Luciano Cáceres aleja los rumores de romance con Juana Viale
Y un día, sin esperarlo, llega el diluvio o el portón de hierro cae sobre la rodilla de Luciano Cáceres . No lo imaginaba pero le pasó cuando grababa la última escena de la serie El mundo de Mateo, de Mariano Hueter (para Cablevisión Flow), con Martina Guzmán y Fernán Mirás. Una tonelada que le provocó rotura de ligamentos cruzados y meniscos, algo mucho más común entre los futbolistas que entre actores. Terminó de grabar y a los diez días se operó.
"Fue un susto y por algo pasan las cosas, te das cuenta que muy rápido puede cambiar todo. Ahora voy despacio, camino, me muevo pero hasta correr pasarán ocho meses", dice el actor y director a cargo de dos obras en el teatro Auditorium de Mar del Plata: la comedia de Gonzalo Demaría 40 días y 40 noches, el tiempo bíblico que dura el diluvio anunciado para Leonor Manso, Pablo Alarcón, Joaquín Berthold, Juana Viale e Iván Muñoz, y la reposición de El ardor, de Alfredo Staffolani con la que había debutado el verano pasado en la misma sala y donde también protagoniza junto con Viale (que reemplaza a Valentina Bassi), Berthold y Santiago Magariños.
"El laburo con Valentina fue hermoso y ahora, el cambio con Juana es muy bueno también porque nos sirvió para revisar momentos. Estuvimos muy concentrados solo con el teatro, sin otras preocupaciones, y eso rindió mucho. Con Juana ya habíamos trabajado en televisión y con Leonor (Manso) fuimos a verla al teatro, a La sangre de los árboles. Para ella, es un desafío enorme, de mucha exigencia", dice Cáceres, pronto a desmentir los rumores de romance:"No sé jugar a eso, no es mi perfil", responde.
No es casualidad que repita equipos de trabajo sino una elección "de familia" con la que recorrer la ruta. Esta es la cuarta obra de Demaría que dirige (después de El cordero de ojos azules,El acto gratuito y El pequeño circo de los hermanos Suárez. Y también es la cuarta en que dirige a Manso (4.48 Psicosis, El cordero de ojos azules y Esposas de dictadores): "Esta, 40 días y 40 noches, la escribió Gonzalo para Leonor, hace años. La presentamos en varios lados, no salía y por algo pasan las cosas, cuando el Ministerio de gestión cultural de la provincia me pidió otro espectáculo, lo ofrecí y acá estamos con esta propuesta", dice el director, con una salvedad: "Sé que en Mar del Plata suele haber otro tipo de comedias, no digo que esté bien ni mal, son géneros. En este caso, ninguna de las dos están digeridas de antemano, requieren un espectador activo, que vaya descubriendo lo que pasa".
No sabe si este año actuará en televisión. Por el momento, siente que con estos dos compromisos teatrales "le estalla la cabeza". Tampoco puede confirmar si las llevará a Buenos Aires aunque en el marco del FIBA, El ardor se presentará el 29 de enero en el teatro 25 de Mayo. A fines del año pasado, estrenó la película El jardín de la clase media, de Ezequiel C. Inzaghi, un thriller que no tuvo la repercusión deseada. "Es muy difícil hacer, se distribuyó solo en ocho salas y sigue dando vueltas en algunos espacios Incaa. Nosotros tenemos la tarea de vivir de nuestro oficio. Cuando filmamos Corralón, con la productora que comparto con Pablo y Eduardo Pinto, la hicimos fuera del Incaa, totalmente independiente, todos laburamos gratis, llevamos el espíritu del teatro independiente al cine independiente, donde la industria hace que filmar sea más complicado. Por supuesto, acotada en tiempo y presupuesto pero sigue con vida propia", dice sobre el film que pasó por el Bafici 2017 y la cartelera comercial, y donde actuó junto con Berthold, Carlos Portaluppi y Brenda Gandini.
"Siempre laburo de la misma manera, en cualquier lado, es mi responsabilidad. Actúo desde los once años y a los veinte empecé a dirigir, tengo la certeza de que es un oficio como trabajar la madera y saber sobre eso: por eso estrené a Sarah Kane y René Pollesch, autores muy importantes en el mundo pero que acá no se conocían, ahora sí, hace rato. Y hacer tele y estar más expuesto, sirvió para que mucha gente que nunca había ido al teatro, lo haga porque me conocía de una tira. Como pasó con Graduados, en Telefe, y Macbeth, que hacía al mismo tiempo en el San Martín. He hecho galanes también, es oficio, repito, aunque me gustan más los malos porque son los que llevan la acción mientras que los buenos la reciben como el buenazo que hacía en Señores papis", dice Cáceres, con ejemplos para todo a los casi 42 años y más de la mitad en un escenario. O, siempre lo cuenta, desde que fue gestado en un teatro por sus padres.
Entre tantos papeles asumidos, también integró el elenco de la tira Patito feo durante dos años y fue invitado a las funciones en el Gran Rex, pero no participó de las giras. Estuvo muy en contacto con los chicos y chicas, su crecimiento y evolución, porque interpretaba al encargado del colegio. Nunca, dice, pudo imaginar algo como lo sucedido con Thelma Fardin y su denuncia contra Juan Darthés."Es terrible. Es muy importante que las compañeras actrices se agrupen, no solo por lo de ahora sino por lo que fue y lo que se viene. En mi caso, aunque me crié con mucha libertad y mis padres se amaban mucho, reconozco que había una energía masculina dominante, eso es innegable, y esos mandatos hoy están cuestionados, los adolescentes encaran las cosas de otra manera. Creo que avanzamos mucho en aceptar las diferencias, ser tolerantes y no naturalizar el maltrato. Pienso en nuestros chicos, en el futuro, y quiero justicia", dice el papá de Amelia, hija de su expareja Gloria Carrá y hermana menor de Ángela Torres.
En la tarea de director, reconoce que aprendió de todos, desde que empezó a estudiar en Andamio 90, la escuela fundada por Alejandra Boero que le dio, además de un riguroso entrenamiento, "mensaje, entendimiento y conocer los estilos y géneros porque no todo se actúa de la misma manera, lo cotidiano no sirve para todo, lo impostado tampoco". Y continúa: "Con Helena Tritek, sumé poética; con Javier Daulte, la impronta del atajo y la inteligencia emocional, es decir, estar al servicio para construir cualquier realidad. Podés hacer cualquier disparate pero si hay verdad emocional, es verosímil y el público es cómplice". Acerca de los temas que la actualidad impone, agrega que 40 días y 40 noches también los plantea. Porque ¿a quién hay que salvar si viene un diluvio? Cáceres no lo duda: "El personaje de Leonor en ese Nuevo Mundo va a ser la madre de las madres, la matriarca. Su hijo es gay, llega con su pareja senegalés y ella le dice 'no importa si no tenés hijos porque sos poeta y parirás poemas'. Porque el arte en todas sus formas debe ser preservado para que haya nuevas obras y no desaparezca".
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