A 25 años de Play, el álbum que le dio fama mundial, el cantante y músico estadounidense lanza este viernes Always Centered At Night, su regreso discográfico; sus lazos con el país, su mirada sobre la música actual y el particular tour que emprenderá tras 10 años sin salir de gira
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Desde que editó su primer disco en 1992, Moby no paró de hacer (y pensar en) música. Tanto es así que el recién estrenado Always Centered At Night es el álbum número 22 de su discografía. Como en cada una de las anteriores, esta entrega fue trabajada a partir de una idea, que no es necesariamente un concepto. “Hay un aspecto nostálgico”, le dice Moby en conversación telefónica a LA NACIÓN. “Me encontré escuchando música dance, pero de la época en la que ni siquiera se llamaba así. Me refiero a DJ como David Mancuso o Larry Levan y más artistas de los 70 y los 80 como Grace Jones, ESG o Liquid. Y me volví a enamorar de ese costado naive que tiene mucha de la música de este tipo. Entonces este disco es el resultado de intentar recrear esas experiencias aunque sabiendo que es desde un costado muy subjetivo”.
Nacido en Nueva York en 1965, Moby es un enamorado de su ciudad y los sonidos que la visten. Always Centered At Night parte del recuerdo de sus caminatas por el Lower East Side en busca de disquerías y bares donde escuchar música nueva. Pero lejos de intentar recrear un sonido, se enfocó en recrear la sensaciones que le provocaba ese momento. “La música dance de esos años era una especie de música underground ecléctica en la que, al menos en Nueva York, la gente podía bailar”, recuerda. “El Lower Manhattan en los 80 estaba casi despoblado, era extraño y daba miedo caminar por ahí; estaba repleto de artistas y de drogadictos y también lleno de sonidos interesantes que salían de las disquerías y de los bares. Entonces este disco trata de recrear esa sensación de caminar por ese barrio y entrar en alguna disquería poco convencional en el East Village o un bar y que te sorprendan y seduzcan las canciones que escuchabas”.
–¿Cuánto interés tenías en trabajar la nostalgia desde algo más abstracto y no desde la recreación de un sonido retro?
–Sé que muchos artistas inspirados en la nostalgia tratan de sonar como determinado período, sea usando viejas cajas de ritmo o sintetizadores de época. Que me encanta, claro, pero en este caso fui más por el sentir lo que me pasaba cuando descubría nueva música en mi juventud. Así que no es necesariamente una cuestión de género o sonido sino más bien de sensaciones. Además quería hacer un disco de música electrónica que no pueda etiquetarse en un solo estilo. Amo la libertad que se tenía en los 70 y 80, podías hacer cualquier tipo de música que no estaba definida por un género específico. Cuando escuchás a “Pull Up To The Bumper”, de Grace Jones, ¿es R&B?, ¿es disco?, ¿es reggae?, ¿es funk?, ¿es soul? Era todo eso. Y extraño un poco eso, vivir en un mundo que no sea definido tan rígidamente por los estilos.
–¿Cómo ves el panorama hoy en cuanto a estilos y géneros?
–Bueno, entiendo que es conveniente que haya categorías. Hay muchísimos músicos exitosos que eligen un género y no lo cambian nunca. Entonces, es un buen camino, podés hacer carrera. Cuando empecé a hacer música, decidí que no iba a elegir un género y quedarme, y obvio que eso confundió mucho al público, pero lo he sostenido durante tanto tiempo que creo ya me gané el derecho a no ser limitado por los géneros. A veces grabo con orquesta, a veces con una banda punk, a veces hago house. Es una libertad que potencialmente puede confundir, pero me da mucho en el aspecto creativo, me mantiene interesado. Pienso que si alguien decide hacer heavy metal durante 20 o 30 años, ¿no te interesaría hacer otra cosa? Y aclaro que amo el heavy metaI. No entiendo esas rigideces de la misma manera que no entiendo a los productores que solo hacen house.
–Mencionás el heavy metal y en el documental de Woodstock 99 decís que el nü metal se apropió del hip hop pero no reparó en las sutilezas del género. ¿Qué tan importante creés que es para un músico interiorizarse en cuestiones históricas y de análisis para evitar abordajes superficiales?
–La respuesta a esta pregunta puede tener muchas capas. Porque hay cuestiones de género, psicológicas y normativas que subyacen. Como sabemos los hombres en general les cuesta mucho mostrarse vulnerables, incluso bailar o mostrarse sensuales. Son mejores en estar a la defensiva, esconder sus miedos, mostrarse fuertes. Entonces, cuando hablás de hip hop, hay que entender que en sus primeros años era casi música disco. Ibas a los lugares donde sonaba hip hop y sí, por momentos podía intimidarte, pero era todo celebración, gente bailando por todos lados. Sonaba Chic... Pero luego, las grandes discográficas y los estadounidenses blancos se metieron y lo convirtieron en enojo y furia. Sé que ya antes el hip hop podía ser agresivo, pero tenía muchísimo más funk, R&B y disco. Tenía algo muy femenino. Pero los blancos se metieron y me siento raro diciendo esto, porque yo soy un estadounidense blanco, así que en parte soy un representante; pero le sacaron la sensualidad, la vulnerabilidad y la celebración. Y cuando una banda de rock blanca se apropia del hip hop, le saca todas las sutilezas. Para ser justo, voy a decir que algunas canciones de Kid Rock o Limp Bizkit me resultan divertidas, pero hicieron que la música disco se volviera un enojo. Y pude ver eso de primera mano en Woodstock 99. Volvieron violenta toda una cultura. Y aunque veo que hoy en día las personas están más abiertas a las identidades de género y disidencias, en esa época era preocupante ver que la música alternativa y el hip hop eran la música de los supremacistas de derecha.
–¿Creés que en la música mainstream actual predominan los discursos violentos y falta ternura?
–Sí, definitivamente. Aunque es una trampa hablar en general porque hay mucha música moderna que me gusta. Pero la pregunta es: ¿Dónde están las canciones hermosas que te hacen llorar? Sé que las hay, pero definitivamente no son mainstream. ¿Dónde está la belleza genuina? Antes teníamos a John Lennon, Nick Drake, Joy Division, Marvin Gaye. Hay tanta belleza en la música. Había mucha ternura. Y de vez en cuando veo alguna canción que me parece hermosa, pero la mayor parte del tiempo parece que la gente quisiera, y no quiero generalizar y criticar todo, pero parece que solo quieren que la música sea algo divertido y liviano para escuchar de fondo mientras están en TikTok, jugando al Fortnite o chateando con amigos. Y es un poco triste porque la música puede ser mucho más. Podríamos tener otro “Imagine” de John Lennon si la gente estuviera dispuesta a sentarse y escuchar.
–Es como si la música hubiese perdido el poder de generar discusión. Los nuevos lanzamientos quedan en el olvido a la semana...
–Sí, y no quiero sonar como un viejo renegado, pero crecí con música que cuestionaba el statu quo, las normas, desafiaba todo. Hoy parece que trataran a todos como consumidores estúpidos y no hay política, no hay cuestionamientos. Me pregunto a dónde están los Chuck D, Neil Young, Marvin Gaye, Janis Joplin o Billie Holiday de esta generación. ¿Por qué todos escriben canciones sobre estar o no en una relación?
–Se cumplen 25 años de Play, que tiene “Natural Blues”, tu tema más conocido. ¿Cómo pensaste la música de ese tema una vez que encontraste esa vieja melodía folk?
–Cuando era muy chico estaba desesperado por ser un gran cantante. Pero ya en la secundaria me di cuenta de que no iba a lograrlo. Soy un cantante promedio. En una escala del 1 al 10, soy un 4. En los 90 empecé a grabar discos y supe que quería tener voces lindas en mis temas. Entonces tenía que aprender a trabajar con cantantes invitados o con samples. Cuando encontré esa grabación de Vera Hall me enamoré, así que compuse la música pensando en que sea un tributo a su voz. Los músicos tienen mucho ego, yo lo tengo, de hecho, pero siempre tengo que recordar que no se trata de mí, se trata de la música y de la gente que te escucha. Es gente que compra una entrada y que está en busca de una experiencia emocional. Mi trabajo es respetar al público y darles una experiencia que no se trate de mí.
–Vas a volver a salir de gira después de 10 años, de hecho. ¿Por qué decidiste volver a girar?
–Toqué bastante este tiempo, pero solo fueron pequeños shows para recaudar fondos para alguna organización. Tocaba en el patio de la casa de alguien. Uno de los últimos shows que di antes de la pandemia fue con una guitarra acústica para niños de 4 años en la fundación de un amigo que tiene una escuela de enfermería. Son mis shows ideales: aparecer con una acústica y tocar algunas canciones, tomar una limonada y volver a casa. Solo quiero tocar para apoyar causas que me gusten. Muchas veces quisieron convencerme. Girar, ganar dinero y que la gente te aplauda. Pero no, nada de eso me interesa. Hasta que me propusieron que toda la plata de la gira fuera a una organización por los derechos de los animales. Era lo único que podía hacerme cambiar de opinión. Voy a donar todo. Cuando la gira termine, voy a tener menos plata que cuando la empecé. Y para mí eso tiene sentido. Es a lo único que no puedo decir que no. Porque si digo que no, las organizaciones van a tener menos dinero, y eso está mal.
–¿Existe la posibilidad de que vengas a la Argentina?
–El único problema con Argentina es que queda muy lejos de donde vivo. La última vez que estuve me di cuenta. Creo que hay algo en la forma en la que están hechos los mapas y globos terráqueos que engañan. Pensaba que ir a la Argentina era como ir de Nueva York a San Francisco, pero no (risas). Ese es el problema. Pero tengo familia allí y amo Argentina. [N. del R.: La próxima oración la dice en español] No puedo hablar mucho en español, es una lástima, pero mi familia es de Buenos Aires. Es una larga historia pero, es relevante para estos tiempos que corren. Mi tío nació en Buenos Aires, era hijo de un rabino ortodoxo, y su mamá se mudó de Argentina a Israel. Luego de Israel a Estados Unidos. Después a Argentina de nuevo y después desde Argentina volvieron a Estados Unidos manejando, algo que no sabía que era posible. Así que mi familia tiene raíces argentinas y me da vergüenza no saber español para poder tener conversaciones con ellos.