Leandro Fresco
Melancolía granjera desde el corazón de una laptop
A mediados de los 90, la electrónica argentina surgió (siguiendo las coordenadas del rock nacional) como un subgénero con voz propia, que incluso ganó el respeto de sus pares europeos. Y Leandro Fresco fue uno de los primeros en delinear la matriz del sonido electro rioplatense. Desde su debut con trazos ambient en Cápsula (1996), siguiendo con adaptaciones al drum&bass o al techno teutón de intérpretes como Gas, Pole o Porter Ricks, si algo caracterizó a la música de Fresco es haber seguido la evolución del género como medio para plasmar su personalidad gentil y por momentos melancólica. Y los límites genéricos inciertos de la electrónica actual, la permisividad para aparearse con otros estilos, son el viaducto apropiado para potenciar los atributos de Leandro que distinguen al pertinentemente titulado Luz sin calor. Básicamente, son 43 minutos concisos en los que Fresco muestra sobriedad e imaginación. El track apertura "Johnny" evoca los mejores pasajes de Aphex Twin en sus Selected Ambient Works y es tan encantador como una caminata crepuscular por la playa. La naif "Barrilete" suena a Yo La Tengo en versión laptop, mientras "Top Less" es una atractiva adaptación del techno futurista que representa Carl Craig. Pero lo mejor son las tres colaboraciones con Gustavo Cerati, quien aporta sus más inspiradas texturas de guitarra fuera de Soda Stereo. "Lejos" y "Laptop granja" son bucólicas aproximaciones a la glitchedelia que evitan caer en clisés. Luego, sus arpegios y efectos en la atmosférica y otoñal "El domingo pasa por la ventana" dan un cierre dorado para un álbum que amerita varias escuchas.