Messi10, un mago en el circo: cómo es el show del Cirque du Soleil sobre Messi
A 35 años desde su creación, y en su evolución de las artes callejeras y circenses a la mayor empresa de espectáculos escénicos del mundo, Cirque du Soleil presentó anoche -10 del 10, en Barcelona- su show Messi10, en el que destacan dos particularidades: por primera vez tributa a una figura viva (lo han hecho con agrupaciones como The Beatles y Soda Stereo o iconos pop como Elvis y Michael Jackson) y también por primera vez dedica y enfoca su original modalidad de producción artística y creativa en el deporte, a través del más popular de ellos, el fútbol. También se estrena en la proeza de abordar una figura contemporánea, con una carrera profesional desarrollada en este siglo y lo hace en grande: cuesta pensar en otro icono global del siglo XXI como Messi.
Tras la propuesta original que volvió a reunir a la productora argentina PopArt con la canadiense Cirque du Soleil (ahora a escala global tras el avance latinoamericano con Séptimo Día de Soda Stereo), los desafíos estéticos fueron múltiples y la impactante obra de 90 minutos, dividida en dos tiempos, los resuelve con contundencia escénica, humor y, desde ya, sorprendentes destrezas.
La descomposición de los elementos circenses, ese ejercicio de deconstrucción conceptual y reconstrucción espectacular que es la señal de identidad de la compañía creada por Guy Laliberté, aparece en su mayor esplendor: un despliegue escenográfico (un estadio 360º), visual (las imágenes de las habilidades deportivas de Messi), coreográfico (en un destacado pasaje diez artistas buscan imitar el inigualable pique en velocidad), estético y tecnológico: Messi representa también al atleta virtual que es estrella de PlayStation y, en otras acto audaz, lo enfrenta a un gran robot.
Potente y original, el abordaje transmedia es absoluto: Rosario, Barcelona, Quebec, 47 artistas de casi 20 países y el arte de dramatizar la pasión del deporte con las variedades del circo (¡el taiwanés Chih Han Chao hace jueguitos con el diábolo!), el futbol callejero (tres campeones de freestyle se lucen como actores) y el aporte del videojuego. Además, el aporte interactivo del MessiChallenge permite jugar a ser Messi y competir por participar del show.
Los desafíos estéticos fueron múltiples y la impactante obra de 90 minutos, dividida en dos tiempos, los resuelve con contundencia escénica, humor y, desde ya, sorprendentes destrezas
Messi10 es justamente una oda a las emociones propias del circo y del fútbol (sorpresa, tensión, grito de gol, admiración por la destreza) pero su gran hallazgo es el protagonismo absoluto de la pelota. Participa de casi todos los actos que conforman la obra. Desde la relación de Messi con ella, de cómo la mira, hasta acróbatas que la emulan y vuelan hasta impactar la red. Es la síntesis del juego: a la pelota se la acaricia, se la cuida, se la esconde, se pelea por ella, se la desea... También, en uno de los actos más simbólicos sobre la devoción que genera el mayor futbolista del mundo, una suerte de Messi carga con decenas de ellas como si fueran su cruz. El momento final, la noche del estreno, fue de messianismo extremo: Todos los protagonistas de la obra aplaudiendo al propio Lio.
Messi10 también enfrenta la relación del futbolista con la palabra. A diferencia de los otros shows pop del Cirque donde pueden valerse para la trama de frases o letras de canciones, Messi es una figura que en su habilidad única, en sus proezas, prescinde de la palabra. Habla y dice poco. Prefiere jugar. Por usar una metáfora futbolera, Messi es justamente, un 'animal'. O por citar un célebre texto del escritor Hernán Casciari es un perro, que tiene una obsesiva relación con el objeto-pelota.
En Messi10 la primera voz que se escucha en el show es el grito de la hinchada coreando su apellido. La siguiente es la de un relator en plena hipérbole. Nada más. El resto es una cuidada selección de canciones que acompañan el recorrido emocional (de "Sin Ti" de Dread Mar I, favorita del futbolista, a "Matador" de Los Fabulosos Cadillacs o fragmentos de Daft Punk), producidos y editados para la ocasión por un equipo de Sony Music liderado por Afo Verde.
Cirque du Soleil por primera vez tributa a una figura viva
Barrilete cósmico de la popularidad, la obra le hace justicia a Messi mucho más de lo que podría hacerlo un documental o una biopic. Las destrezas inexplicables son propias de un circo y en ese sentido la elección de Messi es insuperable: es su mudez la que permite abordar con metáforas corporales esa extraña relación física entre hombre y pelota que convierte al futbol en un espectáculo inexplicable. Impensable.
Por eso tantas veces, con Messi en la cancha, más que de fútbol se trata de magia y los espectadores se sorprenden con sus movimientos: el momento "Wow". El Cirque du Soleil en este show le hace lugar a un payaso con su humor infantil (el referee), un fenómeno freak (el sorprendente contorsionista extremo, el etíope Maerg Kidu Gebreslase), trapecistas, acróbatas y animales (probablemente el mejor acto, en el que dos equilibristas toman la forma de un león) pero nos propone un circo sin magos: el mago es Messi.
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