A comienzos de 1993, luego de un tour de tres meses en el que presentaron Dynamo, el desgaste en Soda Stereo había crecido, así como la necesidad de Gustavo Cerati de explorar nuevos horizontes musicales. Al mismo tiempo, el músico se enteraba que su mujer, la chilena Cecilia Amenábar, estaba embarazada y tomaba la decisión de instalarse en Santiago de Chile para acompañarla. "Paré la pelota porque quería observar la situación y disfrutar de ese amor con proyección de futuro", recordaba el músico en una entrevista con Rolling Stone de mayo de 1999. "Pero no me pude contener; sentí muchas ganas de expresar lo que sentía." Las emociones por el nacimiento de Benito Cerati y lo vivido en sus días trasandinos decantaron en su primer disco solista, Amor amarillo, que hoy cumple 25 años.
El equipaje de Cerati para su estadía en Santiago incluía su portaestudio Tascam 388 de ocho canales, su máquina de ritmos Akai MPC60 —en la que había hecho los demos de Canción Animal—, su guitarra Paul Reed Smith, un bajo y varios discos de rock argentino prestados por su amigo Adrián Taverna. Armó un estudio casero en el living del departamento de Providencia en el que vivía con Amenábar y durante las noches, mientras ella dormía, él se quedaba hasta las cuatro o cinco de la mañana trabajando, muchas veces con auriculares para no hacer demasiado ruido. Lejos de sentirse molesta por el despliegue de equipos y cables, Amenábar pasó a cumplir un rol activo, alimentando el proceso creativo "Yo escribía cosas en cuadernos. También dibujábamos mucho los dos", cuenta. Una madrugada se despertó atraída por una melodía. Medio dormida, salió de la cama y le sugirió que la canción debía llevar un coro. "Hacelo", le respondió él. Era el demo de "Pulsar", el tema en el Cerati extrajo una muestra de los latidos de su hijo Benito de una ecografía y los mezcló con el sonido de un geiser en ebullición. A partir de ahí, Amenábar empezó a colaborar con coros, grabó el bajo de "A merced" y firmó como coautora de la letra de "Ahora es nunca".
En agosto, aprovechando las vacaciones de la facultad de Amenábar -cursaba Diseño en la Universidad Católica-, la pareja viajó a Buenos Aires para terminar de grabar el disco y hacer la mezcla en el estudio de Soda Stereo, Supersónico. Con los once temas demeados, él se ocupó del rol del productor y llamó a Zeta Bosio, que también grabó algunos teclados, percusión y puso su bajo en "Amor amarillo", para tener una segunda opinión. "A Gustavo le gustaba darse vuelta y tener gente atrás atenta. Tenía un tic con eso", dice Tweety González, que participó del disco como consultor de audio. El resto del equipo lo integraron el ingeniero de grabación Mariano López, Taverna, y Eduardo "Barakus" Iencellena, asistente técnico del estudio y de Cerati.
"Venía todo hecho, por lo que nos llevó poco tiempo terminar el disco", dice Taverna. "Pasamos a 24 canales los demos y en unos días agregamos lo que faltaba: Gustavo metió algunos teclados, bajos, guitarras. Grabamos las voces bien, con un buen micrófono. Y ahí salió". La batería, que en la grabación iba a estar a cargo de Daniel Colombres, terminó siendo la de los demos por el buen nivel que tenían. "Fue muy rápida la parte de Buenos Aires", agrega Tweety González.
Mientras jugaba en el estudio buscando efectos, cerraba las letras que faltaban y el final de la grabación se acercaba, Cerati tenía dudas sobre la versión de "Bajan" de Pescado Rabioso que había hecho. Quería mostrársela a Luis Alberto Spinetta, pero le preocupaba que no le gustara. Llegó a decir que no la iba a incluir en el tracklist final. Por gestión de López y Taverna, el Flaco llegó un día casi de sorpresa a Supersónico. "Gustavo estaba emocionadísimo", recuerda Taverna. Cerati le dio play a su versión y Spinetta se apoyó en la consola mientras la escuchaba. No se le veía la cara. Cuando terminó la canción, se dio vuelta con los ojos llenos lágrimas, muy emocionado y le dijo que era "impresionante". "Luis le prestó a Gus para la grabación una guitarra acústica Yamaha APX 5 color negra", cuenta Eduardo "Barakus". Esa misma guitarra fue la que Cerati usó al poco tiempo en la presentación del disco en FM 100. "En ese disco reafirma un trabajo en guitarras que demuestran su pasión y su búsqueda constante en experimentar."
El disco se lanzó el 1 de noviembre de 1993. Llegó a las disquerías con un diseño extraño. No figuraba el título del disco y el nombre del artista aparecía en una tipografía pequeña en un sticker pegado en el margen superior derecho. Del otro lado había una fotografía de Cerati tomada por Alejandro Kuropatwa. "En ese momento como Soda Stereo seguía existiendo como grupo, no había que hacer mucho escándalo", recuerda el diseñador Alejandro Ros, que trabajó junto a Gabriela Malerba. "Inclusive la compañía tenía miedo que el lanzamiento hiciera pensar a la gente que la banda se separaba".
Amor amarillo fue la base sobre la que Cerati comenzó —sin saberlo en ese momento— a construir su carrera solista, un disco inmerso en la intimidad de sus preferencias musicales. En ese momento, para él solo se trataba de una aventura, un respiro después de haber estado casi diez años de gira con Soda Stereo. "Para Gustavo fue un desafío laburar solo, no apoyarse en una banda, tocar todo", dice Taverna. "Es un discazo, poco reconocido para mí." Para Amenábar, es el álbum "más auténtico" de la carrera solista del ex líder de Soda Stereo. "Será que el amor y la espera de un hijo son las sensaciones más fuertes que puede experimentar un ser humano en esta vida, y un artista, lógicamente, vuelca esos sentimientos en su obra."
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