizoré un mañana y no me equivoqué, porque después de eso Gustavo hizo una carrera solista increíble, a mi gusto superando artísticamente a Soda. Yo lo viví como algo emocionante, una palabra bien amplia para juntar varios sentimientos
Adrián Taverna: -Para después del show, cada uno había preparado un after por su cuenta. Eran en tres lugares distintos de Buenos Aires, ni se saludaron. Yo no llegué a saludar a ninguno después del show porque ya se habían ido cuando llegué al camarín. Cada uno me invitó a su after y era una ridiculez. Es un claro ejemplo de cómo estaban las cosas.
Charly Alberti: -La gira fue muy bienvenida y exitosa desde todos sus aspectos. Al mismo tiempo, fue también una gira fría desde la conexión. Si bien arriba del escenario Soda siempre era una unidad y las cosas pasaban, abajo del escenario ya estaba muy frío por ese cansancio. Cuando terminamos el show ni nos saludamos, cada uno se fue por su lado. Yo me fui a un evento, una fiesta en Puerto Madero, y no nos volvimos a hablar por un largo tiempo. Ese nivel de cansancio y saturación teníamos. En ese momento podía parecer una pelea, pero no lo era, era simplemente no querer tener que ver más. Nos pasa a todos con las relaciones personales, con las parejas. Desde ese lugar creo que estuvo muy bien.
Adrián Taverna: -No tenía sentido, ya no había química entre ellos. Para mí el último show de Soda Stereo había sido el del Festival Alternativo de Ferro del 96, y ese día fue terrible, fue el peor show de Soda Stereo en toda su vida en cuanto a lo musical. Ese show fue: “Listo, este es el punto final”. Al segundo tema explotó el equipo de bajo, vos los ves y cada uno está vestido de una manera diferente. Gustavo estaba de pantalón y saco, Charly en bermudas y musculosa, y Zeta con una campera naranja Adidas que no tenía nada que ver con nada. Los veías y decías: “Muchachos, ¿les cortaron la luz en el camarín antes de salir? ¿No se dieron cuenta lo que llevaba puesto el otro?”. Eso ya era un indicio de que ahí estaba todo mal, ya no había vuelta atrás.
Charly Alberti: -Desde lo emocional, era raro estar arriba del escenario pensando: “Este tema no lo voy a volver a tocar nunca más”, porque se jugaba eso. Por un lado no querías más eso, pero por el otro tu vida había sido Soda Stereo durante los últimos 20, 25 años. Yo tenía 18 años recién cumplidos cuando empecé con Soda y ahí tenía 35. Fue un momento de euforia contenida. Estábamos felices, pero al mismo tiempo había una parte de tristeza detrás que no que se podía ocultar.
Tweety González: -Creo que el show reflejó un poquito todas las épocas, la lista estuvo bien balanceada. Creo que reflejó todas las épocas de la banda muy bien resumidamente, si no hubiera sido como Las Bandas Eternas de Spinetta. Para la duración que se quería que tenga el show, más los invitados que era algo también muy simbólico para que estuvieran todos. Para mí era cerrar una era, como se cerró una era cuando Gustavo falleció. Gustavo era al rock latino lo que Gardel al tango, punto. Y el tiempo me da la razón. Lo recuerdo con bastante nostalgia, con mucho cariño, con algunos flashes visuales de un River hasta el ojete de gente. Fue mucho más emocionante que la vuelta, para mí, con esa cosa de no saber qué va a pasar mañana que nos tenía un poco en el aire a todos, pero como dice el tema de Fito, nada es para siempre.
Adrián Taverna: -Si tengo que ser sincero, a mí no me gusta ese show. No me gusta el tratamiento que tienen las canciones. Nosotros veníamos de una última parte donde funcionaba todo, que era el Unplugged, y El Último Concierto tiene una pátina más tirada a ese estilo. Visto a la distancia, no era un gran momento de Soda.
Charly Alberti: -Es lo que queríamos tocar en ese momento, y cómo lo queríamos tocar. Me parece que estuvo bien, aunque hubo momentos en los que me sumergía en la tristeza y tenía que trabajar la cabeza para tratar de disfrutarlos, pero era así. De repente caías en la cuenta de decir: “Che, este tema que terminó no lo vuelvo a tocar más”, porque la sensación era esa: me separo para no juntarme nunca más. Era una separación, se acababa Soda Stereo. No teníamos más ganas de seguir. Después vino la mejor parte de Soda para mí. Me Verás Volver fue la mejor gira de Soda Stereo, porque nos encontró más grandes y en otra situación.
Tweety González: -En ese momento ni avizoraba una reunión diez años después. Cuando pasó, al principio me asombró. Me lo contó Gustavo una vez que fuimos a cenar con Eduardo Bergallo por el Día del Amigo, y ahí peló la noticia. Por un lado me asombró, porque Gustavo venía de un Ahí vamos súper arriba, por el otro, eran diez años, está bien, si podía pasar, iba a pasar en ese momento. Entiendo también a la industria en la nota. Tengo un recuerdo que es fifty fifty, por eso digo que es algo agridulce. Veinticinco años después, con la obra que dejó Gustavo, no me arrepiento para nada de haber tenido ese sentimiento. Al contrario.
El récord en Internet
Hoy en día, la transmisión online de cualquier evento en cualquier rincón del mundo forma parte de lo cotidiano, pero hace un cuarto de siglo rondaba lo impensable. Cuando Soda Stereo planeó su show en River, fue el propio Alberti, a través de su empresa Cybrel, quien propuso llevar a cabo la faraónica tarea de que el concierto se transmitiese a través de Internet, cuando las conexiones solo eran a través de línea telefónica por sistema dial up. “En ese momento la posibilidad técnica era muy limitada, pero ahí empecé a utilizar un poco las relaciones públicas. No solo me reuní con gente de Nahuelsat en Argentina, sino que en la medida que hacíamos la gira, a cada país que llegábamos me reunía con su mayor proveedor de Internet para invitarlo a que se sumase para que sus servidores retransmitiesen, sino era imposible”, explica el baterista y empresario.
La estrategia dio sus frutos: la señal originada en Buenos Aires se replicó en distintos puntos de Latinoamérica y la transmisión del show en el Monumental llegó a tener un millón de conexiones simultáneas, una cifra astronómica para ese momento. “En un momento llegamos a tener un millón de conexiones, lo cual para la época fue una locura. Cuando terminé el evento, la gente de Microsoft se comunicó con nosotros y nos dijeron que nunca habían probado el sistema con tanta cantidad de servers. A partir de ahí, Cybrel quedó como consultora para Microsoft en estos temas”, completa Alberti.
El final, con una frase icónica
Sobre la madrugada del domingo 21 de septiembre, Soda Stereo oficializó el cierre de su despedida con una versión por demás emotiva de “De música ligera”, que comenzó con Gustavo Cerati interpretando la canción solo con su guitarra para dejar el estribillo en manos del público, y luego a una interpretación demoledora por parte del trío. Una vez terminada la canción, mientras se acercaba el momento del adiós definitivo, el frontman del trío se paró frente al micrófono y arrojó una frase que pasaría a la historia: “No sólo no hubiéramos sido nada sin ustedes, sino con toda la gente que estuvo a nuestro alrededor desde el comienzo. Algunos siguen hasta hoy. ¡Gracias… totales!”.
Aunque parecía un paso más de un espectáculo calculado en todos los demás aspectos posibles, desde la selección de canciones a la puesta en escena, el propio Cerati aseguró que nació de manera espontánea, como una manera de englobar en un único agradecimiento no solo a sus seguidores, sino también a una larga lista de personas que acompañó al grupo a lo largo de toda su carrera. La frase tuvo destino inmediato de marca registrada: se volvió la frase con la que despedir primero y recordar después al cantante tras su fallecimiento, y le dio nombre a Gracias Totales - Soda Stereo, el espectáculo con el que Charly Alberti y Zeta Bosio regresaron a los escenarios para volver a tocar las canciones del trío.
“Tenía que ver con lo que sentíamos que tenía que ser la gira. Es un agradecimiento a nuestro público, que siempre fue maravilloso, y a todos los que participaron de Soda, y fue también una manera de recordar a Gustavo y de tocar con él una vez más”, explica el baterista, que encontró en la experiencia de SÉP7IMO DÍA el disparador de la idea “de que podía haber Soda Stereo de otra forma y sin que fuese permanente”. De algún modo, la elección del nombre linkea con la idea de despedida que tuvo el “Gracias totales” original, una idea a la que Alberti parece adherir de algún modo: “No creo que haya un espectáculo de esta dimensión vinculado con Soda Stereo. No se puede decir ‘nunca más, porque Soda nos tiene acostumbrados a algo más, pero en este formato de gira no creo que se vaya a repetir”.
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