La cantante, compositora y artista plástica nacida en Chile y radicada en México habló con LA NACIÓN sobre su nuevo trabajo y cómo vive esta nueva etapa de su vida
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Mon Laferte conversa con LA NACIÓN instalada en su casa del Distrito Federal mexicano, su otra patria, luego de la ciudad chilena de Viña del Mar, donde nació hace cuatro décadas. La charla transitará por varios tópicos, pero, desde ya, el foco inicial está puesto en la presentación de Autopoiética, su octavo disco, que se plasmará este jueves 4 de abril con un gran concierto en el Movistar Arena de la ciudad de Buenos Aires, dentro del marco de un tour -que comenzó el 29 de febrero en Puebla- e incluye 40 fechas por escenarios de los Estados Unidos -Boston, Nueva York, Los Ángeles y San Francisco- y Latinoamérica -Montevideo, Santiago y Bogotá-, entre muchos otros destinos.
“Es muy emocionante estar de tour, me encanta viajar, disfruto mucho estar en el escenario”, explica la intérprete ganadora de cuatro premios Latin Grammy, pero, inmediatamente remarca los cambios que ha sufrido en su vida. “Es un tiempo de contradicciones porque si bien me gusta mucho cantar, hora que soy mamá me debo dividir, termina el show y tengo que volver a cuidar a mi bebé. Me apasionan mi trabajo y los viajes, pero viajar con la familia se hace difícil, aunque yo lo quiero todo en la vida”.
-Más allá de evoluciones y modificaciones en los roles antes asignados a la mujer y al varón, existe un espacio dentro del maternar que sigue siendo insoslayable para la mujer.
-Lo social ha ido cambiando, pero nos vamos sumando responsabilidades. Hay una cosa que tiene que ver con la conexión celular de la mamá con sus hijos en una primera etapa, es algo animal. Necesitas estar con tu bebé y él te necesita a ti.
Lo nuevo
“Me encanta el concepto y el diseño del escenario que hemos logrado; es la primera vez que canto con bailarines”, explica la artista, sorprendida aún por su propia decisión de mostrarse acompañada ya no solo por su banda.
Cantante, compositora y pintora, ha plasmado sus ideas tanto en los pentagramas como en los lienzos. Esa inclinación por la manifestación a través de los lenguajes de la plástica la llevó siempre a hacer hincapié en su búsqueda estética, tanto personal como en lo conceptual del arte de sus discos y puesta en escena de sus conciertos. Esta vez, potenció todo eso con el trabajo de Nicolás Boni, escenógrafo de notable trayectoria que ha trabajado en diversos teatros como la Zarzuela de Madrid, el Municipal de Santiago de Chile, la Opera de Tours y de Niza, el Municipal de San Pablo, el Teatro Solís de Montevideo y el Teatro Nacional de Lima.
“Es argentino y no quiero dejar de mencionarlo, viene del mundo de la ópera y fue quien hizo el diseño de escenario. Como verás, estoy pasándomela muy bien, me estoy divirtiendo mucho con este tour”, remarca.
El concepto Autopoiética, que da nombre a su disco, encuentra en Mon Laferte la posibilidad de hablar de la regeneración celular permanente, algo que considera una manifestación similar a su capacidad de reinventarse una y otra vez. A los 40 años, Norma Monserrat Bustamante Laferte, la notable artista que comenzó a ganar fama cuando formó parte del staff del programa chileno Rojo fama contrafama, también habla de madurez, de entender la vida desde un prisma distinto, donde ya ha cimentado un pasado de solidez que le permite pisar su presente con otros anclajes.
-Aristóteles, en su Poética, se refiere al concepto griego de “poiesis”, desde la estructuración que hace del arte y la posibilidad de generar sentido desde la creación. ¿También podríamos pensar el nombre del disco y del tour desde ese punto de partida?
-Los seres vivos tenemos la capacidad de regenerarnos a nivel celular, pero, como la vida busca aliados, tomo el término desde lo metafórico. Hablo sobre mí, sobre mi experiencia de ser mujer, qué me pasaba en 2023 -cuando hice el álbum- siendo madre y artista, y teniendo la capacidad de reinventarme constantemente, de recrear el personaje y de inventar uno nuevo en cada álbum. Creo que, en el día a día, nos pasa y nos atraviesa a todos, te levantas y, a veces, no puedes con la vida, estás agotado o agotada, pero sigues adelante, te aferras a la vida y buscas las maneras de sentirte mejor.
-¿Cómo dialogan esas ideas con el concepto “Obra de Dios”, un sencillo de poderosas resonancias en su letra?
-Esa canción la escribí con el álbum ya terminado y va en la misma línea de la Autopiética, en el concepto de la autoaceptación, pero no desde un lugar Disney, donde me diga a mí misma que soy hermosa, perfecta y que todo está bien, tipo redes sociales.
-¿Qué tipo de ideas interpela el tema?
-Me refiero a la autoaceptación con todos los matices, con la oscuridad. Está bien no sentirte bien y tener días de mierda. No importa cómo seas, eres una obra de Dios y pensando en Dios no como algo religioso, sino como parte de este planeta.
-Hay un sistema de redes sociales que impone un modelo de existencia ficticio, inventarse el propio cuento de la felicidad para mostrarlo, una trampa que no permite opciones como la decepción.
-Te dicen que todo el tiempo tienes que pensar en “vamos a estar bien”, “vamos a lograr el éxito”, “levántate a tal hora”.
-Incluso esta emboscada exitista debe pesar también en personas que han logrado algunas de sus metas con notable repercusión, tal tu caso.
-Es mucha presión. Hay días en los que una quiere levantarse y otros en los que no quiere salir de la cama y está bien que así sea. Soy una persona que se hace cargo de su salud mental, voy a mis terapias, me he terapiado mucho en la vida; pero puedo sentirme decepcionada, triste, deprimida o, simplemente, no quiero hacer nada y está bien.
“Obra de Dios” justamente va en busca del desenmascaramiento de algunas oscuridades entendiéndolas como parte inevitable de la existencia, a partir de un sonido trip-hop y electrónico. El video del material fue rodado en Berlín, dirigido por Camila Grandi, con estética “retrofuturista”, donde la artista acciona junto a Young Boy Dancing Group.
Desde el feminismo
-Pensando, justamente, en lo arbitrario de los mandatos sociales y la impunidad que da el anonimato en las redes sociales, he leído que algunos colectivos que se autoproclamaban feministas -en una clara alteración del concepto feminismo- te juzgaban por tu casamiento y tu maternidad como una contradicción con tu militancia.
-En primer lugar, no soy militante, no me gustan las etiquetas. No estoy militando porque, en verdad, no dedico mi vida a eso; pero sí se puede decir que soy feminista porque creo en la igualdad de derechos. Hay muchos tipos de feministas, están las de la ciudad, las indígenas, las capitalistas; pero no conozco un tipo de feminismo, o no estaré suficientemente informada, que castigue el hecho que te cases. Una feminista real cree en la libertad de lo que una mujer decide hacer con su vida. Hay ideas erróneas, muchas fake news de sectores a los que les conviene desinformar. Hay agendas, políticas, demasiadas cosas de por medio. Mi feminismo, en el que yo creo, plantea que las mujeres tenemos que tener el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y sobre lo que queramos hacer sobre nuestras vidas, nadie puede opinar sobre eso. Y esto va más allá de las mujeres, todas las personas tienen que tener derechos y la libertad absoluta sobre sus vidas. Es equivocado pensar que si eres feminista estás invitando a todo el mundo a abortar. A veces me llegan mensajes donde me dicen “que bueno que ya cambió su idea sobre el aborto y fue mamá”. No, no he cambiado mi idea, sigo creyendo en que las mujeres, si es que queremos abortar, tenemos que tener esa opción. Yo no quise abortar, quise tener un hijo y soy muy feliz siendo madre porque lo decidí, pero creyendo que tenemos que tener el derecho de abortar si es que así lo deseamos.
El músico mexicano Joel Orta Oviedo -integrante de la banda Celofán- es el esposo de la artista y padre de su bebé, también llamado Joel y nacido en febrero de 2022.
La charla finaliza con el deseo del pronto reencuentro con el público argentino. “Me encanta visitar Argentina y Buenos Aires es una de mis ciudades favoritas en el mundo, siempre he pensado que debería vivir un tiempo allí”. Se despide con un “bonito día”. Un deseo auténtico y poiético, de manifestación de la posibilidad de la reconstrucción una y otra vez.
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