Murió Jerry Lee Lewis: el creador de “Great Balls of Fire” tenía 87 años
Fue un ícono en los comienzos de esa música que, en la década del cincuenta, se hacía popular entre el público más joven; el pianista se hizo famoso por sus canciones y por su conducta, poco apta para la moral de la época
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El icónico pianista del rocanrol Jerry Lee Lewis murió este viernes en su casa del condado de DeSoto, Mississippi, confirmó su representante. El astro de la industria de la música, famoso por sus transgresiones y sus performáticos conciertos, tenía 87 años.
Apodado “The Killer” (”El asesino”) por su fuerte temperamento sobre los escenarios y fuera de ellos, se convirtió en un referente ineludible al momento de contar la historia del rock and roll. Su partida, luego de la de Little Richard, en mayo de 2020, cierra un capítulo en esa galería de celebridades surgidas en la década del cincuenta, con Elvis Presley y otros grandes.
Jerry Lee Lewis fue una leyenda tanto por temas como “Whole Lotta Shakin’ Goin’ On”, que en 1957 lo llevó al firmamento de esa música naciente, y también por la vehemencia con la que tocaba el piano y tallaba ciertas muecas con las que se hizo famoso sobre los escenarios. Su estilo (incendiario), consistía en una manera muy percusiva y rudimentaria de apoyar las melodías de sus rocanroles. Hasta llegaba a levantar su pierna para golpear las teclas más agudas con el taco de la bota. Uno de los mejores ejemplos es otro de sus éxitos, “Great Balls Of Fire”, aquel que dice: “You shake my nerves and you rattle my brain / Too much love drives a man insane / You broke my will, But what a thrill/ Goodness gracious, great balls of fire!” (algo así como: “Sacudes mis nervios y mi cerebro. Demasiado amor vuelve loco a un hombre. Rompiste mi voluntad, pero qué emoción ¡Dios mío, grandes bolas de fuego!”).
Al mismo tiempo, se puede decir que fue (tristemente) célebre por una vida privada plagada de anécdotas que rompían con los usos y las buenas costumbres de su época. El dato que más sacudió a la opinión pública, a finales de la década del 50 fue que se casó en secreto con Myra Gale Brown, la hija de su primo, el bajista J.W. Brown, cuando la joven tenía apenas 13 años y él 22. Hubo diferentes escándalos que mancharon su carrera, incluso, durante una visita a la Argentina, cuando dio un breve show que enfureció a sus fans.
Un histórico del rock
Jerry Lee Lewis había nacido el 29 de septiembre de 1935, en Ferriday, estado de Louisiana, en el seno de una familia de escasos recursos. Según algunos biógrafos, por el talento que demostraba ya desde muy chico, cuando comenzó a tocar con sus primos Mickey Gilley y Jimmy Swaggart, sus padres decidieron hipotecar su granja para comprarle un piano. Con apenas 14 años tocó por primera vez en un show organizado por la fábrica de autos Ford; su debut fue con el tema “Drinkin wine, spoo-dee-o-dee”.
A los 16 se casó con Dorthy Barton y comenzó a grabar los primeros singles, que todavía no llevaban su firma, como “New Orleans Boogie” y “Don’t Stay Away (’Til Love Grows Old)”. El primer mojón en su historial de transgresiones data de 1952, cuando es enviado a una escuela religiosa de Texas, para que pueda dedicarse a ese tipo de música. Pero no pudo con su genio y un día interpretó “My God is real”, pero como si fuera un boogie-woogie. Fue inmediatamente expulsado.
Al año siguiente se divorció de Barton y se casó con Jane Mitcham, que estaba embarazada de su primer hijo. En el 56 viajó a Memphis para probar suerte en el mismo sello en el que estaba fichado Elvis Presley, Sun Records. Suerte o causalidad, el 4 de diciembre de ese año entró a jugar en las ligas mayores cuando grabó varios temas en una sesión compartida con Presley, Carl Perkins y Johnny Cash. Si bien esos registros tardaron décadas en ser publicados, la fotografía de esa sesión hizo que fueran bautizados “El cuarteto del millón de dólares”.
Ya ubicado en la mira de productores, ejecutivos discográficos y del público, en 1957 asestó su primer hit, “Whole Lotta Shakin’ Goin’ On” (compuesto por David Williams), que fue muy bien recibido por el público aunque la autocensura de muchos medios lo dejó fuera de sus grillas, por su alto contenido sexual. Más de una década se necesitó (cuando ya había pasado el fenómeno Beatles) para que se pudiera escuchar en programas como el de Ed Sullivan.
A pesar de tener pocos canales de difusión, la canción siguió sonando y eso hizo que otros creativos de la industria del disco pensaran en Lewis. Otis Blackwell y Jack Hammer escribieron para él otra que fue mucho más famosa, “Great Balls of Fire”. Y aquí surge otro mojón de su historial de transgresiones, esta vez directamente orientado al vandalismo.
Cuenta la leyenda que lo convocaron para actuar en el Brooklyn Paramount Theatre de Nueva York. Y como su acto sería el de grupo soporte de Chuck Berry y no el principal, imaginó una manera muy literal de demostrar que su show sería el más importante. Con la excusa de que su mayor éxito hasta el momento se llamaba “Great Balls of Fire”, subió al escenario con una botella de Coca-Cola que, en realidad, tenía combustible para autos y prendió fuego el piano.
Para finales de la década del cincuenta había logrado meter en los oídos del público temas como “Breathless” y “High School Confidential”. Pero el público no le perdonó haberse casado con una chica de 13 años cuando todavía no estaba divorciado de su segunda esposa. Durante un viaje a Inglaterra, la prensa descubrió la edad de Myra Gale Brown y Lewis no solo perdió varios contratos en el Reino Unido sino que incluso fue deportado.
Si bien su compañía discográfica intentó reflotar su carrera, nunca logró alcanzar el éxito de sus comienzos. Además, la tragedia fue una constante en su vida personal. En abril de 1962 su hijo de 3 años, Steve Allen Lewis, falleció ahogado en una pileta, mientras esteba al cuidado de su abuelo. Al año siguiente nació Phoebe Lewis, segunda descendencia de su matrimonio con Myra. Mientras tanto, la carrera del pianista viraba hacia la música country.
Durante la década del setenta se divorció de Mayra, fallecieron sus padres y también su primer hijo, Jerry Lee Lewis Jr, cuando tenía 19 años, en un accidente automovilístico. El artista también sufrió las perdidas de otras dos mujeres con las que estuvo casado: Jaren Gunn Pate y Shawn Stephens. La década del ochenta tuvo luces y sombras. Por un lado, una adicción a las drogas que lo obligó a internarse en una clínica de rehabilitación, por otro, el reconocimiento a su trabajo, que se vio plasmado en la inducción en el Salón de la Fama del Rock and Roll, en 1986, y la película sobre su vida que al año siguiente protagonizó Dennis Quaid. Se llamó como su mayor hit, Great Balls of Fire! (Bolas de fuego), y fue un éxito de taquilla.
En agosto de 1992, Jerry Lee Lewis llegó a la Argentina para dar un par de conciertos. Su primera actuación fue tan breve que parte del público salió enfurecido y rompió algunos vidrios del frente del teatro Gran Rex. Fue por esto que para la función del día siguiente primero subió su banda a tocar seis o siete temas y luego apareció Jerry Lee, que no era capaz de sostener un concierto de una hora y media (y eso que en ese momento tenía apenas 57 años).
Las siguientes décadas fueron con altibajos. En 2004 se publicó un disco llamado Last Man Standing, de duetos con celebridades como Little Richard, Chris Isaak, Mick Jagger, John Fogerty, Jimmy Page, Bruce Springsteen, Ringo Starr, Neil Young, Keith Richard, BB King y Buddy Guy.
Premiado
Hace apenas 10 días, se lo pudo ver en su casa, en la cama y ya con su salud deteriorada. Fue cuando recibió la distinción de haber sido inducido al Salón de la Fama de la música Country. Y la condecoración había llegado de manos de otro artista de gran reconocimiento, Kris Kristofferson.
El posteo fue acompañado por el siguiente texto: “Jerry Lee Lewis finalmente fue incluido en el Salón de la Fama de la Música Country. El legendario Jerry Lee estaba demasiado enfermo de gripe para asistir a la ceremonia. Su querido amigo @kristofferson aceptó en su honor de @officialhankjr y Kris y su esposa Lisa fueron lo suficientemente amables como para conducir hasta Memphis y presentárselo a Jerry Lee en persona. Te amamos, Kris, muchas gracias, y muchas gracias a todos los millones de fanáticos que apoyaron este esfuerzo, compañeros del Salón de la Fama y artistas, @officialcmhof y el personal y @cma por honrarlo”.
También se publicaron las palabras de Jerry Lee: “Queridos amigos y fans en Nashville: es con profunda tristeza y desilusión que les escribo hoy desde mi lecho de enfermo, en lugar de poder compartir mis pensamientos en persona. Intenté todo lo que pude para desarrollar la fuerza para venir hoy. Lo esperaba con ansias desde que me enteré a principios de este año. Mis más sinceras disculpas a todos ustedes por perderse este excelente evento, pero espero verlos a todos pronto. Ser incluido en el Salón de la Fama de la Música Country es el mayor honor en la música Country”.
“A lo largo de más de 60 años cantando música profesionalmente, el country siempre ha sido el género en el que me sentí más en casa, entre mis compañeros artistas, la radio y los involucrados en la industria. Me siento honrado de ir al Salón de la Fama con algunos de mis héroes, Hank Williams Sr., Jimmie Rodgers, entre otros, sin mencionar tantos amigos increíbles que han sido tan buenos conmigo a lo largo de los años. Gracias a todos por su apoyo y amor y por elegirme en el Salón de la Fama de la Música Country y, sobre todo, gracias a Dios por permitirme experimentar este honor mientras todavía estoy aquí. Como no pude estar en persona con ustedes hoy, le pedí a uno de mis amigos más cercanos y queridos que aceptara este gran honor para mí, y él no es ajeno a este proceso: el legendario Kris Kristofferson”, finalizaba la publicación.