Millennium: el fenómeno
Se estrenó Los hombres que no amaban a las mujeres, primera parte de la trilogía del sueco Stieg Larsson; su impacto en las redes sociales, su éxito en números, todo en este especial multimedia. Por Milagros Amondaray
Hagamos una prueba. ¿Cuántas veces escuchaste en los últimos meses las siguientes frases y nombres?:
a) Trilogía Millennium
b) Stieg Larsson
c) Lisbeth Salander
d) Los hombres que no amaban a las mujeres
e) La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina
Si la respuesta es "más de 10", entonces sabés de qué estamos hablando. La historia es doble. Por un lado, está la de Stieg Larsson, el autor sueco que concibió la trilogía bautizada Millennium que comprende tres libros no aptos para haraganes de la lectura (vean si no los tomos: no bajan de las 600 páginas): Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire. Larsson, como otro componente que alimenta aún más este frenesí, falleció inmediatamente después de escribir la tercera novela y la leyenda dice que en su computadora personal yace un boceto de la cuarta.
Por otro lado, tenemos la historia de la protagonista de la creación literaria, Lisbeth Salander, una hacker gótica, algo punkie y con actitud de sobra para acompañar al periodista venido a menos Mikael Blomkvist a resolver un crimen. Y habría una tercera historia, la de la primera adaptación cinematográfica de la saga , de la cual dimos cuenta la semana pasada, a propósito de su estreno en nuestro país.
En cualesquiera de los casos (la muerte del autor que no vio el éxito de su obra, la pasión que genera Lisbeth y la película misma) hay una palabra que los atraviesa: fenómeno. En esta nota, un recorrido por el mundo Millennium, desde los foros que se crearon, los elogios que recibió Larsson post-mortem y la repercusión en números.
El fenómeno Millennium en números:
Recorré los puntos geográficos que se mencionan en las novelas:
Soy tu fan: Millennium en la web
Entre los miles de atractivos que nos da la literatura, hay uno que no debería subestimarse: el poder compartir impresiones, intercambiar opiniones, agruparse para la discusión de la lectura. Por eso, no resulta casual que las redes sociales se hayan visto invadidas por Millennium. Si hubo un personaje de la saga que funcionó como catalizador del fanatismo o, que en esencia, lo generó de manera inmediata, ése fue el de Lisbeth Salander, la chica de los piercings y los tatuajes (el más emblemático: el del dragón). Tanto en Facebook como en Twitter, por lo general se respeta una suerte de axioma: hablar de Millennium es hablar de Lisbeth. Incluso el propio Mario Vargas Llosa escribió sobre ella, a quien definió como una hacker "querida y entrañable" y a quien le dio la bienvenida a "la inmortalidad de la ficción".
La prosa simple pero adictiva de Larsson hizo que su trilogía despertara el frenesí (sustentado, claro, por el "boca a boca"), fácilmente comprobable después en los análisis que fueron naciendo acerca del porqué del fenómeno, los despuntes de la vida y obra del escritor sueco , los foros infaltables para dar rienda suelta al fanatismo sin culpas e incluso otros espacios para alimentar la fascinación iconográfica que despierta la serie, donde se descargan videos, wallpapers y mucho más. Asimismo, la editorial Destino armó un sitio web muy llamativo visualmente y dedicado en su totalidad a la bautizada "serie Larsson", con los colores negros y rojos como insignia.
La trilogía de Larsson en las redes sociales:
Las explicaciones del fenómeno
Entonces, ¿qué tiene Millennium que la hace tan fascinante? Las teorías son muchas y de lo más variadas. Basta sentarse a hablar con quienes se devoraron los tres tomos para comprobarlo. Hay quienes le adjudican gran parte del mérito a Lisbeth como personaje femenino activo, subversivo y adorable por su condición de outcast; otros, al modo en el que Larsson se detiene en temas complejos como la corrupción y los medios; otros encontraron placer en el devenir de la investigación tanto policial como periodística con ecos de Sherlock Holmes y Agatha Christie; y otros simplemente se sintieron cautivados por esa narrativa que responde a la captatio benevolentia, ese recurso literario con el que el autor seduce al lector generando un lazo inquebrantable.
Así como en Deja entrar al correcto, a partir de la historia de amor vampírica entre Oskar y Eli, John Ajvide Lindqvist examinaba los suburbios de Estocolmo, Larsson, mediante su relato policial y de espionaje, también observa, en este caso, la Suecia de posguerra. Y quizás no importe que lo haga, como muchos le han criticado, en las antípodas de la prosa de los genios, pero eso no le quita validez a su fenómeno. Vargas Llosa así lo dijo: "La novela no está bien escrita (...) y su estructura es con frecuencia defectuosa, pero no importa nada, porque el vigor persuasivo de su argumento es tan poderoso y sus personajes tan nítidos, inesperados y hechiceros que el lector pasa por alto las deficiencias técnicas, engolosinado, dichoso, asustado y excitado con los percances, las intrigas las audacias, las maldades y grandezas que (...) dan cuenta de una vida intensa, chisporroteante de aventuras y sorpresas".
De esta manera, todo parece reducirse a si habrá que conocer esa vida intensa o quedarse afuera de ella. Por lo pronto, el fenómeno Millenium es ineludible. Los libros ahí nos esperan, la primera película ya se estrenó en los cines, las secuelas ya están en proceso y hasta se está gestionando una serie televisiva de seis capítulos. Sí. Millennium llegó para quedarse. Sucumbir o no, ésa es la cuestión.
Dónde ver Los hombres que no amaban a las mujeres. Recorré el mapa y elegí el cine:
Contanos: ¿Leíste la saga de Millennium? ¿Viste la película? ¿Qué explicación le das al fenómeno?
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