Subido al micro de gira que tiene a Molotov recorriendo Estados Unidos para presentar su Unplugged MTV: El desconecte editado el año pasado, Paco Ayala, el bajista del grupo, suena apagado desde ese largo loop de rutas, hoteles y pruebas de sonido. "La vida de giras es altibajos constantes", dice. "Comes donde sea, lo que sea, a la hora que sea. Te la pasas esperando. Hasta que a la noche la pasas increíble y te vas súper contento a dormir a donde te toque dormir, y después de nuevo todo el mismo ciclo".
Desde la salida de Agua Maldita, su último disco de canciones nuevas lanzado en 2015, el grupo básicamente se la pasó girando. En el medio, la edición de El desconecte y de Dónde jugarán lxs niñxs -un registro en vivo en el Palacio de los Deportes como festejo por los 20 años de la salida de su disco debut-, no hizo más que intensificar el ritmo de presentaciones del grupo; un estado de caos y desgaste que ya ha puesto en jaque el futuro de Molotov en más de una oportunidad. "La relación humana aquí se trabaja al cien, sabes. Hay que hacer lo que sea para mantener el barco estable, porque la gira te quema el cerebro y la energía", dice Paco a RS, antes de volver a la Argentina para tocar el 12 de septiembre en Rosario y el 14 en Museum Live de Buenos Aires. "Yo creo que lo que más nos mantiene unidos, y es de las cosas que mejor nos salen, es el escenario, es tocar en vivo; eso nos acomoda. A veces decíamos que era muy cliché eso de ‘el escenario es lo más sagrado’, pero sí, es cierto, es verdad".
¿Cómo funcionó internamente el hecho de tener que reversionar esas canciones para el Unplugged? ¿Lograron descubrir algo nuevo dentro de esos clásicos?
Fue una linda experiencia. Creo que a "Gimme tha power" nunca la hemos dejado de tocar, así que es uno de esos temas que naturalmente te llegas a cansar de alguna forma. No es que se hagan aburridas, pero sí creo que refrescándolas en el Unplugged pudimos revivirlas. Incluso creíamos que eran canciones que no tenían otra forma de ser interpretadas, pero nos dimos cuenta de que estábamos equivocados. Fue un buen ejercicio, algo enriquecedor para el grupo.
También festejaron las dos décadas de Dónde jugarán los niñas. ¿Cómo ves ese disco ahora? ¿Cuál creés que haya sido la clave de su éxito?
Yo creo que pasaron muchísimas cosas. Por un lado, hubo una compañía transnacional que de repente firmó a una banda que en sus conciertos la gente se quejaba porque pagaba una entrada para que le terminaran cantando en la cara "chinga tu madre". Empezamos vendiendo 50 boletos, después vendíamos 100, y después vendíamos 1000; todo eso sin siquiera un disco en el mercado. El país estaba de cabeza, de otro modo. Y la censura acabó siendo también un gran aliado porque el disco, incluso antes de que acabara saliendo, ya cargaba con ese morbo de "¿qué tendrá?". Era increíble porque había discos de música tropical donde salían en las portadas chicas totalmente desnudas, pero éste era el disco que estaba censurado. Y después, en la parte artística estuvo el gurú Santaolalla. Todas las cosas parecieron juntarse en ese momento.
Las polémicas sobre Molotov se mantienen hasta hoy, pero sin embargo ustedes jamás dejaron de tocar canciones como "Puto", ¿por qué?
Creo que se entiende por supuesto que la igualdad de género, la igualdad en todos los sentidos, es importantísima. Ese disco, para bien o para mal, ya está grabado y no va a dejar de existir; las canciones no se van a descomponer, ahí están hechas y seguimos tocándolas porque de alguna forma también son parte de lo que somos. Esté bien o mal, somos eso y parte de la historia de la banda está grabada en esos álbums. Se trata de encontrarle la parte irónica y sarcástica de las historias que se cuentan en las canciones. Creo que a partir de eso son menos problema.
Siendo una de las bandas de rock más representativas del continente, ¿cómo ven lo que está pasando en la región con el éxito de la música urbana, el reggaetón y el trap?
Yo creo que tienes que de alguna forma entenderlo, adaptarte a lo que pasa, como con las redes sociales y las plataformas digitales. Te guste o no, lo tienes que entender, y como hay gente que lo consume y hay gente que sí es fan de ese estilo, ahí están. Los festivales grandes de rock hoy los cierran reggeatoneros, o bueyes con trap, y es esta generación la que está buscando y poniendo a esos artistas ahí. Hay espacio para todos: si te gusta, consúmelo y disfrútalo.
¿Estás al tanto de la situación política en Argentina? Llegan en un momento caldeado de crisis y a muy poco de las elecciones presidenciales...
Sí, lo sabemos bien. Nos preocupa obviamente no solo por el público que siempre nos ha seguido y apoyado, sino obviamente por el país entero, en la situación en la que se encuentra. Yo creo que de nuestra parte, nuestra propuesta musical es ir a apoyar con algo de rock and roll a la gente que está sufriendo esta crisis. Es bueno que todavía haya chances de regresar, que el país dé para que la gente se pueda divertir un rato. Nosotros desde acá respetamos lo que está pasando y obviamente que queremos un país más justo, con más derechos y justicia en general.
Con sus colores y características, es un panorama que se extiende por buena parte del continente, eso lo deben ver muy bien en sus giras.
Es que a todos nos toca lo mismo. De repente te das cuenta que ya no hay ni derecha ni izquierda, o hay dos izquierdas; es muy confuso todo. Estamos llenos de información sesgada. Te empiezas a preguntar si vivo acá o no, empieza a ser irreal la situación en cada país, en cada historia. Pero yo creo que le corresponde también a los ciudadanos unirse, agarrar fuerza, tener huevos para hacer lo que se tenga que hacer para que salga adelante el país. Lo digo en nuestro caso como mexicanos, y ustedes allá, previo a las elecciones.
El poder del pueblo, algo sobre lo que ustedes escribieron bastante.
Sería increíble alcanzar eso, casi tan utópico como pensar que el siguiente que esté a cargo realmente va a agarrar las riendas de un país y sacarlo adelante. No entiendo por qué, si para eso se vota y esa confianza en el voto queda comprometida, pero en el momento en el que entran a gobernar empiezan a hacer todo lo contrario a lo que te habían dicho que harían. Es triste pero es real.
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