Margarita Fernández vuelve a mostrar la obra de una vida
Con la reposición, que incluye varios cambios, de Luz de gas, la pianista abre la temporada del centro de experimentación del Teatro Argentino de La Plata
"Yo ya estoy acostumbrada a cerrar ciclos." Margarita Fernández hace esa confesión no en cualquier día, sino en la inminencia de una nueva realización de Luz de gas. Desde que se estrenó en el Tacec, el mismo lugar al que volverá desde esta noche, ese "concierto escénico" fue adquiriendo el estatuto de lo insoslayable. Aquellos que la vieron, ya no pueden olvidarla. Y será bueno que la sigan recordando, porque ahora no será exactamente la misma.
Las piezas de Peter Ablinger, Chopin, Satie, Morton Feldman, Bach y Helmult Lachenmann (su versión de Güero será siempre antológica) están todavía ahí, por supuesto, aunque existen modificaciones ligerísimas. "Es en principio la misma versión -confirma Fernández-, pero por otro lado ya no es la misma porque yo tampoco soy la misma."
¿Qué cambió aparte de ella? "Hay modificaciones sobre todo y en primer término en la dramaturgia del desnudo. Introduje un vértigo escénico mayor. No se había trabajado lo suficiente la situación del desnudo, que debe estar errático en un espacio desconocido. Hay también modificaciones, pero en el interior de mis episodios musicales. Sobre todo con la pieza de Morton Feldman. Yo no quiero someter las piezas musicales a una presión escénica, pero sí quiero ver cómo se transforman a través de situaciones que cargan con el estímulo dramático."
Luz de gas será siempre una pieza voyeurística, que demanda ser espiada más que vista, como si el espectador fuera el tercero excluido, igual que lo es Étant donnés, esa instalación en la que Marcel Duchamp trabajó durante los últimos años de su vida y que consistía en espiar una escena por los agujeros de un gran portón. ¿Espiar qué? Un raro paisaje habitado por una mujer con una lámpara de gas. Muchos de los elementos de Luz de gas proceden de Duchamp. También Desnudo bajando una escalera, la pintura que se materializa aquí en un cuerpo, el de Florencia Vecino, que deja de descender, abandona la verticalidad de la escalera y debe entendérselas con la horizontalidad del suelo. Bajo su aparente sencillez, Luz de gas esconde una fascinante complejidad.
En cierto modo, Luz de gas condensa el pensamiento musical y escénico que Fernández empezó a desplegar ya en la década de 1960. "Sí, creo que sí -confirma ella después de un silencio más largo de lo habitual-. En la versión de 2012 estaba virtualmente suspendida sobre la obra. Pero acá esa condensación está más conscientemente deducida. Además, advierto ahora de qué manera las obras se hacen solas. La obra te va diciendo lo que quiere. Lo que pasa es que tarda mucho en decirlo? Uno tendría que hacer estas cosas en temporadas sucesivas. Luz de gas es una condensación también en el sentido de cómo la música registra el roce escénico. No todo es escena: si yo me equivoco, me equivoco como pianista. Pero no me refiero a eso. Me refiero a que su esencia ontológica se vea tocada por el roce de lo dramático y que despierte además los duendes dramático que lleva en sí la música."
Luz de gas
Concierto escénico para luz de gas, agua, piano y escalera, de Margarita Fernández. Intérprete: M. Fernández. Performance: F. Vecino. Proyecciones: A. Kelvo.
Diseño sonoro: Gustavo Basso y Tata Laxague. Iluminación: Matías Sendon.
Funciones: hoy, mañana, el viernes, el sábado y el domingo, a las 21. En el Tacec del Teatro Argentino de La Plata
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