Empezó a estudiar teatro a los 9 años. A los 12, Malena Villa (22) debutó en la pantalla grande –fue coprotagonista de la película Puentes, de Julián Giulianelli– y, con el paso del tiempo, su pasión por el cine se impuso. Este año su nombre sonó fuerte luego de su participación en El ángel , de Luis Ortega: "A partir de esta última película tuve un pico de ansiedad, porque de repente me explotaron las redes sociales con nuevos seguidores, comentarios… Sentía que no lo podía manejar, pero ahora ya me acostumbré.No tengo problema en sacarme fotos, pero cuando camino por la calle y me reconocen, me da un poco de vergüenza. Soy tímida y me pone incómoda cuando me señalan", cuenta. Sin embargo, a la hora de enfrentar una cámara, sus pudores quedan atrás: bella, histriónica y talentosa, forma parte del staff de la agencia Civiles, de Spellbound en Los Ángeles, y Louis Vuitton la eligió como embajadora para su desembarco en el país. En una entrevista con ¡Hola! Argentina, la chica del momento cuenta cómo fue su camino hacia la cima.
–¿De quién heredaste la pasión por el arte?
–Mi papá, Néstor, también es actor. Hizo varias películas, pero se dedica más al teatro. A mí me apasiona el cine, me considero cinéfila, además ahí fue donde me formé. Trabajar en televisión es algo nuevo para mí, antes de 100 días para enamorarse había hecho algunos unitarios, como El lobista, pero nunca un programa diario. Cuando tuve que grabar mi primer capítulo tuve un poco de miedo...
–Me imagino la alegría de tu papá cuando elegiste seguir con su legado.
–Sí, estaba muy contento. Sin embargo,no tuvo ningún problema en contarme todos los altos y bajos que son normales en esta profesión. Siempre me avisó que era probable que me frustre, me advirtió que no siempre sale todo como uno lo espera… Por eso desde un principio me recomendó que tenga otra carrera como back up. Pero el arte es innato en mí; si no estoy actuando me encontrás cantando o tocando la guitarra.
–¿Es una presión para vos ser hija de un actor?
–Sí, por las críticas que puedo recibir de su parte, él es más objetivo, no como mi mamá, que todo lo que hago le gusta. Lo admiro mucho y respeto sus opiniones sobre mi trabajo.
–Trabajás desde muy chica, ¿sentís que te perdiste otras cosas?
–No, porque también tenía tiempo para estar con mis amigas. La única película cuyo rodaje llevó tres meses la hice en verano, mientras estaba de vacaciones. Pero siempre seguí con una vida acorde con mi edad. Me diferenciaba de mis pares, porque yo siempre supe qué quería hacer, había empezado mi carrera desde antes de terminar el colegio. Y gracias a mi trabajo, a los 18 me pude ir a vivir sola.
–¿Tuviste alguna mala experiencia?
–Por suerte no, sí me pasó que con algún director no me llevé tan bien, pero en general tuve más buenas experiencias que malas. A los 15 años tuve la posibilidad de trabajar con actores que admiraba muchísimo, como Gonzalo Valenzuela y Leticia Bredice. ¡Estaba muy nerviosa!
–¿Con quiénes te gustaría trabajar?
–Directores como Paul Thomas Anderson sería un sueño. Igual, no me puedo quejar, fantaseaba trabajar con Luis Ortega y me sucedió. Fue hermoso cuando me convocaron, ya había hecho varios castings para proyectos de él.
–¿Cómo fue interpretar a dos hermanas gemelas en El ángel?
–Muy divertido, porque yo tengo una hermana melliza, pero somos muy distintas en todo sentido. Imaginate que me tiene prohibido decir su nombre, porque no es del ambiente, estudia Medicina y no quiere ser parte de esto, ni que la sigan en sus redes sociales.
–¿Cómo fue trabajar con el Chino Darín y Toto Ferro?
–Antes de este proyecto no había visto a ninguno de los dos. Pero por suerte, los meses previos al rodaje ensayamos mucho tiempo y nos hicimos muy amigos. Ahora Toto me invitó a cantar en su show. Con el Chino no tuve tanto ensayo previo, pero también nos llevamos muy bien. Es una persona tranquila, cero egocéntrico, relajado, que no te hace sentir nervios por estar al lado de él.
–La película se estrenó en España, ¿te gustaría proyectar tu carrera al exterior?
–Sí, sería un sueño, mi abuelo paterno era español. En 2016 viví en Barcelona dos meses porque hice unos comerciales para una marca de electrodomésticos, y me encantó, ahora me queda hacer cine. Siempre pensé que si me fuera a vivir a otro país, sería a España. No sueño con llegar a Hollywood, no es a lo que apunto, preferiría hacer una película en España, y lo veo más posible de concretar.
–En la telenovela 100 días para enamorarse interpretás a una mujer que se enamora de un chico trans, ¿cómo fue esa experiencia?
–Estuvo buenísimo, además yo soy feminista y apoyo la diversidad de género. Me parece espectacular que haya programas de televisión que planteen estos temas. Por mi parte, no tuve ningún problema en hacer el papel, lo que me dio más nervios fue darle un beso en la boca a Maite Lanata, porque ni nos conocíamos y nos tuvimos que desnudar la primera vez que nos vimos.
–¿Estás de novia?
–Hace un año y 10 meses estoy en pareja con Juan Barberini (39) y ya convivimos. Nos conocimos trabajando en la película Rompiente, porque los dos somos actores.
–¿Cómo te conquistó?
–Nos conocíamos de vista. Cuando me dijeron que iba a trabajar con él me puse muy contenta porque siempre me gustó, y dije: "¡Es mi momento!". Tenía fe que después de trabajar juntos nos íbamos a conocer más, y así fue. A la semana de terminar el rodaje me escribió, me invitó a salir y fluyó todo. No tenía ningún prejuicio con la diferencia de edad, porque mis papás se llevan 15 años y siempre estuvo todo bien. En casa ya lo quieren.
–¿Te imaginás mamá?
–Me encantaría ser madre, pero no ahora. Después de los 30, seguramente. Por ahora quiero seguir con mi carrera al ciento por ciento.
–¿Un sueño?
–Mi sueño toda la vida fue vivir de la actuación y eso ya está sucediendo, así que lo próximo podría ser sacar mi disco.
Producción: Consuelo Sánchez
Maquillaje: Vero Luna Make Up
Peinado: Eddie Rodríguez, para Cerini, con productos L´Oréal Professionnel
Agradecimientos: Las Pepas, Bartolomé Joyas, Mishka, Luna Garzón, Más Negro, La casa de los patines y Trixie Diner Salguero
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