2030: el tercer disco de Louta lo consolida en su camino
Si algo tenía Louta para decir cuando estrenaba sus 20 años, lo dijo a través de su primer disco. Pero no fue en plan songwriter como se hizo conocido, sino con su traje de performer. Un par de años después, en el ambiente porteño de avidez snob se decía: "¿Viste a Louta?" Tenés que ir a verlo". Y había que ir a verlo, mientras salía su segundo disco y se convertía en la novedad de los escenarios del indie.
En apenas cinco años ya tiene una pequeña colección de tres discos y a un performer dentro suyo que hoy (tiempos pandémicos) se tiene que conformar con crear para redes o limitarse a traducir la imagen en sonido. Y sacar un nuevo álbum. Sí, el tercero, este que acaba de llegar a las plataformas digitales, que se llama 2030, que trae diez canciones y que propone un absolutamente ecléctico pero no desequilibrado cancionero.
Por los tiempos que vivimos, Louta no puede pasear su look décadas 40-50 ni su extraña gracia, al momento de moverse con ritmo, sobre un escenario. Solo tiene como posibilidad las diez canciones de su nuevo registro. Y lo hace con los mismos trucos que ya se conocen de él pero de una manera más sofisticada. Como si todo lo anterior (incluida la experiencia sobre los escenarios) hubiera servido para madurar la obra. Signo de estos tiempos, a veces se pone en modo trap con mucha evidencia, aunque sabe moverse con personalidad. Tiene una terminología propia y, por momentos, inesperada. Además, ha podido terminar un disco producido a la distancia con el ex Calle 13 Eduardo Cabra, que por momentos es bastante despojado de fantasías sonoras actuales. Y allí está uno de sus grandes méritos. También buscó otros socios para canciones determinadas: Alizzz, Nico Cotton, Orodembow y Mauro De Tommaso.
Si Louta es un personaje creado por Jaime James, parece una consecuencia natural que un disco de diez canciones que lleve su firma tenga una especie de desfile de personajes o situaciones. Cada tema es una construcción en sí misma, con enfoques superficiales o con intenciones de profundidad. En "Amame" es uno más de entre tantos raperos y traperos de la actualidad, aunque con iconografía argenta. En cambio, en "Poco" declama y, también, canta con toda con toda la garganta, totalmente abierta y desnuda. "Poco" es de esas canciones que muestran las varias caras de Louta y que, al mismo tiempo, responden a un mismo personaje. Y eso es lo que el muchacho se ha sabido ganar.
"Waisin" es una precisa "freakeada" muy Louta. "No me estás haciendo un favor" (la joyita del álbum) es uno de esos temas en los que, después de los primeros acordes, parece que va a salir cantando Jamiroquai a puro funk. Pero no, es una balada calamareana, como las de antes, pero hecha ahora. Más tarde, al final del recorrido, en "Argentina" dice: "Baila, baila, baila. Llegó la revolución. Llegó tu revolución". Si sobre gustos no hay nada escrito, sobre formas de revolucionar tampoco habría que definir estándares. Louta sigue apostando a la suya, en estos tiempos de trap, vitalmente corrido hacia los márgenes del espectáculo local. Esos márgenes que lo mantienen despierto, inquieto y sosteniendo una estética que elige con decisión.