La banda de Los Angeles se presentó ayer (repite hoy) en el estadio Malvinas Argentinas ante 5 mil personas, con Buckcherry como banda invitada; antes dio una conferencia de prensa
El final (que es de donde partió)
No les hace falta mucho para gustar. Con 30 años de carrera transitados entre descontroles y excesos varios, los Mötley Crüe ya conocen todos los yeites de su oficio, y poco les queda por hacer más que seguir rockeando como si fuera el primer día. Sí, están más viejos y gordos, pero sobre el escenario no se nota. Aunque parezca más una tía copada que aquel muchacho rubio y delgado de los ochenta, la voz de Vince Neil sigue intacta, aún mientras corre y agita de un lado al otro del escenario. Tommy Lee es el que empuja a la banda a fuerza de golpes y patadas, que se sienten en el pecho como si él te las estuviera dando directamente. Nikki Sixx –el alma, el más Mötley de los Mötley- es el único que sigue pintándose la cara y juega a tener 20 años otra vez durante todo el show. Y Mick Mars, bajo su galera y su tapado de cuero, es la mano ejecutante de esos riffs eternos, que resisten el paso del tiempo, de las generaciones y las modas. Son todos y son cada uno.
Como era de esperarse (el setlist fue elegido por los fans) el show tuvo el aroma de un greatest hits de todas sus épocas. No faltaron "Wild Side", ni "Shout at the Devil", ni "Same Old Situation", ni "Dr. Feelgood", ni, ni, ni… Mötley Crüe tiene suficientes canciones como para entretenerse un largo rato, y aún así despacharse con "Smokin’ in the Boys Room", cover de Brownsville Station sin que desentone. También, claro, "Girls, Girls, Girls", "Kickstart my Heart" y "Don’t Go Away Mad". Y más, en la hora y media de puro rock al palo, sin interrupciones.
Si bien estuvo el clásico solo de guitarra de Mars, tan típico del género y que sólo los guitarristas con buena dosis de leyenda acostumbran a hacer, no estuvo el de batería, aunque sí una suerte de stand-up de Lee, que se encargó de agitar (todavía más) y de tirarle flores al un público que sólo llenó poco más de la capacidad del estadio Malvinas Argentinas. (¿Habrá sido el de Mötley Crüe el primer show víctima de la superposición de fechas de conciertos?)
Mötley Crüe cumple lo que promete, no empacha, no cansa ni aburre. Es sólo rock and roll, del que gusta y entretiene.
Más temprano
Pocas horas antes del show, los cuatro músicos de Mötley Crüe brindaron una conferencia de prensa en el hotel, en la que dieron algunas pistas sobre qué les deparará el futuro después de esta gira. En la voz de Nikki Sixx, quien tomó la palabra para responder casi todas las preguntas, la banda dijo que recién en 2012 empezarán a grabar el próximo disco, que no tienen ni la menor idea todavía de cómo será su sonido, y que no estará relacionado con The Dirt, la película, que sí es una realidad y está en etapa de producción. También dieron algunas precisiones sobre la próxima gira por los Estados Unidos, que compartirán junto a Poison y The New York Dolls. "Le preguntamos a los fans con quiénes les gustaría vernos en un tour, y como los Dolls fueron una gran inspiración para nosotros, y Poison está cumpliendo 25 años de carrera, nos pareció buena idea hacerla".
Tommy Lee (el que mejor se mantiene de los cuatro, sin dudas) recordó la épica noche de 2008 bajo la lluvia, y que le encantó ver que a pesar de eso, el público seguía saltando y cantando como si nada. Hubo palos para las compañías discográficas ("No creemos en los grandes sellos, se preocupan más en pagarle bien a sus ejecutivos que en tratar bien a los músicos") y flores entre ellos, cuando Mick Mars (el Mötley de más bajo perfil) se mostró orgulloso de haber sobrevivido a sus compañeros. "Los crié y los vi crecer, son como mis hijos".
Al principio
¿Hay acaso otro grupo mejor que Buckcherry para empezar a calentar el ambiente de un show de Mötley Crüe? La banda de Josh Todd demostró haber aprendido bien de aquella escuela de rock sucio y sin sutilezas que los maestros Mötley Crüe, Guns N’ Roses, Kiss y AC/DC supieron forjar. Desde el comienzo con "Dead" y "Rescue Me", pasando por "It’s a Party", el hit "Lit Up", la rocanrollera "Next 2 You" y hasta el final de "Sorry" y "Crazy Bitch", los Buckcherry salieron a exhibir sus credenciales rockeras, sin preocuparse por su imagen ni por convencer a los cuarentones que había en el Malvinas Argentinas de ser los novios indicados para sus hijas. No, nadie entregaría a su princesa a un tipo como Todd, que recuerda al Scott Weiland o al Axl Rose más reventados, pero que es un frontman con una gran presencia, y unas cuantas buenas canciones con alma de hit para regalar. Con sólo diez temas, Buckcherry logra dejarte con ganas de más, y viendo cómo viene posicionada la Argentina en cuanto a giras, ojalá no sea su última visita.
Por Leonardo Ferri
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