Lucía Galán: "Confieso que soy un poco celestina"
Una mañana de verano la casamentera Dolly Gallagher Levi llega en tranvía repartiendo tarjetas personales donde ofrece sus servicios de intermediaria matrimonial. Y a partir de ahí comienza tal vez el más divertido vodevil musical: Hello, Dolly!, de Michael Stewart y Jerry Herman. Es uno de los grandes clásicos de la comedia musical, se estrenó en Broadway en 1964 y se replica en diferentes partes del mundo. Una particularidad: casi siempre el personaje protagónico es encarnado por grandes figuras. Lo estrenó la gran Carol Channing, pero también la encarnaron Ethel Merman, Mary Martin, Ginger Rogers, Pearl Bailey, Dorothy Lamour, Yvonne de Carlo, Concha Velasco, Bette Midler (en la última versión), Barbra Streisand (en cine) y Libertad Lamarque (1967), Elena Lucena (1968) y Nati Mistral (1996), en la Argentina.
Una nueva versión está a punto de estrenarse, el 8 de enero, en Buenos Aires y tiene a Lucía Galán como protagonista. El año pasado, cuando ya se hablaba del proyecto, sus productores Leo Cifelli y Ángel Mahler mencionaban a la cantante de Pimpinela como "ideal" para el papel. Finalmente, luego de algunas postergaciones, se pudo concretar bajo la dirección de Arturo Puig y en el teatro Ópera. A Lucía la acompañan Antonio Grimau, Darío Lopilato, Laura Azcurra, Ángeles Díaz Colodrero, Agustín Sullivan, Matías Acosta, Flavia Pereda, Eluney Zalazar, Natalia Moura, Karina Barda, Tali Lubi, Sol Giuglietti, Verónica Pacenza, Ezequiel Carrone, Marcelo Amante, Pablo García, Santiago Almaraz, Juan Martín Delgado, Andrés Rosso, Diego Martín, Pedro Frías y Martín Mena Mauger, bajo la dirección musical de Mahler, la coreografía de la gran Elizabeth de Chapeaurouge y la adaptación de Marcelo Kotliar, Federico González del Pino y Fernando Masllorens.
En el living de su casa del barrio de Belgrano, que refleja claramente la personalidad de Lucía, la nueva Dolly dialogó con LA NACION a pocos días del estreno de esta obra que marcará un antes y un después en su carrera artística. Está ansiosa y confiesa que hasta en sueño le aparecen las canciones y los diálogos de la obra.
–No fue fácil convencerte para hacer Hello, Dolly!, ¿verdad?
–Es difícil para mí por las giras de Pimpinela. Ya me habían ofrecido otras obras, pero no se dio o no me entusiasmó la idea o no era el momento. Pero tenía muy fresco Hello, Dolly! porque lo había visto con Bette Midler en Broadway tres o cuatro veces. Junto con Barbra Streisand son mis dos ídolas y justo las dos hicieron a Dolly. Esto comenzó el año pasado. Se acercaron a la oficina Ángel y Leo a hablar con nosotros y comentarnos la propuesta.
–¿Nosotros?
–Sí, con mi hermano y conmigo. Joaquín es el manager del dúo y productor, quien organiza toda la gira. Cuando uno actúa en ciudades como Nueva York o Los Ángeles, en determinados teatros la ocupación es muy rápida entonces hay que laburar con mucho tiempo de anticipación. Es difícil coordinar por la forma en la que se trabaja acá. Pero nos fijamos nuestra agenda, fechas de conciertos, giras, funciones, y finalmente se pudo dar.
–¿Dudaste mucho?
–Siempre lo que tengo claro es lo que no quiero hacer. Por ejemplo: todo un año haciendo una obra. No me divierte, no estoy acostumbrada, no soy un bicho de teatro, de estar un año entero en un mismo lugar. Me gustan mucho las giras, los viajes y todo lo que es el mundo de la música. Esto pudo ser posible porque, por primera vez se planea como en otros países: dos meses y medio o tres, es lo que más me sedujo. Al haber podido organizar las fechas, pude decir que sí. También fue fundamental saber que iban a estar Antonio Grimau, Arturo Puig y Ángel Mahler, era garantía. La orquesta también fue algo que me sedujo a nivel calidad.
–Los ensayos comenzaron el 19 de noviembre, no tuviste tanto tiempo...
–No. Fue apenas llegamos del Grammy. Igual yo venía cantando sola "Pongo la mano aquí"… todos en casa se saben las canciones. Comencé a ensayar con todo el libreto aprendido. Ya están montados los dos actos. Falta sólo ver la canción final y otra más, pero después ya está todo. El diseño coreográfico de Elizabeth también fue fundamental. Y ni hablar de la cuestión escenográfica: llegó en ocho containers desde México.
-¿Tenés que bailar mucho?
-Dolly no bailaba mucho, son algunos pasos. Desde chica estudié baile, teatro, después con Pimpinela se unió mi vocación por la actuación. Pero me preparé para todo.
–¿Por qué crees que tu nombre estaba en la cabeza de mucha gente cuando se hablaba de esta obra?
–Mirá qué bárbaro… No sé... tal vez el tema de la edad o cierta identificación. Dolly tiene la manía de que querer hacer todo, de estar preparada para lo que sea y si se necesita algo, ella allí está. Las canciones también son muy melódicas, muy pegadizas.
–Jerry Herman componía para que te vayas del teatro tarareando...
–Eso es importante en cualquier obra de teatro musical. Es lo que siempre prioricé: que salgas de la sala tarareando. Es importante porque es como llevarte un pedazo de lo que acabás de ver para tu vida, para tu historia. Hay comedias musicales maravillosas, pero es imposible recordarlas o tararear una melodía. El estribillo de "Hello, Dolly!" es imborrable.
–¿Qué tenés en común con Dolly?
–Lo romántica, lo soñadora, lo sensible, lo simple, el querer tratar de sobrellevar las situaciones o los malos momentos de la mejor manera, tratar de no estar triste nunca, querer que los demás estén bien, que se conozcan que se quieran, buscar armonía en los lugares, en los amnibientes. También esa conexión con su marido, Efraín, permamente en todos los momentos de su vida. Dolly no pierde la noción del pasado.
–¿Vos sos casamentera y celestina como Dolly?
–Sí, puede ser. Soy de darme cuenta de situaciones que pueden llegar a pasar. Hoy le hice gancho a uno de los actores con una bailarina. Soy de estar pendiente de si se puede formar una pareja. Me gusta meterme en las cosas y eso es Dolly.
-Tus excompañeros de teatro suelen decir que sos muy buena compañera. ¿Cómo sos trabajando?
-Me gusta trabajar en ambientes donde haya un buen rollo, como dicen en España. No me gustan los ambientes tensos ni las personas que lo crean. Una cosa es ser profesional y exigente y otra es pedir las cosas bien. Hay que ponerse serio cuando es necesario para pedir o reclamar algo, pero no necesariamente hay que gritar o tratar mal a alguien. Siempre traté de actuar de la misma manera. Por supuesto, quiero recibir lo que pacté de antemano, profesionalismo, las pautas que uno arregla con anticipación. Si lo pactado no está puedo llegar a ser muy "rompehuevos", pero sin despotismo ni maltrato. La autoridad no pasa por ese lado. Trato de trabajar con mucho sentido común. Me comprometo cien por cien y pretendo siempre lo mismo. Las cuestiones a medias nunca me gustaron. Si con Pimpinela hubiéramos estado a medias tintas no habríamos alcanzado la mitad de las cosas que logramos en casi 40 años de profesión, en toda América latina, España, Italia, Brasil.. Hay que tener claro el objetivo.
–¿Creés que Hello, Dolly! puede ser el puntapié inicial para otras obras?
–Podría ser... depende del título. Ya me convocaron para otras. Pero siempre depende del momento, de planearlo con anticipación.
Trato de trabajar con mucho sentido común. Me comprometo cien por cien y pretendo siempre lo mismo.
–¿Soñás con alguna en particular?
–Ya se hizo acá, pero en algún momento voy a hacer Mamma mía! con mi hija Rocío, que canta maravillosamente bien. Sería muy especial para mí y seguramente se va a dar. Mahler también me propuso hacer Mary Poppins. Pero los pasos siempre en mí fueron desear algo, soñarlo, trabajar para que eso llegue y después milagrosamente el universo se encarga de armar las piezas para que las cosas tengan que ser como tienen que ser.
–¿Y cómo va a ser la vida de Joaquín sin vos estos tres meses?
–Mi hermano va a descansar, pero tiene mucho trabajo por delante. Terminamos de grabar algunas canciones antes de empezar a ensayar, así que tiene que mezclarlas en los Estados Unidos. Además de reuniones con la compañía discográfica y la edición de los videoclips. Después de eso ya me dijo que se va a tomar un mes y medio de vacaciones, que hace mucho que no se toma. Él no para nunca de trabajar. Ah... y tiene que terminar de armar la gira a España.
–¿Cuáles serán los pasos de Pimpinela en 2020?
–El 25 de febrero, justo que cae martes, podremos ir al Festival de Viña del Mar. El 15 de marzo voy a terminar Hello, Dolly! y el 25 nos estaremos yendo de gira a los Estados Unidos, Colombia, Chile y Perú; y en julio, agosto y septiembre, a España. Ah... y el 8 y 9 de mayo vamos a estar en el Luna Park y el fin de semana siguiente, en el Orfeo de Córdoba y el Arena Maipú.
–¿Qué podés adelantar del disco nuevo?
–Estamos justo en el armado del show nuevo y en el título. Teníamos un título y fuimos para otro lado. Lo que nos pasó este año con esto del Grammy nos dio ganas de hacer un show más espectacular, con más músicos, algo muy diferente al anterior. Las canciones tienen un Pimpinela tradicional, por supuesto más aggiornado. Una de las canciones tiene un desenlace que por primera vez tocamos, pero no te lo puedo decir. Nunca habíamos cantado una historia así. Tendremos dos actores invitados de primer nivel.
–¿O sea que van a hacer un poco de comedia musical también?
–Sí... y después estará otro actor argentino muy conocido en México. Hemos hecho los temas y los videos cien por cien teatrales, tipo minipelículas.
–La esencia de Pimpinela está muy vinculada al teatro musical... Cada una de las canciones es como una pequeña comedia musical, ¿no crees?
–Sí, claro. Es la unión de ambas vocaciones. Yo no pensé nunca que iba a ser cantante. Me atrajo la idea una vez que volví de una clase de actuación y Joaquín estaba componiendo "Pega la vuelta". Me puse a bromear y bueno... ahí empecé. Fue casualmente.
–¿Cuándo descansás?
–Cuando termine Dolly y me iré cuatro o cinco días a Miami tranquila. También siempre que termino alguna gira me voy una semana a Nueva York, que es mi lugar en el mundo. Tenemos nuestros baches de diez o quince días y ahí aprovecho para descansar.
-¿Pablo [Alarcón, su pareja] te ayudó con la obra?
–¡Sí, mucho! Me toma la letra. Está muy impactado y movilizado con esto. Los otros días fue a ver un ensayo y él y Selva Alemán terminaron llorando por una escena que hago.
–¿Vos compartís los trabajos de él?
–Sí, cuando fueron sus ensayos del Curioso incidente del perro a medianoche y de El cocinero. Me gusta, lo acompaño y estoy sin invadir.
–¿La fórmula del éxito es no convivir?
–Para nosotros sí. Hace doce años que estamos juntos. Con un par de intervalos no muy largos. Somos muy solitarios en muchas cosas, estamos acostumbrados a viajar, a estar solos y eso hace que uno convierta su habitación en un pequeño bunker, con tus silencios, tus hábitos, tus manías, tus horarios, somos muy respuestuosos de eso. Viajamos mucho juntos, él se queda acá a dormir o yo en su casa. En la semana estamos separados dos o tres días nomás.
-Es que, además, tenés otras pasiones...
–Sí, esta cuestión de preocuparme y ocuparme de la niñez con Joaquín, pero más yo. Esto ya lleva 23 años y es el Hogar Pimpinela para la Niñez. Siempre hay un tope de 22 chicos pero se van yendo en adopción y entran en forma permanente. Es un trabajo que me gusta, que por momentos te da mucha impotencia, pero también tiene satisfacciones, Cuando ves que los chicos se van con sus familias adoptantes hay una mezcla de tristeza y alegría de soltar y haber colaborado en algo para que su vida sea diferente.
–¿Qué pasa con aquellos chicos que no encuentran a sus familias adoptantes?
–Desde el hogar tratamos de que sí o sí ocurra. Ahora estamos atrás de un juzgado en especial, un chico que hace cinco años que está en el hogar, que tiene autismo, es un sol, inteligente. Tratamos de ver la manera de que se visualice su situación para encontrar un matrimonio que lo adopte.
–¿Cómo podemos concientizar a la gente de la necesidad de darle la oportunidad a estos chicos?
–Mirá, más allá de todo lo que uno pueda decir sobre la lentitud burocrática, que hay jueces que trabajan muy bien y otros que no trabajan en absoluto, hay una fantasía de los matrimonios que quieren bebés o chicos muy chiquitos. Entonces debemos concientizar a la gente de que amplien la posibilidad de edad. Hay muchos chicos de más de 9 años esperando, con ehermanitos... Tampoco hay nenes solos, suelen ser grupos de hermanos. Debemos quitar el miedo de que si es un chico más grande puede tener problemas... uno tiene problemas también con sus hijos biológicos. Cuanto mayor sea la capacidad de amor, más posibilidades vas a tener para adoptar. Es tremendo. Desde hace unos años, en nuestro hogar son todos chicos de entre dos y cinco años... la más grande, siete... absolutamente todos abusados sexualmente. El año pasado se fueron unos mellizos que entraron con un año: uno de los dos tenía sífilis. Ves cada cosa que te dan ganas de salir a lo que sea. Son más porque cada vez a hay más embarazos de chicas jóvenes, mucha droga, mucho alcohol, madres y padres violentas. No sólo vienen por ser abusados por el padre o por el vecino, sino que por golpes de madres o abuelas.
-Cómo hacés con el tema de los vínculos con esos niños. Supongo que debe ser difícil soltar...
-Fui aprendiendo... a veces me toca hablar con jefes o equipos técnicos de los juzgados que tienen la mayor voluntad del mundo pero desde atrás de un escritorio no se puede. No se puede hablar del expediente de un niño sin salir a la calle, sin caminar y sin ver. Cuando veo un chico yo ya sé si fue abusado o si miente. Después de 24 años, cuando veo a los adultos que vienen ya sé a qué vienen. Hay situaciones que tuve que aprender a soltar y decir no podemos hacer más. Y otras donde digo "vamos a por todas", como este nene que te comenté anteriormente. Muchas veces vengo del hogar llorando mientras manejo, por la impotencia.
-¿Qué pensás del país?
–Quiero lo mejor para mi país y mi gente. No quiero sentirme presa en mi país. Yo gano dinero porque nos rompemos el traste trabajando por eso quiero tener la libertad de hacer lo que desee con mi dinero, si quiero comprar dólares, viajar o guardarlos en una caja en mi casa. Pago absolutamente hasta el último centavo que tengo que pagar, hemos blanqueado todo. Quiero tener a alguien a quien respetar. Esta persona, fue elegida y hay que trabajar para apoyarlo para salir adelante. Quiero salir a la calle y no sentirme culpable si tengo un auto mejor que otro. Me encantaría un día cerrar la puerta del hogar porque ya no se necesita más.
-¿Te reuniste en algún momento con políticos?
-Nosotros tenemos una cercanía con Daniel Scioli desde la época en que él estaba en la motonáutica, de venir a nuestros shows. Si bien no comulgamos con él en esta última decisión de haber seguido pegado a un proyecto político, confiábamos en que se iba a abrir. A Mauricio Macri lo he tratado porque cantamos en el Colón y porque respetamos absolutamente a quien esté, más allá de que estemos o no de acuerdo. A mí no me gusta que me reten como si estuviera en el colegio y me agrada que la persona que esté despierte respeto.
–¿Quedaste conforme o desilusionada de Mauricio Macri?
–Creo que se perdió muchas oportunidades. Tuvo una oportunidad muy grande en sus manos y la dejó pasar.
-¿Te da confianza el nuevo Presidente Alberto Fernández?
-Si hace lo que corresponde por decisión propia sí. Hay que darle tiempo.
-¿Por decisión propia?
-Sí... que no esté influenciado por el entorno. Que defienda sus ideales y su creencia a la hora de gobernar.
-¿Sentís que estamos en un momento difícil a nivel social en el mundo?
-Sí, totalmente. En todos lados. Hay un desequilibrio energético dirían los metafísicos, mucha superficialidad, no se profundiza, no nos hacemos cargo de lo que a cada uno nos corresponde, no se es consecuente con lo que se dice y se hace, se va como veletas para un lado o para el otro sin tener principios ni valores. Hay una cuestión mundial de mucha crisis interna. Las manifestaciones que ves en todos lados son cada vez más violentas, la juventud está desorientada, quiere protestar pero no sabe de qué manera. Hay mucho individualismo.
-Si te googleamos ahora lo primero que aparece es lo que dijiste en el programa de Mirtha Legrand¿Te molestó que se hable tanto de tus experiencias paranormales y de la transcomunicación instrumentaldespués de eso?
-¡Ay! ¿Quíén me manda a mí a hablar de esto? Se dio en la conversación. Empezó Arturo Puig a hablar de la Virgen, se sumó Rodolfo Ranni y de golpe salió el tema. Después me arrepentí, pero bueno... Yo creo en esas cosas, es un tema muy serio, que nos rodea permanentemente. Cada vez hay más personas conscientes de esta posibilidad, científicos que, más que nunca, han probado que esto existe. Pero son técnicas científicas.
Mauricio Macri tuvo una oportunidad muy grande en sus manos y la dejó pasar
-¿Cuando empezaste a creer en esto de sentir a los muertos?
-Desde siempre. Mi abuela materna, en España, siempre me contaba que en la Guerra Civil, en un pueblo asturiano, ella se sentaba con unas señoras que tenían la capacidad de ver cosas, personas y situaciones. Esto no es ni magia negra ni espiritismo. Mucha gente iba a ver a estas vecinas porque no sabían adónde caían en batalla sus parientes. Y les decían adónde estaban enterrados, luego se comprobaba que allí estaban los cuerpos. Es algo que desde chica lo escucho y es muy natural. Creo mucho en esas cosas porque lo necesito y estoy abierta a todo ese tipo de cuestiones porque las he vivido. Y después a medida que pasan los años, te encontrás con muchas personas que te cuentan sus experiencias, compartís, averiguás, estudiás. A veces "ellos" te dan la certeza de que están. Después vos ves cómo seguís con esa información.
-Dijiste escuchar a través de un mensaje de WhatsApp a tu amigo muerto. ¿No te da ansiedad de volver a contactarlo?
-No... estoy abierta y atenta a los mensajes, pero de una forma relajada, sabiendo que están y ellos cuando pueden se comunican.
-¿Esto significa también que cuando se va alguien querido lo despedís con mayor suavidad?
-Totalmente. Hay una parte tuya que, más allá del dolor profundo por la pérdida física, de sentir que no lo vas a ver más, hay un lugar de paz. El día anterior a que se muera nuestro amigo Jorge, unos amigos de Miami nos llevaron a dar una vuelta en lancha. Cuando se descompuso en un mall, casualmente no estábamos juntos, me avisaronn y fuimos al sanatorio cuando lo estaban atendiendo en la guardia. Entonces el médico me dijo que se había caído y había estado unos minutos muerto, lo reanimaron con el desfibrilador, y los médicos nos habían dicho que tenía muerte cerebral. Cuando salí de ese cubículo siento que, como si fuera a través de auriculares, una voz me dice al oído: "Amiga dejame ir, estoy muy cansado". Entonces ahí me di cuenta que ya estaba... Y fue así, en los momentos menos esperados. Cuando traíamos sus cenizas, desde el WhatsApp me dijo: "volveré".
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