5 discos que no hubiesen existido sin Sgt. Pepper's
Con Revolver (1966), los Beatles lograron reinventarse definitivamente como artistas después de pasar casi cuatro años sometidos a las exigencias de un público adolescente. Aún así habían grabado antes muy buenos discos, pero Revolver fue una bisagra que habilitó la decisión de asumir el riesgo implícto en una apuesta como la de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967), un álbum revolucionario que, como a cualquier artefacto de la cultura pop, conviene observar en su contexto. Agotados de las giras y en pleno descubrimiento de las drogas que propiciaban la alteración de la conciencia, conectaron perfectamente con el espíritu de la época a través de un trabajo que no negoció con la costumbre de los sellos discográficos de agrupar al azar una serie de canciones, muchas veces lanzadas previamente como singles, y propuso, en cambio, un marco conceptual que las conectara. De hecho, Sgt. Pepper's fue el primer disco de la banda de Liverpool que no sufrió modificaciones en su edición americana. Son muchos los discos que en el futuro se reflejaron de alguna manera en su persistente fisonomía. Aquí van cinco muy importantes.
WE'RE ONLY IN IT FOR THE MONEY (FRANK ZAPPA, 1968)
Una respuesta increíblemente rápida y en clave ácidamente paródica al Sgt. Pepper, en cuya concepción -Zappa lo sabía, McCartney lo admitió más de una vez- había jugado un papel decisivo la aparición de Freak Out!, el desafiante primer álbum del genio de Baltimore con The Mothers Of Invention. Basta ver la tapa para valorar el sentido del humor de Zappa. También fue la última vez que el extravagante músico fallecido en 1993 permitió que alguien (en este caso Tom Wilson, productor que había trabajado con Bob Dylan y que confió en él cuando no era nadie) metiera la cuchara en el sonido de uno de sus discos. De cuño resueltamente experimental -mucho más jugado que todos los de esta lista, de hecho-, el álbum está plagado de ataques a la clase política de su época y de burlas a los hippies y a los propios Beatles (la más notoria es la breve e hilarante "What’s The Ugliest Part Of Your Body?"). Pero, fiel a su estilo, Zappa desorienta: en "The Chrome Plated Megaphone of Destiny", uno de los temas más experimentales de un disco realmente desquiciado, la inspiración parece ser "A Day In The Life". Participa Eric Clapton, pero no esperen reconocer su famoso talento como guitarrista: es apenas el cómplice de dos delirios de su anfitrión (la apertura del disco, "Are You Hung Up?" y "Nasal Retentive Calliope Music"). La fórmula que mantendría durante muchos años: humor corrosivo + música desafiante, compleja y ferozmente original.
THEIR SATANIC MAJESTIES REQUEST (THE ROLLING STONES, 1967)
La consecuencia más evidente de la explosión que produjo Sgt. Pepper's es este disco infravalorado que incorpora con decisión a la música de los Stones ritmos africanos, mellotron y arreglos orquestales, además de incluir el debut de Bill Wyman como compositor e intérprete dentro de la banda, la ensoñadora y satírica "In Another Land", un tema que perfectamente podría haber firmado Syd Barret. "Puede que los Stones hayan tenido la ropa que combinaba con el material, pero lo que seguro no tenían es el material", dice en su libro Rolling Stoned Andrew Loog Oldham, legendario productor de la banda que consideró calculador e innecesario su giro psicodélico y se terminó alejando después de años de relación. El propio Keith Richards dijo alguna vez que este álbum "es el resultado de una banda que cedió a las presiones de la moda". Sin embargo, el paso del tiempo, que siempre ofrece mejor perspectiva, permite apreciar sus evidentes virtudes: sobran las buenas canciones, los arreglos imaginativos y el clima lisérgico, en cuya creación cumple un papel clave Brian Jones, en una despedida cargada de brillo y elegancia. Después de esta inusual aventura sonora, la banda volvería a trabajar con sus cánones más habituales, lo que transforma a la aparición de sus majestades satánicas en un dato singular y fascinante de su biografía.
ODESSEY AND ORACLE (THE ZOMBIES, 1968)
Cumbre de la explosión psicodélica de fines de los 60, el cuarto disco de esta gran banda británica fue grabado en Abbey Road, el mítico estudio de EMI donde unos meses antes los Beatles habían pergeñado Sgt. Pepper's. Su rendimiento comercial en los Estados Unidos, donde apareció en junio del '68, dos meses después de su edición inglesa, fue perjudicado por una confusión típica de la época: grabado en mono, una etiqueta del disco americano aseguraba que el registro era en estéreo, lo que obligó a gastar dinero que originalmente estaba pensado para la promoción en una remezcla que de todos modos no fue completa: "This Will Be Our Year" quedó en mono porque no se consiguió el overdub de un cuerno que suena en la primera grabación. El cierre del disco era nada menos que "Time Of The Season", una de las mejores y más célebres canciones de los Zombies, centrada en las vicisitudes de aquel Summer of Love de San Francisco en el que explotó la contracultura hippie, publicada como single y transformada en inesperado hit en 1969, cuando la banda ya se había separado. En ese tema inoxidable y en "Hung Up On A Dream", Rod Argent da cátedra sobre el uso del mellotron en el pop psicodélico. Y las armonías vocales de los Zombies, justo es reconocerlo, tienen poco que envidiarles a las de los Beatles y los Beach Boys.
OUT OF BLUE (ELECTRIC LIGHT ORCHESTRA, 1977)
Jeff Lynne dice haber compuesto las canciones de Out Of Blue en "estallido de creatividad de apenas tres semanas" que vivió mientras descansaba en una cabaña de los Alpes Suizos. Cargado de orquestaciones y referencias cósmicas en las letras, funcionó bien comercialmente y le permitió a la ELO programar un ambicioso tour mundial, todo un logro para un extenso álbum doble con una suite de cuatro temas, titulada "Concerto For a Rainy Day", incluida en la Cara A del disco 2 y dedicada a describir los efectos del clima en el estado de ánimo de las personas, una ocurrencia que no fue la única del proyecto. Lynne también decidió que en "Standin' In The Rain", portentosa apertura de esa suite, un set de instrumentos de cuerda deletreen las letras ELO en código morse. Los arreglos del segundo corte, "Mr. Blue Sky", que con el tiempo se convertiría en un clásico indiscutido de la banda, parecen inspirados en los que los Beatles usaron en "A Day in the Life". El notable trabajo con las voces -más allá de la aparición marciana de un vocoder- le otorga a ese tema un carácter monumental que sintoniza con su brillante epílogo instrumental. En 1977, la idea del disco conceptual ya lucía arcaica, pero Lynne consiguió reivindicarla con un trabajo inspirado, multifacético y claramente superior a su popular sucesor, Discovery (1979), el de la famosas "Shine a Little Love" y "Last Train To London".
SMILE (BRIAN WILSON, 2004)
En 2014, cuando se estaba rodando Love & Mercy, biopic de Bill Pohlad dedicada a Brian Wilson, un periodista le preguntó al líder de los Beach Boys si creía que, de haberlo terminado en la fecha planeada, Smile hubiera sido más reconocido que Sgt. Pepper's. La respuesta de Wilson fue lacónica: "No". Quizás fue esa la convicción que determinó que este disco, planificado originalmente como sucesor de Pet Sounds (1966), una influencia fundamental para que los Beatles grabaran Sgt. Pepper's según admitió el propio George Martin, estuviera cajoneado durante años. Su caótica grabación estuvo signada por los problemas psíquicos y físicos de Wilson, quien retomaría el proyecto en solitario recién en 2004. El material de archivo de las sesiones originales de Smile fue publicado finalmente en la caja recopilatoria The Smile Sessions (2011), lanzada para celebrar el aniversario cincuenta del grupo. Observado en perspectiva, el repertorio -tanto en la versión de Wilson solista como los temas que registró con el grupo en aquellas accidentadas sesiones- se revela como una catedral de pop barroco que, además, marcaba un claro avance en la lírica respecto de la producción anterior de los Beach Boys: la conquista de América, la construcción del ferrocarril y la comida vegetariana tomaban el lugar de las loas al surf, las chicas bonitas y los autos, gracias al sesudo trabajo de Van Dyke Parks, muy resistido por Mike Love, quien presagiaba un suicidio comercial cifrado en ese cambio radical. No caben dudas de que Sgt. Pepper's conmovió a Wilson. Tanto como para que demorara cerca de treinta y cinco años en decidirse a mostrar Smile.
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