"Muñeca brava", telenovela en estado puro

La telenovela en estado puro. Eso es "Muñeca brava", empeñada en llevar hasta el extremo todos los elementos básicos del género, acentuando la identidad de un modelo que más se luce mientras más fiel a sí mismo se mantiene.

En su despliegue de convencionalismos (que los seguidores a este tipo de propuesta siempre celebran si son bien utilizados), a "Muñeca brava" le sobran atractivos para explotar, a partir de la historia de una niña pobre y huérfana, cuyo secreto origen la llevará a la casa de una familia rica cargada de conflictos, secretos y mentiras entre sus miembros.

Contrastes

La historia marca el contraste entre los espacios abiertos y libres en los que se mueve la huérfana Milagros (que Natalia Oreiro compone con desparpajo y naturalidad) y el lujo vacío de la mansión de los Di Carlo, cuyo heredero se siente atraído por la joven que se viste como un varón, se hace llamar Cholito y se entrevera en partidos de fútbol.

Es cierto que la relación entre Milagros e Ivo (Facundo Arana, todavía algo envarado) se presentó con alguna desprolijidad y que el personaje de Oreiro puede hacerse creíble aún sin trazos tan exagerados como los que entrega, pero no es menos cierto que el libro de Torres dosifica los conflictos, los desenvuelve de a poco con la ayuda de muy buenos actores de reparto (la espléndida Fernanda Mistral, Arturo Maly, Lydia Lamaison) y los sazona con toques de humor casi surrealista, a cargo de Gino Renni y Marcelo Mazzarello, más contenidos que otras veces.

"Muñeca brava" no tiene secretos y tiene muchos puntos de conexión con los anteriores -y buenos- trabajos en el género que Torres entregó con Andrea del Boca como protagonista.

En definitiva, esta propuesta no se aparta de los ejes básicos del género ni en materia de contenido (no le falta nada) ni en términos de audiencia. Pasará indiferente frente a quienes las telenovelas no le mueven un pelo, pero no defraudará a los seguidores del género. Sin dudas.

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