Martín Fierro 2018: lo mejor y lo peor de la ceremonia
Como todos los años, los premios Martín Fierro que otorga APTRA no están exentos de altibajos, tanto por las características de la ceremonia misma como por el criterio de elección de los ganadores. Aquí, un repaso por una entrega en la que se impuso Un gallo para Esculapio, y que contó tanto con discursos encendidos como con galardones inesperados.
*LO MEJOR
El Martín Fierro de Oro, una celebración a la ficción argentina
Sobre el final de la ceremonia, cuando Un gallo para Esculapio se llevaba el codiciado Martín Fierro de Oro, sus productores concluyeron su discurso al grito de "¡Aguante la ficción!", como si se tratara de una perfecta forma de cerrar la noche y sintetizar el espíritu que caracterizó a la gran mayoría de los premios. El drama escrito por Bruno Stagnaro y Ariel Staltari, y co-producido por Underground en asociación con TNT y Cablevisión, se alzó con siete estatuillas y fue la sucesora natural de la ganadora previa, El marginal, otra creación del sello Underground que justamente regresa con su precuela este año. De esta manera, APTRA demuestra que está atenta a las nuevas formas de narrar, donde la impronta cinematográfica también es un plus necesario.
Las caras nuevas, un paso hacia la renovación
En esta edición también se pudo percibir el interés por destacar actuaciones de intérpretes jóvenes que se impusieron por sobre figuras consagradas y/o premiadas en reiteradas oportunidades. Los Martín Fierro otorgados a Violeta Urtizberea por su sensible composición de Florencia Estrella en Las Estrellas (una joven que convive con el Síndrome de Tourette y que se enamora de una mujer), y a Luz Cipriota por su desgarrador papel de Bianca en El maestro, no solo constituyen una prueba de que APTRA está abriendo los ojos sino también de que pueden celebrar complejas personificaciones de personajes LGBT que siempre luchan por encontrar un lugar en la pantalla chica libres de estereotipos. Por otro lado, si bien el galardón a Eva de Dominici por su actuación en La fragilidad de los cuerpos puede ser debatido - especialmente al haber tenido como competidoras a Inés Estévez y Eleonora Wexler, quien se fue injustamente con las manos vacías -, sí es un paso hacia adelante para unos premios que pecan de reconocer sistemáticamente a los mismos actores. En este sentido, el Martín Fierro a Esteban Lamothe - otra elección discutible - también es sintomática de esa búsqueda de transformación.
Los discursos, presentes con sutileza
La previa a la ceremonia estuvo signada por el pedido de Dolores Fonzi de vestir prendas verdes para visibilizar la ley de legalización del aborto. Si bien no todas las figuras respondieron a ese llamado, la gran mayoría encontró la manera de poner la causa sobra la mesa a partir de detalles como el ya emblemático pañuelo, aros y pines. Un monólogo poderoso fue el que brindó Cristina Pérez. "Nadie va a hacer lo que no quiera hacer, pero nadie debe ser condenado por hacer lo que cree. Apuesten a la educación y no a la inquisición. Tráiganos al siglo XXI, saquen a las mujeres de la libertad condicional y hagan historia. En el nombre de todas las mujeres argentinas, les pido eso: hagan historia", expresó la periodista. Por otro lado, muchos comunicadores, como el caso de Luis Novaresio , también alzaron sus voces para apoyar al reclamo de los trabajadores de prensa que protestan contra las medidas de ajuste. "Hoy cuando llegamos había gente de la TV Pública pidiendo, hay que escucharlos, a la gente de Radio Del Plata, que no están pidiendo nada más novedoso que ser escuchados y poder trabajar de lo que quieran", subrayó el conductor de Debo decir.
Otro año, otra prueba superada para Marley
Él mismo se califica como "el gran perdedor"de los Martín Fierro, un conductor que se paseó por diferentes ciclos, desde Tu cara me suena hasta Por el mundo, con el mismo nivel de eficacia. Sin embargo, a pesar de perder reiteradamente en la categoría de mejor conductor, Marley - quien esta vez perdió a manos de Guido Kaczka- supo comandar sin partenaire una entrega larga con la frescura que lo caracteriza, pero también con sobriedad.
*LO PEOR
Polémica en el bar: cuando el humor pierde la batalla
El galardón a Polémica en el bar como mejor programa humorístico se suscitó en una coyuntura delicada. La semana pesada, el conductor Mariano Iúdica protagonizó un episodio con su compañera de Involucrados, Pía Shaw, en el que la besó al aire y exigió a los hombres del programa que hagan fila para besarla también. El momento se viralizó y causó un repudio generalizado, que a su vez derivó en un pedido de disculpas del conductor a su colega. Por lo tanto, cuando Polémica en el bar fue nombrado como el mejor programa de humor de la TV argentina (competía con Peter Capusotto y sus videos y Noticampi), el silencio en la sala fue, paradójicamente, ensordecedor. En diálogo con LA NACION, Iúdica defendió el "humor popular que apunta a la mesa de hombres", pero que al mismo tiempo degrada a la mujer en medio de un contexto en el que cada broma hecha en detrimento del género femenino resulta rancia y obsoleta, un verdadero retroceso en la búsqueda de igualdad.
Una ceremonia larga y anodina
La previa a la entrega comenzó a las 19, con la conducción de Paula Chaves, Leandro Leunis, Zaira Nara y Lizy Tagliani. La decisión de no incluir entrevistas en la alfombra roja para que Telefe se distancie completamente de las transmisiones de Eltrece no resultó efectiva. Las visitas a las habitaciones de hotel de los famosos no aportaron nada nuevo, y las charlas con las figuras femeninas se limitaron a tópicos superficiales como los vestidos elegidos y otros pormenores puramente estéticos. A las 21 se dio por iniciada la ceremonia que se prolongó hasta la una de la madrugada, casi sin cortes y con muchísimas publicidades en la entrega misma. De esta forma, el evento se sintió monótono, una mera sucesión de premios y momentos "obligados" (el In Memoriam, los homenajes, etcétera), sin ninguna intervención inspirada que colaborase a agilizar la transmisión.
El canal que transmite... ¿corre con ventaja?
El viejo axioma de que el canal que "juega de local" en los Martín Fierro es el que recibe la mayor cantidad de galardones volvió a repetirse. Independientemente de los méritos de los premiados, lo cierto es que en algunas categorías los "mimos" a Telefe resultaron excesivos, como el del premio a mejor producción para el ciclo de Susana Giménez , en un año en el que los errores de producción de ese programa fueron eje de discusión permanente. Asimismo, hubo algunos galardones predecibles, como el de mejor noticiero para Telefé Noticias y el de mejor programa de interés general para Podemos Hablar (PH) que tampoco colaboraron a cumplir con la consigna celebrada por Marley: la perfecta armonía de canales en un mismo espacio, sin preferencias ni favoritismos.
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