Michael J. Fox: de la singular historia detrás de esa “J” a su larga y emotiva lucha contra el Parkinson
Con 61 años, el actor acaba de conmover al mundo en la Comic-Con de Nueva York junto a su gran compañero de Volver al futuro, Christopher Lloyd
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“¡Nadie me llama gallina!”. Con esta frase el personaje de Marty McFly y su intérprete, Michael J. Fox, se convirtieron en parte fundamental de la cultura popular de los 80.
Ahora que el actor de Volver al futuro reapareció junto a su colega Christopher Lloyd en el marco de la Comic Con de Nueva York 2022, revisamos su historia, sus triunfos televisivos y cinematográficos, así como su conocida lucha contra la enfermedad de Parkinson.
Antes de la fama
Michael Andrew Fox nació el 9 de junio de 1961 en la provincia de Alberta, Canadá, hijo de William Fox, un miembro de la Fuerza Aérea canadiense y Phyllis Piper. El actor tuvo una infancia normal junto a sus tres hermanas y un hermano, aunque la familia Fox se mudó en repetidas ocasiones debido al trabajo del patriarca de la familia, antes de asentarse en la ciudad de Vancouver.
Interesado por la actuación, el joven Michael tuvo su debut televisivo a los 15 años como parte del dúo protagónico de la sitcom canadiense Leo and Me, en la que Fox interpretaba a un huérfano que es adoptado por su despreocupado tío - el titular Leo-, interpretado a su vez por el actor Brent Carver. Es de notar que si bien la serie fue producida en 1976, recién la Canadian Broadcasting Corporation (CBC) la emitió cinco años después.
Tras una temporada en el elenco de una puesta de escena de la obra The Shadow Box (1978), Fox dejó su educación y viajó a California a los 18 años para encontrar su camino en Hollywood. Es así que para 1980, el artista tuvo su debut cinematográfico en la comedia Competencia alocada, junto a David Naughton, Debra Clinger y Joel Kenney.
Michael J. Fox continuó trabajando en múltiples papeles menores en series como Family (1980) y Here’s the Boomer (1980), así como películas para televisión como Letters From Frank (1979) y Trouble in High Timber Country (1980). Sus esfuerzos se vieron recompensados con un papel recurrente en las dos temporadas de la serie histórica Palmerstown, U.S.A. (1980-1981).
En una de las historias más conocidas de la vida del intérprete, durante el inicio de su carrera sus créditos lo identifican solo como Michael Fox. Su distintivo nombre llegó cuando se intentó inscribir al Sindicato de Actores de Cine (SAG), pero encontró que tenía un tocayo, por lo que según las reglas de la organización debía cambiar ligeramente cómo se llamaba. Es así que el joven actor decidió añadir una “J.” a su nombre en honor a la estrella de Bonnie and Clyde (1967), Michael J. Pollard.
Lazos de familia
El 1982 fue un año importante en la carrera de Michael J. Fox. con su regreso a la pantalla grande con la cinta de Mark L. Lester Class of 1984 (1982). Pero definitivamente lo más importante que ocurrió en el ‘82 fue su incorporación a la sitcom Lazos de familia (Family Ties).
Elegido luego de que Matthew Broderick se retirara del proyecto, en la serie Michael J. Fox interpretó a Alex Keaton, un joven conservador cuyas inclinaciones políticas contrastan con las de sus padres más liberales, interpretados por Michael Gross y Meredith Baxter. La sitcom pronto se convirtió en uno de los programas favoritos de los Estados Unidos y entre sus estrellas, ninguna brillaba más que Michael, quien pronto se convirtió en un nombre reconocido dentro de la industria del entretenimiento, con tres Emmys ganados.
La serie también fue favorable en lo personal para Fox, quien conoció a su actual esposa Tracy Pollan en el set del sitcom. El noviazgo pronto se convirtió en un matrimonio en 1988 y actualmente la pareja tiene cuatro hijos.
Viaje en el tiempo
Fue también el trabajo de Michael J. Fox en Family Ties el que llamó la atención del realizador Robert Zemeckis, quien en ese entonces estaba buscando actores para un proyecto titulado Volver al futuro, en particular para el de su personaje principal, Marty McFly.
Zemeckis ya había decidido que Fox era el actor perfecto para el papel, pero problemas de agenda con el trabajo del intérprete en el filme Muchacho lobo (Teen Wolf) y sus obligaciones con Lazos de familia llevaron a que este ni siquiera recibiera la oferta inicial.
Es así que Zemeckis y su guionista Bob Gale contrataron a otro joven de nombre Eric Stoltz para el papel de McFly, pero finalmente convencidos de que este no era el actor indicado para el rol, lo despidieron sin ceremonia con gran parte de sus escenas ya grabadas. En su segundo intento Zemeckis logró reclutar a Michael J. Fox y el resto es historia.
Además de concluir la trilogía con Volver al futuro 2 y 3, estrenadas en el 89 y 90 respectivamente, Michael J. Fox protagonizó otras películas icónicas de los 80 como Light of Day (1987), de Paul Schrader, y el drama bélico Pecados de guerra (1989). Su paso a la siguiente década se veía más brillante que nunca, hasta una mañana en que se despertó tras una gran resaca y encontró que su dedo meñique no podía dejar de temblar.
La incertidumbre
Según reveló en su primera biografía Lucky Man: A Memoir (2003), todo ocurrió en noviembre de 1990, cuando se encontraba en Gainsville, Florida, filmando la película Doc Hollywood junto a Julie Warner y Woody Harrelson.
“Esa mañana -13 de noviembre de 1990- mi cerebro me estaba enviando una notificación: acababa de iniciar sus procedimientos de divorcio de mi mente. Intentos de impugnación o reconciliación serían inútiles; ochenta porciento del proceso, luego conocería, ya estaba completo. No hubo cuartel y la petición era irrevocable. Más aún, mi cerebro estaba demandando, e incrementalmente tomando custodia de mi cuerpo, comenzando con el bebe: el más extremo dedo de mi mano izquierda”.
Seis meses después, lo que empezó en el meñique se había extendido a toda la mano y Michael J. Fox tuvo su diagnóstico: mal de Parkinson. Descrita por primera vez por el médico inglés James Parkinson en 1817, esta es una enfermedad neurodegenerativa crónica que se caracteriza principalmente por la pérdida de la capacidad motora, aunque tiene otros síntomas como reducción cognitiva y depresión. La edad promedio para la enfermedad son de los 60 años en adelante, así que el que una persona con solo tres décadas en este mundo sufriera esta dolencia era una ocurrencia inusualmente rara. El legendario boxeador Mohamed Alí fue otra persona que padeció este mal, el cual le fue diagnosticado cuando tenía solo 42 años.
“La respuesta llegó de un doctor que me informó que tenía un progresivo, degenerativo, incurable trastorno neurológico; uno del que habría podido estar viviendo por casi una década antes de darme cuenta que pasaba algo malo”, recordó Fox en Lucky Man.
“El doctor también me dijo que probablemente podría actuar por ‘unos diez buenos años’, y él estaría correcto en eso, casi al día. Lo que no me dijo -lo que nadie podría decirme- es que estos últimos diez años de aceptar mi enfermedad se convirtieron en los diez mejores años de mi vida, no por culpa de mi enfermedad, sino debido a ella”.
Si bien en años posteriores Michael J. Fox habló más positivamente de su dolencia, llegando al punto de describirla como un “regalo” (algo que también dijo en la Comic Con de Nueva York 2022); en un inicio el diagnóstico y sus repercusiones a su carrera lo llevaron a actitudes más autodestructivas.
“Me refugié en la bebida como una respuesta directa a la necesidad que sentía de escapar de mi situación”, confesó Fox a TV Guide en 2002. “Sin disfrutarlo y en secreto, bebía para disociar; tomar era una cuestión de aislamiento y automedicación”.
Mientras tanto, a medida que perdía sus capacidades motoras, Michael J. Fox empezó a aislarse de la sociedad y de su familia. “Esto es lo que mi búsqueda de toda la vida de un espacio para maniobrar había llegado: una caja de agua en una habitación de tres por cinco metros sin luz ni ventanas, aterrado de dejar mi vientre artificial, de salir a donde solo podría causar problemas, decepcionar a mi familia y a mi mismo”.
Durante ese periodo, Michael J. Fox se enfocó en comedias que pensaba que tendrían éxito financiero. “Estaba tan aterrado. No tenía conocimientos del mal de Parkinson. Que alguien diga que tu vida va a cambiar completamente”, recordó en una entrevista con la New York Times Magazine. En la publicación el actor señala que esta preocupación por el progreso de su enfermedad lo llevó “a que perdiera confianza de que podía tomar una decisión sin preocuparme de las restricciones financieras o de tiempo- las cuales estaban exageradas en mi cabeza”.
Es así que durante un periodo corto de tiempo de tiempo realizó comedias mediocres como Life With Mikey (1993), así como las apropiadamente tituladas For Love or Money (1993) y Greedy (1994). Para 1994, con más aceptación de su tiempo limitado en la actuación y el apoyo de su familia, el actor cambió su filosofía a no hacer más películas, sino mejores. “Hacer una buena. El encontrar una que significara algo para mí”, reflexionó.
Es así que entre otras películas no tan bien recibidas como ¡Marcianos al ataque! (1996) y su película con Woody Allen No te bebas el agua (1994), vemos a Fox realizar película críticamente aclamadas como Mi querido presidente (1995) y la película de culto Muertos de miedo. En 1996 también empezó su trabajo en la serie Spin City, una comedia donde muestra la disfuncional alcaldía de la ciudad de Nueva York.
Durante esta etapa, el actor utilizaba todo tipo de trucos para ocultar su condición al público, pero a medida que pasaban los años la empresa se hacía cada vez más difícil. En la ceremonia de los Globos de Oro de 1998, el actor le pidió al conductor de su limosina dar más vueltas a la manzana antes de dejarlo en la gala, esperando que los medicamentos que prevenían sus movimientos involuntarios surgieran efecto.
“Retiro” y nuevo rumbo
El 26 de noviembre de 1998, Michael J. Fox volvió a estar en boca de todos al revelar su historia con el parkinson. “El publicitar mi condición fue una decisión difícil y tenía mis reparos. Mi experiencia subjetiva era ahora un hecho objetivo para todo el resto del mundo”, escribió Fox en su segundo libro, Always Looking Up: The Adventures of an Incurable Optimist (2009). “Ya no me pertenecía solo a mí - aunque pronto aprendí que no me había pertenecido solo a mí en primer lugar. Más de un millón de estadounidenses y sus familias estaban pasando por lo mismo; algunos abiertamente, algunos en secreto preocupados de ser malentendidos o marginados”.
No fue la única bomba que soltó en aquella ocasión, sino que también anunció que se retiraba de la actuación para dedicarse por completo a la Fundación Para la Investigación del Mal de Parkinson, dedicada para promover la investigación de esta dolencia.
“Una de las razones por las que dejé Spin City es que sentía que mi cara se estaba endureciendo. Mis movimientos estaban constreñidos”, indicó Fox en una entrevista reciente. “Si ves episodios de las últimas temporadas, verás que me sujetaba a una mesa o a una pared. Eventualmente, era muy arduo. Así que me salí”.
Sin embargo, Michael J. Fox no abandonó completamente la actuación. En 1999 le dio voz al ratón Stuart Little -papel al que volvió en 2002 y 2005-, y en el 2001 prestó su voz para la ambiciosa aventura de Disney Atlantis: el imperio perdido, que fracasó en la taquilla.
El actor no solo se enfocó en el trabajo detrás de cámaras, y solo cuatro años después de su supuesto retiro apareció en la comedia Scrubs, continuando con un papel regular en el drama Boston Legal en 2006. En 2009 también participó en la serie Rescue Me como el alcohólico parapléjico Dwight, papel que le valió su quinto premio Emmy, el primero en una categoría dramática.
En 2013, el intérprete hizo su regreso al papel protagónico con The Michael J. Fox Show para NBC. Tomando inspiración en la vida del propio actor, la ‘sitcom’ sigue la vida de Mike Henry, un presentador de televisión que se ve obligado a retirarse después de ser diagnosticado con mal de Parkinson.
Aunque la serie fue bien recibida por la crítica, el rating no fue lo suficiente para que fuera renovada y al final fue cancelada tras solo una temporada. En diálogo con la prensa, el actor admitió que parte del fracaso de la serie recae en que él “no tenía la energía para mantener al show en el rumbo que había elegido”, aunque también opinó que la cadena perdió los nervios al darse cuenta de las implicancias de tocar un tema tan delicado como el mal de Parkinson. “El punto (del show) no era hacer que el Parkinson sea gracioso. Es sobre cómo tomamos las cosas en nuestras vidas, y cómo esa reacción es reforzada por las respuestas de las personas a nuestro alrededor”.
Lo más reciente
El relativo fracaso de la serie no detuvo el trabajo actoral de Fox, quien volvió a la televisión con un papel recurrente en el drama The Good Wife en 2016 y su secuela The Good Fight (2020). También apareció en proyectos de Netflix como el shows como Designated Survivor (2018) y la película See You Yesterday (2019).
Mientras tanto, por el lado de su fundación, esta logró recaudar más de mil millones de dólares en fondos para investigar el mal de Parkinson, mientras que Michael J. Fox se convirtió en un promotor de la investigación de cédulas madre, cuyo desarrollo estuvo limitado por el gobierno de George W. Bush en los Estados Unidos.
Aunque Michael J. Fox adoptó una actitud optimista desde que reveló su diagnóstico, su vida no estuvo sin periodos oscuros. Su reciente libro No Time Like the Future (2020) habla de la depresión que sufrió en 2018 luego de ser operado en la columna por un tumor no relacionado al Parkinson y su subsecuente caída meses después, la que causó que se rompiera el brazo.
“Cuando me rompí el brazo fue una cuestión relativamente menor, pero fue la cosa que me destruyó. Pensé, ¿qué otra indignidad debo sufrir? ¿Qué es lo que hice? Quizás estaba equivocado al pensar que no debía quejarme antes, quizás el optimismo no funcionaba”, recapituló el actor en diálogo con The Guardian.
Al final, Fox pudo recobrar su optimismo al pensar en las múltiples cosas que le van bien en su vida. “Estoy realmente agradecido por todo - cada mal momento, cada decisión equivocada, y las pérdidas inesperadas - porque son reales. Ponen en duro contraste la felicidad, los logros y el sobrecogedor amor de mi familia”.
“Podemos tomar algo positivo de la clase que fue 2020; el aceptar lo que pasó en el pasado, el acoger el presente y el mantenerse abierto a la probabilidad de que las cosas serán mejores en el futuro”, señala Michael J. Fox. “Con gratitud, el optimismo es sostenible”.
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