María Isabel Sánchez tiene su vida organizada alrededor de la radio. Son muchas horas ahí adentro y todo se acomoda a los horarios de sus programas. Arranca a las 6 en Radio Mitre, con Cada mañana, el programa de Marcelo Longobardi. Termina a las 10.30 y a las 14 debe volver para conducir Encendidos en la tarde. En ese ratito libre aprovecha para hacer trámites, jugar al tenis y escribir (acaba de salir a la venta su último libro, Amor del bueno). No se queja. Le encanta. Desde chica sueña con esto. Estudió locución y varios años después, también hizo la carrera de periodismo. Quería ser algo más que una voz bonita. "Ser locutora es un estigma -explica-. Sos una cabeza hueca que tiene linda voz pero que no piensa. Más siendo mujer."
-¿Viviste eso en carne propia?
-Escuché mil veces "que los locutores se limiten a leer, que no piensen, que no digan, que no opinen".
-¿En la carrera de periodismo empezaste a escribir?
-Sí. Hice la carrera en 2000 y cinco años después tuve una propuesta de la editorial La orilla para que haga un libro sobre los temas de los que hablaba en un programa de Radio 10 que hacía los sábados. Me encantan la psicología y la medicina.
-¿Cuándo terminaste el secundario fuiste directo a estudiar locución?
-Directo. Intenté en el ISER y no entré. Me dijeron que yo no servía para eso. Entonces estudié en el Cosal y dí el examen habilitante en el ISER. Fue durísimo: fuimos 25 y aprobamos sólo 4.
-¿Por qué querías ser locutora?
-A los 8 años jugaba con micrófonos, grabadores y cámaras. A los 12 ya escribía en el diario del colegio. No tenía bien en claro qué era lo que quería, pero me gustaba jugar a eso. En la secundaria presentaba los actos escolares. Entonces ahí empecé a encontrarle el gusto. Muchos de los que trabajamos en el área de la comunicación, venimos de arrastrar un problema de timidez, entonces quizás inconscientemente vamos buscando los caminos que nos permitan superar esos problemas.
-¿Eras tímida?
-Súper tímida. En la carrera, era buena estudiante y lo que más me costaba era la práctica de locución porque era ahí donde tenía que desplegar el tema de la expresión y la expresividad. Esa era una de mis mayores dificultades. Después la fui superando a fuerza de trabajo y hoy podría decir que es uno de mis fuertes. Pero fue un gran laburo.
-¿Hacías terapia?
-No, no hacía terapia. Empecé a hacer de grande. Tipo a las 25, 26 años cuando empecé a tener las primeras dificultades afectivas.
-Cuando te rompen el corazón...
-Claro. Vas a terapia por algo y quizás no te das cuenta de las cosas que venías arrastrando de tu infancia. Todo está relacionado. Ahí vas viendo cómo van surgiendo cosas de tu personalidad que no sabías que tenías. Me encantó la terapia como forma de autoconocimiento.
-Y eso influyó mucho en tu trabajo: ¡le empezaste a meter la psicología a todo!
-A la vida le empecé a meter psicología. Todo tiene un trasfondo. Fijate cómo los vaivenes de la economía están marcados por el humor social, por los miedos de la gente. Entonces es una herramienta más para analizar diferentes situaciones. Esta buenísima la psicología y creo que la hubiera hecho si no fuera porque trabajo tanto y no tengo tiempo.
-¿Cómo conseguiste tu primer trabajo?
-Tenía un amigo que ponía la parte técnica de la voz del estadio en la cancha de Témperley, donde yo vivía con mis padres. Un día me dijo: "¿No querés venir a practicar locución y me hacés los anuncios publicitarios, los cambios de jugadores y esas cosas?" Entonces como a mí me divertía, iba todos los sábados. Y ahí conocí a los relatores de fútbol y a los locutores comerciales. Entre ellos estaba César Gómez, que en ese momento había sido nombrado jefe de locutores de Radio Buenos Aires. Me dijo: "Cuando te recibas, vení a verme que te puedo dar suplencias". Y bueno, así fue. Le fui a pedir trabajo y me dio.
-¿César Gómez estaba enamorado de vos?
-No, no. Yo era una chica muy tímida, muy familiera, de estar adentro de mi casa. No me dejaban salir, era muy reprimida. César se convirtió en mi gran amigo después. Y ahí, en Radio Buenos Aires, mi primer turno de locutora de turno fue con Eduardo Calviño. Un colega divino que ayudaba a muchos locutores recién recibidos. Lamentablemente, murió muy joven hace unos años. Te diría que fue en el que me apoyé para arrancar.
-¿Trabajabas mucho?
-Agarraba todo lo que me ofrecían. Todas las suplencias, todo. En horarios horribles, sin dormir... todo quería hacer. Me mude rápido a Capital. Los horarios eran muy marginales y no podía viajar a las 3 de la madrugada. Era muy peligroso. Entonces me alquilé un departamento en el centro para vivir cerca de las radios.
-¿Llegaste a trabajar en muchas radios al mismo tiempo?
-Si, en tres. Cuando empecé, trabajaba a la mañana en Radio Buenos Aires, a la tarde en Aspen y los fines de semana en Radio Nacional. Los siete días de la semana trabajaba, como casi toda mi vida. Después aflojé un poquito. Me pasé a Radio 10. Ahí también trabajaba sábados y domingos. Después dejé los domingos y seguí trabajando los sábados. Hasta hace cinco años, que pasé a Radio Mitre. Ahora tengo todo concentrado de lunes a viernes y los fines de semana libres.
-¿Y te limitabas a hacer tu trabajo como locutora o metías algunos bocadillos?
-Sí, yo trataba de meter pero se hacía difícil. En general, en todos los trabajos que estuve, yo era la única mujer y con tipos muy importantes. Y cuando sos alguien que recién empieza y encima sos mujer, te cuesta. Creo que desarrollé la técnica de decir algo más o menos interesante en tres palabras. Tenía que meter bocadillos cortitos para no interrumpir ni molestar a los demás.
-¿Te miraban raro?
-No, no. Siempre me ayudaron mucho.
-¿Nunca te sentiste discriminada?
-No, en absoluto. Siempre me sentí súper respetada. Obviamente, cuando estás en un equipo, todos tratan de hablar. Y en el programa de Longorbardi encontramos el secreto para que un equipo funcione: que cada uno trabaje para que se luzca el otro.
-¿Es la primera vez que te pasa eso en un equipo?
-Cuando trabajaba con Daniel Hadad era lo mismo.
-¿Hadad te dio tu primer trabajo importante?
-Sí, en Radio 10, en El primero de la mañana. A los 20 meses de arrancar, la radio se puso primera. En el equipo estábamos Daniel Hadad, Eduardo Feinmann y el doctor Borocotó. Sin proponérmelo, terminé trabajando en la radio número uno. Construirla desde cero fue un privilegio. Después vinimos a Radio Mitre y seguimos primeros.
-¿Y qué sentís con eso?
-Uno nunca termina de tomar conciencia de la cantidad de gente que lo escucha. Cuando vamos a la Rural, para la Feria del Libro, tomamos conciencia de lo que es la radio en la vida de la gente. La tele tiene muchísima más exposición y popularidad. A mí, en general, no me conocen la cara.
-Conocen tu voz.
-Claro. Si estoy en un bar y hablo fuerte, la gente que está demasiada acostumbrada a escuchar enseguida levanta la vista y empieza a mirar. O en el taxi. A veces el taxista se da vuelta y me dice "¡María!" cuando escucha que le doy la dirección o cuando hablo por teléfono.
-¿Qué te dicen?
-En general, los que no me habían visto me dicen que me imaginaban morocha y alta. Siempre me dijeron eso. Todo lo contrario de lo que soy. Una vez, en una lencería, se me acercó una señora, empezó a llorar y me dijo: "Mi mamá estaba enferma y te escuchaba siempre. Te amaba y cuando estaba en coma, en los últimos momentos de su vida, yo le ponía tu programa de los sábados y cuando te escuchaba hablar a vos abría los ojos. Era como que tu voz la estimulaba". Terminamos llorando ella y yo. Súper conmovedor. A veces me agarran y me abrazan. Me llenan de besos. ¡Me dicen: "te quiero"!
-¿Pensás, como dicen algunos, que la radio está tendiendo a desaparecer?
-Todo lo contrario. Creo que cada vez está más vigente.
-¿Escuchás radio?
-Sí. Me gusta Aspen. En general, no me gustan las radios donde hay un grupo de amigos, como si fuera una mesa de bar, y se ponen a hablar sobre sus vidas, sobres sus cosas personales. Eso me aburre un poco. Entonces trato de escuchar programas que tengan algún contenido interesante.
-Hace muchos años que hacés radio a la mañana, ¿no salís de noche?
-De lunes a jueves no salgo. Pero viernes, sábado y domingo tengo mucha vida social. Salgo mucho y cada vez que puedo, viajo.
-¿Estás casada?
-No. Ahora estoy soltera. Tuve varios novios en mi vida, pero ahora estoy sola.
-¿Nunca te casaste?
-Sí. Me casé a los 25 y estuve 2 años nada más.
-¿Esa separación fue la que te mandó al psicólogo?
-Más o menos. Después no me volví a casar. Tuve parejas, la última hace un año y pico. Ahora estoy retirada. Ya no creo que encuentre a nadie. No es nada fácil.
-¿Hay que aguantar muchas cosas?
-Esa sería una segunda etapa. Antes, hay que encontrar a alguien que te dé ganas de aguantar.
-¿Es difícil seguirte el ritmo de vida?
-Si. En general, estuve en pareja con personas que tenían vidas parecidas a la mía. Nunca de la radio, pero sí profesiones sacrificadas como la medicina, por ejemplo. Los médicos entran temprano a los hospitales y trabajan muchas horas.
-¿Cuando conocés a alguien lo primero que le preguntás es "a qué hora te levantas"?
-Claro. "¿Podemos ir a cenar tipo 8 de la noche cosa de que yo a las 10 y media ya este durmiendo?"
-¿Sos una romántica o hacés un personaje en la radio?
-Soy romántica y creo en las cosas que digo en la radio. Me encanta todo el juego del romance y siempre me encantó.
-¿Cómo lograron esa armonía en Cada mañana con Rolo Villar y Longobardi?
-Entendimos el juego. Los tres somos respetuosos del otro y ninguno anda a los codazos queriendo imponerse. Entendimos que hay que apoyar al compañero porque así nos lucimos todos. Es un juego en el que todos ganan. Las cosas que se fueron dando naturalmente. Salieron bien. Quedaron graciosas. Y bueno, una vez que vimos que funcionaba, obviamente lo seguimos haciendo.
-¿Nunca tuvieron peleas o discusiones?
-No. Jamás nos peleamos por nada.
-¿Se ven afuera de la radio?
-No, en general no. Muy pocas veces hemos ido a comer todos juntos. No somos amigotes.
Fue muy angustiante cuando nos echaron de Radio 10. Fue un desconcierto total. (...) Eso te enseña que nada es para siempre, que nunca tenés nada asegurado
-¿Cómo vivieron la etapa en la que los echaron de Radio 10?
-Nos unimos mucho. Primero lo echaron a Marcelo, después a mí y después a Rolo. Fue muy angustiante. Imaginate que nosotros hacía ya 14 años que éramos el programa número 1 de la mañana y de golpe nos hicieron volar por los aires. Fue un desconcierto total. Fue como si hubieran tirado la bomba atómica. Eso te enseña que nada es para siempre, que nunca tenés nada asegurado, que no importa cómo seas o cómo te vaya, todo tiene que ver con el nuevo dueño. De golpe no teníamos nada. Hasta que se rearmó el equipo en Radio Mitre. Marcelo negoció todo y nos juntó de nuevo. Teníamos un miedo bárbaro porque no sabíamos cómo nos iba a recibir el oyente de Mitre. Y cuando llegó la medición del primer mes y vimos que estábamos primeros, no lo podíamos creer.
-Salieron ganando.
-Estamos mejor. Yo ahora tengo un programa a la tarde que no tenía. Estoy muy feliz.
-A pesar de trabajar mucho.
-Siempre trabajé muchas horas. Siempre, siempre. Y las veces que digo que tengo que relajar un poco porque estoy cansada dejo de hacer algunas cosas pero me busco otras. Evidentemente es mi naturaleza. Así que mientras me dé la salud, seguiré trabajando.
-¿Por qué no tuviste hijos?
-Siempre pensé que uno tenía que tener hijos en el marco de una familia bien constituida y bueno, realmente no la tuve. Fue algo que no se dio y no quise tener un hijo en cualquier circunstancia. Eran otras épocas también. Si volviera el tiempo atrás, no sé si lo pensaría de la misma manera. Ahora las mujeres tienen hijos solas, los hombres tienen hijos solos. En su momento, no me pareció.
-¿Tenés hermanos?
-Tengo una hermana gemela que vive en los Estados Unidos. Antes de que se fuera, nos confundían todo el tiempo. No es fácil ser gemela.
-¿Por qué?
-Porque cuando sos chico, luchás por tu identidad, querés diferenciarte sobre todo en la adolescencia, cuando cada uno va desarrollando su personalidad. Y que todo el mundo te confunda, que nadie sepa quién sos vos, es duro. Mi hermana es locutora y periodista igual que yo. Ahora trabaja en una radio de habla hispana en Miami. Evidentemente, nos parecemos en todo.
Temas
Más notas de Entrevistas
Más leídas de Espectáculos
Adictos al sexo. Diez estrellas de Hollywood que terminaron en problemas por su obsesión
“Estaban perdiendo sus sueños”. Drew y Jonathan Scott asumieron el reto más difícil para ayudar a sus padres
Por decisión propia. Quién se fue de Bake off famosos este miércoles 13 de noviembre
"La última en enterarse". Tras confirmar que Hugh Jackman le fue infiel, Deborra-Lee Furness hizo su primera aparición pública