Mariano Cohn: “Mi deseo es interpelar para que algún día vivamos mejor”
Mariano Cohn es el creador, junto con Gastón Duprat, de filmes rupturistas como El ciudadano Ilustre, El hombre de al lado y Yo presidente. Son películas irreverentes, con un toque de inteligente rebeldía, que saben tocar las fibras más íntimas del espectador. No por nada merecieron reconocimientos internacionales como el Goya, El Platino o El Ariel. Cohn y Duprat conforman una dupla fecunda alejada de toda solemnidad. Pueden dirigir juntos o dividirse tareas sin que los egos afloren. El año pasado, Duprat dirigió la exitosa "Mi obra maestra" y ahora es Cohn quien se pone al frente de una producción que se muestra muy tentadora para la taquilla: 4x4. Se trata de un thriller que pone en foco el tema de la inseguridad, una de las principales preocupaciones de la ciudadanía. El miedo ante la ola delictiva, la sensación de desprotección, el afán de hacer justicia por mano propia y el delgado límite que separa a una víctima de un victimario, son algunos de los temas planteados por la película. Imposible salir del cine con indiferencia. Una vez más, Mariano Cohn nos muestra en la cara nuestras facetas más oscuras y contradictorias.
-¿Cómo surge la idea de 4X4?
-Surge de varios hechos reales, pero la película es un caso nuevo. Lo que buscábamos era tener un caso testigo para retratar un estado actual de la sociedad.
-Uno de los personajes cuenta los distintos hechos de inseguridad que le sucedieron y marca una fecha como punto de partida, en los años 90. ¿Alguna vez te sentiste atravesado por una situación de inseguridad?
-La película es un poco más amplia, no solo habla de la inseguridad sino también de un estado actual de violencia que tiene que ver con la justicia por mano propia y con las reacciones violentas; el punto de vista de un ladrón, el de un justiciero, el de los vecinos que son parte de la voz popular. Se habla de violencia, de asimetrías, de prejuicios, del miedo.
-A medida que avanza la película, uno como espectador va cambiando de postura, empatiza con el ladrón y con el que es robado, que también se pone en el lugar del justiciero. ¿De qué lado estás: garantismo o mano dura?
-Estoy del lado de retratar esto, que para mí es un problema y, ponerlo en debate, en un lugar de reflexión, es mi ejercicio y mi aporte como director, ponerlo sobre la mesa. No recuerdo ninguna película argentina en estos últimos años que haya tocado este tema.
-¿Por qué crees que es tan difícil poner este tema en discusión?
-Porque es un tema complejo, sensible, porque es mejor naturalizarlo y hacer de cuenta que no pasa nada. También porque muchas veces hay un doble discurso. Una cosa es lo que uno dice frente a cámara y otra es lo que uno piensa realmente.
-¿Qué debate imaginas que se va a generar?
-La película habla de la capacidad de supervivencia del ser humano, es un filme de género, un thriller, una película de encierro, una ficción con puntos en común con un tema actual que lleva años debatiéndose sin solución. Generalmente son discusiones que terminan como en Brasil, con un gobierno de derecha, de represión. Son expresiones que quería poner en discusión acerca de la actualidad. La foto del momento. Además, el film te mantiene atrapado en los 90 minutos. Quería que la película produjera lo que produjeron El hombre de al lado, El ciudadano ilustre, que salieras y te dieran ganas de seguir hablando, de discutir, de debatir.
- ¿Cómo pensaste al personaje de Peter Lanzani, Ciro Bermúdez, el ladrón?
-La idea fue no crear al personaje del ladrón como un estereotipo; en este caso es un chico que tiene cierta filosofía del delito, que habla bien, que fue al colegio. No quería estigmatizar a ninguno de los personajes. Sería genial poder compartir la experiencia y que te puedas ir identificando o no con cada uno y a partir de ahí encontrar el significado de la película.
-Se ven otras realidades.
-Sí, ciertas situaciones naturalizadas: los robos, los linchamientos, la violencia, el uso de armas. En la película, cuando lo ves cristalizado, no te parece normal. También se puede ver un hombre que sale de adentro de la basura comiendo, o un cartonero con una caja en su carro de un plasma de 84 pulgadas. Estas asimetrías que parecen naturales. Yo me siento responsable de eso que se construyó y me hago cargo.
-¿En qué sentido?
-En que muchas veces vemos en la calle a alguien comiendo con toda la familia y seguimos con nuestra vida, eso no es normal. Yo me crie en Villa Ballester, en una zona caliente. Estas frases las escuché siempre, de un lado o del otro. Igualmente soy optimista y creo que habría que buscar un punto de conexión entre las dos realidades. Esos dos puntos que no se tocan, pero cuando se tocan son una bomba de tiempo.
-José Damato, de Mediapro de España, la compañía que coprodujo el film, decía en la conferencia de prensa que la película cuenta una historia que puede movilizar en cualquier lugar del mundo. Un símbolo de algo que no es sólo local.
-La temática atraviesa a toda América Latina y, en Europa, pueden cambiar las caras, aparece la xenofobia, los inmigrantes. Claramente, la película trata del miedo y los mecanismos que utilizamos para protegernos del miedo.
-Le dedicás la película a tu hermano, que falleció trágicamente hace unos años.
-Sí. Hay una denuncia pública que vengo haciendo hace mucho, con la que convivo. Mi hermano murió en el Hospital de San Isidro Melchor Posse, víctima de abandono médico y de prácticas salvajes que lo mataron. Quiero que se esclarezca esto hace cuatro años, hay médicos imputados. Se viene ratificando lo que denuncié por un dictamen médico forense de la Corte Suprema. Esperamos que se eleve a juicio oral y que los responsables de la muerte de mi hermano no sigan atendiendo, no ejerzan más la medicina, que vayan presos. Lo mismo para los responsables políticos de San Isidro: el Intendente, el Secretario de Salud y la Directora del Hospital que han hecho desaparecer información, actas médicas y entorpecieron la investigación.
-Hay cierta analogía entre el miedo y el desamparo que se evidencian en la película y la desprotección por la que atravesó tu hermano.
-Claro. Creo que ambas cosas son un producto de una sociedad que nosotros construimos; a cualquiera le puede pasar lo que le pasó a mi hermano en un hospital, o cualquiera puede vivir en la Argentina una experiencia parecida a la de la película. Mi deseo como director es interpelar para que algún día vivamos mejor.
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