Madonna se presentó ante más de un millón y medio de personas en un show gratuito en Copacabana
La gira mundial “The Celebration Tour” copó la playa icónica de Río de Janeiro para el delirio de una multitud que siguió cada movimiento y cada canción de la diva del pop
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Finalmente la espera terminó y Madonna se subió al increíble escenario montado frente a la playa de Copacabana, en Brasil. Con un repertorio que incluyó algunos de los más grandes éxitos de su extensa carrera como “Like A Virgin”, “Hung Up” y “Nothing Really Matters”, la reina del pop realizó un multitudinario show gratuito que incluyó la presencia de decenas de bailarines e invitados especiales frente a más de un millón y medio de espectadores.
En el marco del cierre de la gira retrospectiva The Celebration Tour, que comenzó en octubre del año pasado en Londres y recorrió el Reino Unido, España, Francia, Alemania, Estados Unidos y México, la cantante norteamericana llegó a la ciudad carioca días atrás para prepararse para lo que sería “el show más grande de su carrera”.
Este detalle, junto al hecho de que la última vez que había visitado el sur del continente fue en 2012 con el MDNA World Tour” (que la llevó a presentarse en el Monumental de Buenos Aires y en el Estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba) y de que las entradas no tenían ningún costo para los asistentes, hizo que cientos de fanáticos viajaran desde todas partes de Brasil y de regiones cercanas para asistir al tan esperado concierto.
Las autoridades de la ciudad aseguraron que se esperaba una asistencia de alrededor de 1,5 millones de espectadores, similar a la que finalmente ocurrió, lo que representaba 10 veces más que el anterior récord de 130.000 asistentes que tuvo la cantante en el Parc des Sceaux de París, en 1987. Para esto, el gobierno de la comuna de Río de Janeiro y los sponsors invirtieron aproximadamente 60 millones de reales (unos 11 millones de dólares) en el espectáculo, esperando que los niveles de ingreso de dinero por el turismo en la ciudad fueran cinco veces mayores, es decir, de 57 millones de dólares. Esto enmarcado en que la capacidad hotelera terminó alcanzando casi el 98% en Copacabana, los alquileres temporarios estaban completos y el Aeropuerto Internacional de Río anunció la implementación de 170 vuelos adicionales de más de 20 destinos durante esta semana. Además, el sitio web oficial de Madonna anunció que el espectáculo era el “más grande en sus cuatro décadas de carrera”.
Finalmente, en un escenario a dos metros y medio de altura con una superficie total de 800 metros cuadrados y con 18 torres de sonido repartidas a lo largo de la playa para garantizar la calidad del sonido en toda la zona, la artista salió al escenario vestida con un kimono negro a las 22.30, con casi 50 minutos de retraso, y deleitó a sus admiradores con momentos de puro baile al ritmo de sus más grandes hits y otras situaciones más emotivas, como cuando rindió un homenaje a las víctimas de VIH cantando “Live To Tell”.
Más tarde llegó el momento de los invitados especiales: Anitta y Pabllo Vittar, dos reconocidos músicos brasileños. Con la cantante y bailarina realizaron una competencia de baile durante “Vogue” y la popular drag queen bailó “Music” con músicos de samba y la bandera de Brasil como protagonista en el escenario. Fueron los momentos en que el público que copó la emblemática playa carioca entró en verdadero estado de entrega total. Para bailar la famosa coreografía de “Vogue”, Madonna estuvo acompañada de una de sus hijas pequeñas, Estere, de 11 años, además de Anitta. En ese momento, el escenario llegó a tener 800 metros cuadrados, mientras los bailarines simulaban practicarles sexo oral a Madonna y Anitta. Dando cuenta de la locación, la diva de tantas batallas se puso un vestido con los colores de la bandera brasileña con el clásico corpiño diseñado por Jean-Paul Gaultier.
Durante el show, Madonna se la jugó con algunas palabras en portugués. De las veces que había estado en Río recordó algunos términos (como “travieso” y “culo sucio”). También reconoció que lo que estaba presentando en la emblemática playa de Copacabana no lo hacía por dinero (aunque cobró más de tres millones de euros por la actuación). “La playa, la montaña, Jesús. ¡Este es el sitio más bonito del mundo!”, dijo ante la obvia ovación de la multitud.
A lo largo del show, la reina del pop, de 65 años, cambió varias veces de vestimenta y optó por usar los excéntricos trajes que la caracterizan. Todo esto frente a la locura de sus fans, quienes habían esperado durante más de 12 horas para garantizarse el lugar más próximo cercano a la valla. Si bien días atrás la policía militar había prohibido el acampe, la última noche se acercaron a las inmediaciones del escenario muchos fanáticos que no querían llegar a último momento y comenzaron a formar lo que más tarde se convertiría en una larga fila. Muchos admiradores de Madonna pasaron los últimos días en las afueras del lujoso hotel Copacabana Palace, en donde la cantante se hospedó desde su llegada a Río de Janeiro. Fue tal el revuelo que se armó antes de la presentación de la diva, que una tienda de la zona famosa por vender atuendos de carnaval, estos días estuvo ofreciendo disfraces inspirados en ella, además de abanicos, riñoneras y ropa interior.
Entre la multitud se encontraba la comunidad LGBTIQ+, como siempre lo ha hecho ante cada presentación de una de las referentes de dicho colectivo. Pero entre el público también hubo familias con chicos, abuelos y abuelas como muestras de una audiencia sumamente variada que se acomodó en el lugar separada de los numerosos espacios VIP de los patrocinadores y de las autoridades locales.
La organización fue uno de los puntos más destacados del multitudinario evento, ya que no solo no se produjeron altercados muy importantes, sino que toda la ciudad se preparó para recibir a las miles de personas que llegaban de todas partes del continente. Con una organización de megaevento similar a la que se realiza en la víspera de Año Nuevo o para el Carnaval, el plan de seguridad incluía la presencia de más de 3000 militares y 1500 policías en “estado de alerta”, además de inspecciones sorpresivas a los buques que habían intentado posicionarse en la costa cercana al estadio para poder ver el espectáculo desde ahí. Para el armado del show llegaron 270 toneladas de equipos que fueron transportadas en tres aviones de carga y, luego, en 30 camiones. El staff de 200 personas de Madonna ocupó 90 habitaciones del hotel Copacabana Palace.
Asimismo, la movilización de personas acercándose al lugar obligó a que -cinco horas antes del inicio programado del espectáculo- las autoridades cerraran todos los accesos para vehículos del barrio de Copacabana y solo permitieran el ingreso a pie.
Con el mega recital ya instalado en el pasado reciente, el diario O Globo, el principal periódico de la ciudad brasileña, afirmo: “El sueño de una Madonna carioca se hizo realidad un sábado por la noche -¿y qué noche más apropiada?- cuando la cantante subió al escenario ampliado al final de su Celebration Tour para un concierto gratuito en las arenas de Copacabana”. Por su parte, Folha de São Paulo, otro medio tradicional de Brasil, afirmó: “Musicalmente, cumple lo que promete. Utiliza pistas de acompañamiento pregrabadas y canta sobre ellas, como es habitual en la música pop. Si no hay banda en directo, el bajo electrónico es una delicia, al menos para los que estábamos cerca de una de las torres con altavoces”.
“En la madrugada de este domingo, cientos de miles de personas seguían bailando y cantando en las arenas y las calles de la ciudad más emblemática de Brasil”, sostiene el diario español El Mundo. “En lo que muchos llamaron un espectáculo histórico, Madonna cautivó al público con numerosos cambios de escenario, vestuario y exhibiciones de luces“, escribió la BBC de Londres. “Una estrella mundial, una ciudad de ensueño, una playa legendaria”, sumó el periódico francés Le Monde.
A los ecos que generó esta presentación histórica se sumó el registro del productor Daniel Grinbank en su cuenta de Instagram. “Un show que fue mucho más que un concierto con un espectáculo de una dimensión superlativa. La identidad de Madonna se pone de manifiesto con esta performance, que es su historia que arranca cuando llego a NYC a finales de los 70- sostuvo el empresario y productor de espectáculos internacionales y locales-. De ahí se cuelga la guitarra y hace una versión de ‘Burning up’, mientras las pantallas reproducen imágenes de fotos de esa época incluido el club CBGB. Durante más de 2 horas hubo momentos para todos los climas, como por ejemplo cuando presentó ‘Live to tell’, recordando lo feroz del ataque del Sida a la sociedad, con imágenes en las pantallas de atrás de víctimas del flagelo que, por suerte y ciencia mediante, logra ponerla en otra instancia que significa vida”.
Para Grinbank, el momento más espectacular del recital fue cuando Madonna interpretó “Like a Player” con sus bailarines que se colgaban simulando crucifixiones. “En lo personal -cerró su extenso comentario- haber compartido esta experiencia fundamentalmente con mi hija, sobrinas y que sepan que se libró una dura batalla cultural que siempre tuvo como bandera la diversidad, el sexo libre, la reivindicación del orgasmo, el feminismo, las luchas de LGTBQ+ y las mujeres dueñas de sus cuerpos. En una sola palabra, libertad, con todo lo hermoso que implica más allá de bastardeos de la misma. Madonna supo musicalizar estos axiomas, convirtiéndose en una abanderada, donde la lucha por nuestros derechos individuales es tarea de todos los días”. Y cerró con comentario sobre la sana envidia que le generaba que este mega evento se haya producido en Brasil: “País y sociedad que entienden la importancia de la cultura, posibilitando desde políticas públicas el incentivo de la misma”.
El concierto de anoche pasará, seguramente, a la historia. La misma playa de Copacabana había recibido a los Rolling Stones (la banda que Grinbank trajo a nuestro país en cuatro oportunidades), en 2006. Aquella vez “apenas” convocaron a 1,2 millones de personas. Pero, según Guinness World Records, fue el concierto de Rod Stewart, en 1994, el más convocante con 4 millones de espectadores. Claro que aquello fue en el marco del festejo del 31 de diciembre, con miles de personas en las calles esperando la llegada del nuevo año en las famosas playas.
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