Manzi, el encanto del regreso
Jorge Suárez y Julia Calvo vuelven a protagonizar el exitoso musical Manzi, la vidaen orsai
Manzi, la vida en orsai reaparece en la escena teatral como una necesidad, según entienden sus protagonistas. Y dicen más: que la obra –un musical en el marco de un romance clandestino– no pretende tanto la construcción de un mito (la vida del poeta) o el apego por la nostalgia tanguera, sino la búsqueda de la identidad a partir del autor de "Malena" o de "Sur", uno de los grandes referentes de la cultura nacional.
Jorge Suárez (encarnando a Homero Manzi) y Julia Calvo (quien personifica a Nelly Omar), junto a Néstor Caniglia, dan vida a este drama romántico con canciones, con idea general y dirección de Betty Gambartes, dirección musical de Diego Vila y textos de Gambartes, Vila y Bernardo Carey. Se presenta de viernes a domingos en el Tabarís.
–¿Por qué volver a Manzi, como obra y como poeta?
Jorge Suárez: –Manzi, el poeta, nos marcó una identidad, un camino cultural y ético. Su obra se valoriza en esta puesta, que se presenta con una producción distinta: hay cambios en la escenografía, la iluminación y el vestuario.
Julia Calvo: ?La esencia y la poesía son la misma. Pero hay un valor agregado: estamos en una sala emblemática, en la calle Corrientes. Manzi y este proyecto se lo merecían.
Suárez: ?Corrientes va a estar engalanada: hay algo en la obra de glamour, de terciopelo rojo, de tango. Me conmueve saber que salimos de la sala y estamos a unos pasos del Obelisco, recorriendo los mismos pasos que Manzi.
-¿Qué los convenció de retomar la obra?
Calvo: –Terminamos una etapa en mayo de 2014 por decisión propia. Sentimos que habíamos cumplido un ciclo. Además, teníamos otras actividades programadas. Pero en ese mismo momento nos pusimos como proyecto regresar.
Suárez: –Confiábamos en que Manzi tenía que volver. Coincidió con el deseo de la gente: en el curso del último año y medio nos preguntaba constantemente cuándo volvíamos. Además, en treinta años de trabajo, no me pasó más que una o dos veces que el público volviera a ver tanto el espectáculo. Hubo quienes la vieron siete, once, hasta catorce veces.
Calvo: ?La gente nos comenta que nunca ve lo mismo, que no es como un video. Y eso nos gratifica: lo hermoso de este juego es que se renueva.
-Tienen una gran identificación con la obra. ¿Cómo se llevan con los personajes?
Calvo: –Para componer a Manzi y Nelly Omar no tuvimos la presión de hacerlos desde la caracterización. Es cierto que Jorge, con su barba, te remite a Manzi. Pero su composición del personaje –como la mía– no es desde la caracterización. En mi caso, el solo pensar que esta mujer compartió estas historias desde la admiración, desde el amor, y que no se separó de él hasta el final me marcó.
Suárez: ?Yo tengo la tendencia de llevarme al personaje "puesto". Juego a que soy profundamente este personaje. No sé cómo hablaba ni cómo caminaba, incluso él no cantaba y yo en la obra sí. Pero si a mí alguien me discute que yo no soy Manzi, tenemos un problema. Ésa es mi convicción. Como también tengo la convicción de que cuando paso la vereda soy Jorge.
-En julio de 2013 murió Acho, el hijo de Homero Manzi, a los 80 años. La obra plantea un romance clandestino de su papá. ¿La vio él? ¿Qué pensaba?
Suárez: ?Hay una escena entre padre e hijo, en la que Homero habla con Acho y le explica que Malena es una fantasía, un invento poético y que él vive de eso, de escribir. Es un momento complejo y doloroso: claramente le está mintiendo para no lastimarlo. El día que Acho vio la obra por primera vez –y tuvo que pensarse como hijo de ese hombre– subió al escenario emocionado y agradecido. No sabíamos cómo podía reaccionar, pero tuvo la grandeza de aceptar la obra como era.
Calvo: –No sólo le llegó la obra, sino que además nos agradeció que recordáramos a su padre. Él estaba convencido de que el recuerdo de Homero iba a pasar mansamente y que nosotros lo tomamos a tiempo para revitalizarlo. Por eso también estaba agradecido.
Suárez: –Tras la muerte de Acho, sus hijos siguieron viniendo a ver el espectáculo. Están felices de que la memoria de su abuelo esté presente y de que la puesta sea tan respetuosa con él. Además, colaboraron y aportaron su mirada.
-¿La obra está pensada para los amantes del tango? ¿Ustedes son tangueros?
Suárez: ?Esto es teatro. Y alguien que no ame el tango también puede disfrutarlo, porque antes que nada se cuenta una historia. Que es dramática y que tiene canciones, pero antes que nada es una buena historia. Seguramente, alguien a quien le guste el tango la va a recomendar a otro tanguero.
Calvo: ?En mi casa lo escuchaban mi abuela y mi mamá, pero provengo del rock. Sobre todo, del nacional y el sinfónico. Y además soy muy "spinettera". Pero me muevo de allí un milímetro… y ya estoy en el tango.
Suárez: –Yo nací en la cocina de un restaurante, en Padilla y Acevedo, en el bar de mis padres. Mi madre se acostaba escuchando a Lionel Godoy (conductor del programa radial de tango La noche con amigos). El tango es parte de mi energía.
-¿Qué les devuelve el público después de ver la obra?
Calvo: ?Agradecimiento. Nosotros empezamos a ensayar fascinados por lo que hacíamos. Y eso se transmitió. Fuimos muy malcriados en ese sentido: en todas las funciones el público es agradecido.
Suárez: ?Eso es muy conmovedor. Ensayar es una cosa y encontrarte con la otra parte, sensibilizada por la obra, nos conmueve. Ya en los ensayos Betty me decía que la gente iba a llorar de emoción, por el reencuentro con el adoquín, los perros, la luna, el fondo de la calle. La gente se identifica con Manzi, por su capacidad de pintar Buenos Aires sin quejas ni dolores.
Calvo: ?Vinieron muchos colegas, así como personalidades de la cultura y la política, de distintas áreas, y todos concluyeron en lo mismo: el agradecimiento. Tiene que ver con lo universal de la poesía de Manzi.
Suárez: –El resumen es el abrazo con los ojos llenos de lágrimas. El público grita "gracias", "esto es Argentina", "somos argentinos". No te olvides de que Manzi fue un hombre político, que vivió apenas 43 años y que sin embargo fundó Forja, fue dos veces presidente de Sadaic, filmó 30 películas, hizo centenares de canciones, tuvo grandes amores. Lo importante es que podemos rescatar un alma abierta, capaz de entender la situación que estaba viviendo. Lo empezamos haciendo sin saber nada de esto. Y con el tiempo entendimos que estábamos retratando a un personaje fundamental de la cultura nacional.
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