Murió la folklorista Tamara Castro
La cantante falleció en un accidente en Santa Fe; fue referente de la nueva generación de músicos argentinos
La folklorista Tamara Castro y tres hombres murieron esta mañana en un choque que ocurrió a 40 kilómetros de la ciudad santafesina de Rafaela, confirmaron fuentes policiales a LA NACION en esa provincia.
El accidente se registró en la ruta provincial 13, a tres kilómetros al sur de la localidad de Humberto Primo, luego de que la folclorista actuara allí anoche en el festival conocido como La Fortinera. La artista se dirigía hacia la ciudad bonaerense de Chivilcoy para presentarse hoy.
Castro viajaba en una camioneta Partner que conducía su marido y en la que viajaban otros tres músicos. El vehículo, por circunstancias todavía no precisadas, impactó de frente contra un Palio en el que viajaban una mujer y tres hombres que murieron en el acto.
Por los pueblos. Desde sus comienzos artísticos, recorrer las rutas argentinas para presentarse en distintas ciudades y pueblos resultó una costumbre en la carrera de Tamara Castro. Y fue en uno de esos trayectos que sufrió el accidente que terminó con su vida, justo cuando se dirigían a Chascomús para encontrarse con la secretaria de su representante para luego seguir a Chivilcoy.
Castro nació el 4 de diciembre de 1972 en Ensenada, partido de La Plata, pero se crió y pasó toda su vida en la localidad bonaerense de Coronel Brandsen, donde a los 3 años empezó a concurrir a clases con Oscar Murillo y Mabel Pimentel, fundadores del Ballet Brandsen.
Vinculada a la nueva camada del folklore argentino, pasó su niñez y adolescencia participando en distintas discliplinas artísticas: danzas, coro y teatro.
A los 11 recibió su primera guitarra y a los 12 participaba en peñas y festivales locales, hasta que a los 17 viajó a su primer certamen regional en City Bell, donde obtuvo el primer puesto solista vocal femenino.
A los 20 años, luego de terminar sus estudios secundarios, viajó a la Capital Federal para asistir al Instituto Nacional Superior del profesorado de Folklore y conoció a Jorge Milikota, compositor y músico con quien empezó a grabar demos y a presentarlos en público.
Sus comienzos. En General Rodríguez conoció a Titán Amorena (dueño del sello DBN), quien le hizo firmar su primer contrato para una discográfica. Así apareció en 1998 Pasiones, su primer disco.
Ese mismo año actuó por primera vez en el Festival de Cosquín y también en el Festival de Baradero.
En 1999, editó su disco Revelaciones, al que siguieron Resplandor (2000), Lo mejor de mí (2002), Endechas (2004) y La Patria digna (2005).