La multifacética actriz lleva adelante un radioteatro con primeras figuras, pero también va a dirigir un policial negro con un seleccionado de intérpretes
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“En este tiempo tan complejo sólo nos quedan las redes, reales. ¿Necesitás ayuda? Escribime y pensamos cómo transformarlo y mejorarlo. Abrazo remoto y verdadero. Disposición, articulación y diálogo por acá”, escribía en plena pandemia en sus redes la actriz, conductora radial, directora de cine y ahora también directora artística, productora y todo lo que está detrás del ciclo de radioteatro que comenzó el año pasado en la AM 750, Marina Glezer. Trabajó en películas como Diarios de motocicleta, Roma, El polaquito, que le valió el premio Cóndor de Plata como mejor actriz, en televisión en Gasoleros, Avenida Brasil, Los sónicos, por citar sólo algunos títulos; en teatro independiente, escribe, produce y hasta dirige sus propios cortometrajes.
Y fue con ese espíritu, mezcla de empatía con camaradería, que dijo que sí a todo lo que se refería al radioteatro cuando los directores de la AM en la que ella ya tenía su programa los domingos (Pasajera en trance, de 15 a 17), la convocaron para que se hiciera cargo de algo inmenso. Que fue creciendo, que ya cumple casi un año y por el que desfilaron y siguen desfilando artistas como Luis Machín, María Onetto, Cecilia Roth, Patricio Contreras, Jorgelina Aruzzi, Violeta Urtizberea, Gabriel Goity, Luis Ziembrowski, Valeria Lois, Nora Cárpena, María Merlino, Mónica Cabrera, Eleonora Wexler, Diego Velázquez, Alejandro Catalán, Divina Gloria, Marcelo Subiotto, Martín Slipak; autores como Víctor Hugo Morales, Javier Daulte, Susana Torres Molina, Eugenia Pérez Tomas, por citar solo un porcentaje de esa vastísima lista que viene agrupando durante todos los sábados, a las 23, entre los programas de Alfredo Rosso y Alejandro Dolina, dos eminencias radiales indiscutidas.
El primer ciclo, de 2020, tuvo 29 episodio; y este año comenzó con una historia de amor protagonizada por Germán Palacios y Natalia Oreiro; todos con el mismo formato de 50 minutos. La mayoría está disponible en la web de la radio. Hoy se podrá escuchar Noche y niebla, con Mirta Busnelli, Carolina Fernández y Thelma Fardin.
–¿Sabías en lo que te metías cuando aceptaste?
–El radioteatro fue y es una experiencia enorme. Primero, porque me permite trabajar con actores que quiero y admiro mucho. Segundo, por la osadía que implicó. En plena pandemia, no sabíamos nada todavía de ella y me mandé a un teatro a trabajar con actores. Me acuerdo de aquel momento en el que los casos todavía no eran altísimos, pero había mucho miedo y desconocimiento. Siento que tiene un efecto de distorsión, casi de ciencia ficción. Cuando Víctor Santa María y Gisela Marziotta me convocaron para el ciclo lo primero que pensé fue en que los teatros estaban cerrados y que los actores y actrices tenían que tener su espacio. Así que dije que sí, a todo.
–Para aquel momento del año pasado ya llevabas un año al aire con tu programa Pasajera en trance.
–Sí, y había pegado bastante porque al no haber fútbol y al tener entrevistados que no suelen hablar mucho, que tienen un perfil bajísimo, empezó a medir muy bien. Por eso, me propusieron hacerme cargo de los radioteatros después de La casa del sol naciente, de Alfredo Rosso, y antes de Dolina, dos grosos que escucho desde que tengo uso de razón. Sentí vértigo pero me lancé. Al principio convoqué a amigos muy cercanos, como Martín Slipak, con quien me une una amistad desde que trabajamos juntos en Los sónicos. Sumamos a Eduardo Aliverti, que es una voz de la radio y comenzamos. Después me puse a estudiar la historia del radioteatro. Me acuerdo que llamé a Rafael Spregelburd para que participara y me dijo: “mirá que es un género en sí mismo”. Así que comencé a estudiar. Investigué el ciclo Las dos carátulas, que tiene 70 años, descubrí que Nora Cárpena tenía un ciclo de radioteatro de Alberto Migré. Así empecé a indagar fuertemente en el género y vi que el radioteatro es aquella cosa analógica en la que uno hace teatro y, después, se suma la mesa de sonidos con diferentes materiales. El teatro mismo, la magia del truco. Sólo que en este caso todo pasa por el oído. Me di cuenta que se podía modernizar porque se puede primero hacer una curaduría a ver cuánta atmósfera tiene, se pre-produce, se ensaya de forma remota, vienen a grabarla con el protocolo aprobado por el Ministerio de Salud –distancia de dos metros, barbijo, alcohol, sanitización entre los elencos y de micrófonos y solo dos horas permaneciendo en el mismo espacio–. Después se hace la posproducción en la que se le agregan todos los sonidos. Y me empezaron a llegar cantidades de propuestas de artistas muy admirados.
-El sábado pasado pusieron sus voces en el ciclo Cecilia Roth, Marcelo Subiotto y Divina Gloria, en una obra escrita por Víctor Hugo Morales y dirigida por Julieta Otero (Según Roxi) El reproche, un grupo que a simple vista parece muy heterogéneo.
–Se armó el combo de lo que para mí es el objetivo del radioteatro: cerrar brechas generacionales, poder aportar culturalmente al cambio de paradigmas, que sea plural, diverso, federal. Presenté un proyecto para federalizarlo, incluso. La idea es que un sábado por mes sea con un equipo de alguna provincia. Ya hicimos uno con un equipo salteño sobre Güemes, aún no se emitió. Me parece que las diferentes tonadas están buenísimas en radio. Después de Salta, seguimos por Tucumán, Córdoba y Santa Fe. Es un momento muy duro para el medio y mantener un lugar de referencia para la actuación, para el actor, es verdaderamente importante. Los números dan bien, y el género se expande. Algunos me dicen que ahora hay mucho radioteatro, que me copiaron, para mí mejor, que haya radioteatro en todos lados, que se multiplique, que seamos un montón. También podría televisarse. Pero es mucho más caro todo en ese universo. Desde mi humilde lugarcito batallo para mantener este espacio. Quiero que vengan a trabajar todos. Norman Briski escribió uno que todavía no salió al aire. Hicimos un esfuerzo sobrehumano, algo casi patriótico con los radioteatros que la hicieron crecer a la radio en términos de prestigio y audiencia.
PRIMICIA PARA MIS QUERIDAS Y QUERIDOS!!! UNA SERIE CON ESTAS MUJERAZAS. LES GUSTARÍA VERNOS EN PANTALLA??? (De...
Posted by Cecilia Rossetto on Friday, May 14, 2021
–¿Qué se puede saber de la serie en la que estás empezando a trabajar, que reúne a actrices como Cristina Banegas, Cecilia Roth, Ana María Picchio, Cecilia Rossetto, Mirta Busnelli y Pastora Vega? No parás.
–Las convoqué para trabajar en un proyecto porque las quería ver trabajando juntas. Pero recién hace quince días que están todas vacunadas, a dos les faltan las segundas dosis. Y entonces empezaremos a trabajar. Escribí una idea y las convoqué, ellas se coparon, hicimos Zoom, tiraron muchas más ideas. Van a ser ocho capítulos. El elenco es 100 % femenino, me gustaría sumar varones porque no hace falta que seamos solo mujeres. Además, es una industria que a las mujeres nos ha dejado muy relegadas. Hay un posteo de Juan Minujín que dice que trabajó solo con dos directoras mujeres en toda su vida. Ellas quieren una directora y una autora mujeres, estamos pensándolo todo juntas. A ver qué pasa. Vamos a filmar un piloto ni bien llegue algún calorcito primaveral.
–¿De qué se trata la serie?
–Es un policial negro, ellas son compañeras. En estos momentos estamos debatiendo si nos conviene salir en una pantalla nacional para que después tenga una perspectiva internacional o hacerlo internacional y que después vaya a una nacional. Como pasó por ejemplo con El marginal. Como están Pastora, Ana María Picchio –que trabajó en Vis a vis– y Cecilia Roth, los españoles están súper interesados en el proyecto porque un policial negro con estas actrices es tremendo. Yo también quiero actuar, quiero ser la hija de Ana María Picchio.
–Además empezaste a estudiar una carrera en la UBA en plena pandemia, escribís, filmás cortos y sos mamá de dos hijos varones…
–Sí, vivo en un mundo de hombres. De todos modos puedo decir que en este hogar están bastante deconstruidos y tratan intensamente de ir a favor de desarmar esa brecha enorme en la que ellos tienen el poder de cuándo, es el deseo de ellos por sobre el nuestro. Por eso nosotras nos desarrollamos más tarde, nos cuesta más, tenemos menos plata, somos las que criamos. Yo estoy haciendo esta nota, sé que mis dos hijos están haciendo un Zoom cada uno, después vamos a almorzar y sé qué vamos a comer. Si bien soy la que arma la agenda de la casa, tengo un compañero, Germán Palacios, que es el que hace toda la parte doméstica. En este momento él está trabajando en dos películas y en el próximo estreno de la obra teatral Art –están juntos desde 1999–. Pero sé que las mujeres somos las que llevamos la casa, es un laburo que no está contemplado.
–¿Qué estás estudiando?
–Me anoté en la UBA para estudiar Ciencias Políticas, estoy haciendo el CBC. Me gusta también Ciencias de la Comunicación. Y me cuesta estudiar acá en casa porque soy referente, me preguntan todo el tiempo dónde están las cosas. Más aún en cuarentena, que son las 24 horas de los siete días de la semana, pero me siento afortunada de querernos. Mis hijos tienen incorporado el cambio de paradigma, un poco por sus compañeras, otro poco por la ESI, otro poco por vivir conmigo. No les importa tanto el gusto sexual, están en contra de violencia, ya no importa contra quién ni contra qué. Matar a un animal también es violento. En esta casa nos replanteamos todo el tiempo esas cosas, hasta qué estaríamos dispuestos a cambiar o hacer para ser parte de la transformación de un conjunto en el que vivimos. Sabemos que empieza por la persona, sigue en la casa, después por el barrio, la ciudad, la provincia, el país, el continente, el mundo.
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