Un programa de televisión que lleva 52 años en el aire con emisiones en vivo que se extienden por tres horas. Al frente del mismo, una conductora que, con sus 93 años, se acerca a paso firme al siglo de vida y sin indicios certeros de querer abandonar su liderazgo. La misma animadora que inspiró el formato, en 1968, cuando todavía se dedicaba a actuar en cine y teatro, hoy sigue siendo el referente indiscutido a la hora de almorzar o cenar en televisión, como excusa para desarrollar entrevistas del más diverso tono. Cientos de miles de programas emitidos y una incalculable cantidad de invitados: ¿50.000? ¿Acaso más? La historia bien podría haber sido escrita por Ray Bradbury o Isaac Asimov. Pero no se trata de ciencia ficción. Las cifras sorprenden cuando se las enuncia en blanco sobre negro. Mirtha Legrand es la responsable de un récord que, seguramente, sea una marca única en la televisión internacional. Y va por más.
Este domingo 8 de marzo, a las 13, por la pantalla de eltrece, Almorzando con Mirtha Legrand iniciará su temporada 52. "Debo estar en los Guinness porque las conductoras grandes ya se han retirado todas", dirá la diva a LA NACIÓN en un alto de la vorágine de los días previos a un nuevo debut. Aún le resta la prueba de vestidos y una reunión de producción con sus colaboradores cercanos. No le asusta la presión. Al contrario, disfruta engolosinada de este regreso, luego de dos meses de ausencia, debido a que el canal consideró altos los costos que implicaban la salida al aire desde Mar del Plata, como era costumbre cada verano. Aunque ella, indomable, igual se escapó hasta la ciudad balnearia para ver teatro y dejarse saludar por el público que la aguardaba en la puerta de cada sala como broche después de la función.
–Mirtha, ¿cómo se hace para mantener la pasión, el deseo, la llama encendida por el trabajo y por la vida?
–Vos lo dijiste, con pasión. Me encanta lo que hago. Me gusta trabajar, estar en contacto con la gente. Siempre quise ser famosa y destacarme. Me gusta ser Mirtha Legrand.
–El orgullo de la construcción propia...
–Yo comencé en el cine, tengo un historial cinematográfico importante. Después llega la televisión. Como digo siempre, soy un producto cinematográfico. Tengo una larga carrera, la hice sin hacerle daño a nadie. Siempre sola. También he tenido mis fracasos, no todo ha sido éxito. Volviendo a tu primera pregunta, no hay una fórmula para estar como estoy.
–¿No me esconde ningún secreto?
–Es algo natural, genético.
–El rol de actriz tiene determinadas exigencias. El de conductora, con una marcada impronta periodística, conlleva otros requerimientos. Usted se ha balanceado muy bien en ambas disciplinas.
–Son dos roles muy diferentes. Para hacer el programa, además de estar bien físicamente, trato de estar aggiornada, preparada. Me gusta saber todo, leer, conocer quién es quién. Soy una mujer muy inquieta. En una reunión, si nombro a alguien que nadie sabe quién es, paso a otro tema. A mí me gusta que la gente esté bien informada.
–En ese sentido, usted demuestra siempre estar muy al tanto de la biografía de cada uno de los invitados de sus programas.
–Conocer su historia es una manera de homenajear al otro.
En el Día de la Mujer, la dama de la televisión retomará la conducción con su tradicional espacio de los mediodías. El sábado siguiente será el turno del debut de La noche de Mirtha, el programa nocturno que conduce desde hace varias temporadas. Ambos son producción de StoryLab, la compañía que lideran su nieto Nacho Viale y Diego Palacio. Una de las novedades de este año es que no habrá un solo chef a cargo de las recetas que degustarán los comensales invitados y la diva anfitriona. Cada mes, un cocinero diferente será el encargado de seducir con sabores, aromas y texturas. Durante marzo, el italiano Donato de Santis será el encargado de apostar por algunos de esos platos que conforman la identidad de su menú. La comida siempre fue un atractivo del programa. Al punto tal que la plataforma Recetazas, en la que se acumulan recetas y secretos gastronómicos, ya cuenta con más de 371.000 seguidores.
-De aquel Almorzando con las estrellas de Canal 9 al Almorzando con Mirtha Legrand del siglo XXl, hay medio siglo de acontecimientos sociales, políticos y culturales. Desde su programa, usted fue testigo del pulso del país...
-Tanto los almuerzos como las cenas son un termómetro de lo que sucede. Indudablemente, se ve reflejado en el programa el acontecer de un gobierno, de la sociedad.
-Los años en el aire convirtieron a Almorzando con Mirtha Legrand en un ciclo icónico. ¿Lo percibe así?
-Sí, me doy cuenta de eso. El programa se ha convertido en un clásico.
-Más allá de las bromas que usted juega, desde hace décadas, con su retiro de la televisión, ¿pensó formalmente en dejar el medio?
-Cada año pienso en retirarme y digo que es el último año, que ya estoy grande.
-No la intuyo muy convencida de eso...
-Estoy grande, pero estoy bien. Mi cuerpo y mi cerebro están bien, entonces por qué no voy a seguir.
-Cuando Mirtha decida retirarse, si es que eso sucede alguna vez, ¿se acabarán los almuerzos o pasarán a ser conducidos por su hija, Marcela Tinayre o por su nieta, Juana Viale? Ambas la reemplazaron en alguna oportunidad.
-Juana me dijo después de conducir los almuerzos: "Abu, es la última vez". Y Marcela tampoco quiere. Aparecerá alguien, no sé. En mi mente no hay nadie. No es que sea irreemplazable, pero yo estoy muy identificada con los almuerzos y con las cenas de los sábados.
-¿Se sintió, o se siente, copiada?
-Estoy impresionada con la cantidad de programas donde se come. Yo fui la pionera en eso. Está lleno de programas donde la gente se sienta a la mesa a comer. He descubierto que a la gente le gusta ver comer o, mejor dicho, ver a la gente reunida a la mesa. Considero que el invitado es más sincero y más franco cuando está detrás de una mesa.
-A diferencia de una entrevista tradicional, almuerzo o cena de por medio, se genera un espacio de mayor amorosidad.
-Es cierto. Por eso el invitado se abre más íntimamente.
-En la televisión abierta no son muchos los programas con entrevistados de diversos ámbitos que permitan un espacio para la reflexión o el intercambio de ideas. ¿Le resulta complejo moderar ante la diversidad de nombres que la visitan?
-El programa parece sencillo, pero no lo es. Tengo seis personas de diversas actividades y hay que congeniar, lograr que sea dinámico. Me gusta que cada invitado se luzca, hable. Tengo el tiempo para cada persona, es una técnica, pero no es nada fácil, aunque sí muy apasionante. Se descubren personalidades, los invitados que, en otros programas no hablan, en mi mesa se confiesan y sin necesidad de hacer preguntas desagradables.
-¿Qué podría resultar desagradable?
-Sobre sexo no pregunto, no va con mi personalidad.
-¿Tiene enemigos?
-Los debo tener, pero prefiero ignorarlos. No miro nunca para atrás ni para los costados, siempre hacia adelante, es más saludable. Tengo que cuidarme, no quiero que me hagan daño.
La Argentina y los almuerzos
-¿Invitó a sus programas al presidente Alberto Fernández?
-Sí, lo invité y me respondió rápidamente.
-¿Qué le dijo?
-Fue una respuesta afectuosa, muy cálida. Me dijo que por ahora no era posible, que se iba a dedicar solo a su trabajo, a su presidencia y que, más adelante, seguramente iba a ser factible. Explicó que, por el momento, no iba a ir a ningún programa.
-Si bien son pocos los meses que lleva la gestión de Alberto Fernández al frente del Poder Ejecutivo, ¿cómo observa al país hoy?
-Lo veo raro, pero cuando leo todo lo que han hecho... Esta mañana leí que habían dado un millón de tarjetas (alimentarias), eso demuestra que se están haciendo cosas. Es mucho... lo que sucede es que nuestro país había quedado muy herido, muy lastimado.
- Usted apoyó abiertamente la gestión de Mauricio Macri, ¿cómo evalúa sus resultados? ¿Se siente defraudada?
-Fue una decepción y se lo dije al aire a Mauricio, pero hay que tener esperanza, sino se acaba la vida. Todas las mañanas me levanto pensando que la Argentina tiene que salir adelante. Este país es muy rico, no es posible que tengamos la cantidad de gente pobre que tenemos, gente que no come. Le podríamos dar de comer al mundo. Confucio dijo: "En un país bien gobernado, avergüenza la pobreza". Es cierto, nos debería dar vergüenza. De todos modos, soy optimista, aunque la recuperación no será inmediata.
-En su larga vida usted ha sido testigo de las más diversas etapas del país. Vio y escuchó todo.
-Pasé por todos los gobiernos. Viví una Argentina floreciente, rica y poderosa y una Argentina muy lastimada y pobre.
Este país es muy rico, no es posible que tengamos la cantidad de gente pobre que tenemos, gente que no come
-El año pasado, usted y su hermana Goldie sufrieron la pérdida de su hermano José,¿cómo lo recuerda?
-Todas las mañanas pienso en él, lo recuerdo con mucho amor.
-¿Hay algo que la retrotraiga a los momentos compartidos?
-Durante años, minutos antes de salir al aire, sonaba el teléfono en mi camarín. Era él que me decía: "Chiquita, buena suerte para hoy". Nada más. Era todo lo que me decía. Era un ser extraordinario, maravilloso. Un señor. Un hombre inteligente, gracioso, culto. Una maravilla. Yo siempre decía que era lo mejor de la familia. No me haga hablar más porque me hará llorar...
-Mirtha, usted es una mujer de espíritu joven. A los 93 años, ¿con que se sueña?
-Sueño con seguir vigente, pero mi deseo más profundo es que me acompañe siempre la salud. Lo mismo deseo para mi familia y para mis amigos. Ya soy una mujer grande, a esta altura lo que se pide es salud.
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