Luz de luna: la serie que revolucionó la televisión de los 80, a pesar de lo que pasaba detrás de cámara
Algunos teníamos menos de diez años cuando la serie se empezó a emitir en nuestro país. La oferta era escasa y en televisión no había subtítulos. Las telenovelas locales arrasaban. Sin embargo, a pesar de que no se convirtió en el éxito que fue en Estados Unidos, muchos recordamos el programa con cariño y admiración. Quizás entendíamos ni la mitad de los diálogos -intensos y repletos de palabras pronunciadas a un ritmo frenético- pero ya éramos capaces de percibir algo diferente en cada uno de los episodios de Moonlighting, Luz de luna.
Protagonizada por Cybill Shepherd y Bruce Willis, la serie se estrenó en 1985 y se extendió hasta 1989. A primera vista, parecía otra historia de detectives como Remington Steele o Cagney y Lacey. Pero no. El creador del programa, Greg Caron, fue obligado a escribir un argumento del género policial a pesar de detestarlo. Su idea, entonces, fue desarmar los lugares comunes del formato y convertir a la serie en un laboratorio para experimentar con nuevos recursos.
El resultado se tradujo en un show televisivo innovador que llegó mucho antes de la era dorada de las series iniciada después del 2000. Alejado del modelo detectivesco, el programa se animó a autoparodiarse, hizo referencias a la historia del cine, introdujo guiños culturales, fue uno de los primeros en romper la cuarta pared y, sobre todo, incluyó las inolvidables discusiones a los gritos entre los dos protagonistas que mientras levantaban el nivel de agresión entre ellos subían la tensión sexual que todo el público esperaba que se resolviera.
Lo cierto es que estos cruces de la ficción eran un reflejo de lo que sucedía a diario en el set de filmación: Cybill y Bruce se odiaban en la realidad. Así lo asegura el actor Curtis Armstrong, coprotagonista de la serie, que hace unos años escribió el libro Revenge of the nerd donde confirma la pésima relación. Armstrong describe a Willis como un "tiro al aire" mientras que de Sheperd afirma que tenía aires de "diva".
En aquel momento, el actor era casi un desconocido -todavía faltaban tres años para el estreno de Duro de matar- mientras que ella contaba con una trayectoria compleja: la primera película que protagonizó a los veinte años en 1971 -The last picture show- le valió una nominación para el Globo de Oro por mejor nueva actriz y un par de éxitos en Hollywood como Taxi driver, pero el resto de sus trabajos terminaron olvidados en una pila de fracasos. De ahí su frágil condición de estrella: una actriz hermosa que prometía una gran carrera pero que de a poco se eclipsó hasta la propuesta de Luz de luna.
Tan necesitada estaba de conseguir visibilidad que Sheperd aceptó interpretar a Maddie Hayes cuando todavía el piloto ni siquiera estaba terminado. Después de una larga búsqueda del compañero ideal, Bruce Willis se presentó el último día del casting y de inmediato los productores supieron que él era el mejor actor para ponerle el cuerpo a David Addison. Así se conformó la exitosa pareja de detectives: una actriz famosa resentida por una carrera en decadencia y un actor sin trayectoria pero con ganas de avanzar.
Hasta el momento, no se terminan de conocer los motivos de la enemistad. Por un lado, hay quienes aseguran que se trató de un romance frustrado por el que Shepherd quedó ofendida para siempre. En una entrevista con E!, la actriz contó que durante el casting hizo lecturas con 17 actores antes que Willis y que no sintió chispa con ninguno: "Pero con Bruce la temperatura subió más de veinte grados. Todos lo notaron".
La declaración parece confirmar los rumores de un affair que terminó mal. Armstrong en su libro cuenta que Bruce y Cybill conectaron durante las primeras filmaciones, pero que luego el actor le contó que nunca más iba a cometer ese tipo de error.
En el año 2000, la actriz publicó un libro en el que contó que Willis fue una noche a su casa con una botella de vino pero que al final no sucedió nada entre ellos. "Tal vez a Bruce le gusta más la persecución que la captura. Nunca terminamos lo que empezamos en privado, pero luego cada vez que teníamos una escena de besos su lengua iba directo a mi garganta", escribió en Cybill Disobedience.
La otra teoría alimenta los rumores que construyen una trama de celos entre los actores que se volvió más intensa cuando Bruce Willis lanzó su exitosa carrera cinematográfica en 1988 con el estreno de Duro de matar.
Al margen de las razones del odio, a medida que las temporadas del show continuaron, la relación entre Sheperd y Willis se deterioró cada vez más. Armstrong revela en su libro que hasta que hubo que medir la distancia entre sus camarines y el set para que ninguno de los dos tuviera que hacer un paso más que el otro.
Cuando ella quedó embarazada todo se complicó más debido a que Bruce tuvo que trabajar más horas para compensar y a que Cybill pretendía filmar varias veces las mismas escenas porque se veía enorme y envejecida. Después de cinco años, cuando filmaron el último capítulo del programa, no se hablaban y no se miraban a los ojos cuando actuaban.
El programa perdió rating después de que en la tercera temporada los productores decidieron consumar la tensión sexual entre Maddie y David. La ficción continuó dos años más pero el maltrato entre los protagonistas terminó de consumir la historia.
En 1990, Bruce Willis contó que no estaba en contacto con su expareja de la ficción, pero que no tenía nada malo para decir sobre ella. Hace dos años, en el programa de televisión para las estrellas, Comedy Central Roast de Bruce Willis, Cybill Shepherd tuvo una participación donde dijo: "Nuestros personajes en Moonlighting no eran tan exagerados. Yo interpreté a una ex modelo, que eso había sido antes. Y Bruce a un idiota, que es lo que es. Sé que no hemos tenido una conversación en treinta años, pero siempre tendremos los restos de aquello que pasó".
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