Los últimos días de Whit Stillman
Figura: el director de "Metropolitan" y "Barcelona" habla de "Los últimos días del Disco", su último largometraje.
Whit Stillman es, seguramente después de Woody Allen, el director que mejor ha descripto ese micromundo conformado por la intelectualidad neoyorquina.
En "Metropolitan", su elogiada ópera prima por la que estuvo nominado en 1991 al Oscar al mejor guión original, ofreció un descarnado retrato de la UHB (Urban Haute Bourgeoisie) de Manhattan. En "Barcelona" trasladó a esos personajes a Cataluña, donde se ocupó también del sentimiento antinorteamericano de la España posfranquista.
Ahora, en "Los últimos días del Disco", que inmediatamente después de su exhibición en el festival porteño se estrenará comercialmente, este talentoso cineasta de 47 años situó a sus inteligentes, arrogantes, patéticos y disparatados personajes en el ambiente de los clubs bailables de comienzos de los años 80, cuando verdaderas catedrales como Studio 54, y sus competidoras Palladium y Xenon, comenzaron su lenta pero sostenida decadencia.
De visita por primera vez en la Argentina, donde además participa del jurado oficial del festival, dialogó con La Nación sobre su impactante y nostálgica descripción de la escena bailable neoyorquina.
"Yo iba a Studio 54 con mi novia y realmente disfrutábamos de toda esa movida", indica el cineasta en un más que digno castellano (está casado con una española). "Algunos críticos e intelectuales de Los Angeles me cuestionan porque dicen que las discos no eran así y que la gente de mi país no hablaba ni habla como lo hacen los personajes de mi película. Pero los que, como yo, éramos habitués de ese mundillo, sabemos que los detalles son ajustados."
-Pero usted apuesta por diálogos complejos que parecen tener un ritmo propio, y que no necesariamente son naturalistas.
-Eso es verdad. A veces me siento más cerca de la literatura que del cine tal como se lo concibe en Hollywood. Mis tres películas intentaron describir las vivencias de un grupo muy restringido, una suerte de tribu con sus propios códigos, sus clichés, sus guiños. Ahora, siento que ya cumplí con ese objetivo y tengo la necesidad de trabajar sobre otros materiales, otras historias escritas por terceros.
-¿Cómo trabaja con los actores para que esos diálogos tan extensos y particulares resulten creíbles?
-En principio, tengo el guión muy elaborado. Luego, hago una ardua selección del casting. La mayoría del equipo técnico y algunos intérpretes, como Chris Eigeman, vienen trabajando conmigo desde hace tiempo. Y durante el rodaje dirijo mucho: a Chloe Sevigny, en "Los últimos días del disco", le pedía que en cada toma me diera algo nuevo, preciso. Y ella, que es una gran actriz con un potencial enorme, me sorprendía a cada momento. Cuando luego vi cada toma en la sala de montaje no podía creer la variedad de recursos que ella había entregado.
-¿Por qué se produjo en los Estados Unidos esta suerte de regreso al mundo disco de los años 70 y 80, con películas como "Boogie Nights - Juegos de placer", "54" y la suya?
-En mi caso, siento que sólo después de 15 años tengo una perspectiva apropiada para describir el desarrollo de una moda como aquélla. Yo disfruté mucho, me sentí identificado con la cultura disco. Cuando yo escuchaba a los rockeros me sentía afuera. En cambio, los directores de "Boogie Nights" y "54" son gente joven que no vivió esa época y tienen una visión más idílica, mítica de lo que ocurría en aquellos clubs.
-Al igual que en sus dos películas anteriores, en "Los últimos..." se percibe un minucioso trabajo en la selección y utilización dramática de la banda de sonido.
-Es que realmente yo crecí escuchando a esos artistas. Incluso cuando filmamos determinadas tomas de "Metropolitan" y "Barcelona" utilizábamos temas disco como fondo, aunque luego los reemplazáramos por otros. El trabajo de selección de temas fue muy arduo y finalmente terminamos haciendo un acuerdo global para editar también un compact con música bailable. Conseguir temas de Chic, Blondie o los O´Jays no es sencillo para una producción independiente, pero realmente el desafío salió bien.
-Usted dijo que con esta trilogía había concluido su exploración de la burguesía de Manhattan. ¿Y ahora, qué?
-Ahora quiero hacer algo totalmente diferente. Con la productora Christine Vachon ( una de las más importantes del circuito independiente, que llegará a Buenos Aires en los próximos días ) estamos tratando de comprar los derechos de una novela ambientada en China. Se trata de la historia de una mujer que creció en la época de la Revolución Cultural, fue escogida como modelo de "la nueva mujer china" y luego terminó escapándose de su país. Es un film muy complejo y ambicioso que seguramente vamos a producir con capitales ingleses. Hoy, mis películas, como les ocurre a otros directores independientes, funcionan mejor en París o en Londres que en los Estados Unidos. En mi país, soy una rareza limitada a los neoyorquinos. Un verdadero director de culto.
Buenos Aires
"Siempre quise venir a Buenos Aires porque es muy especial para mi cine", dice Stillman, que tiene una curiosa relación con el cine local.
"En 1980 yo trabajaba para una distribuidora de films españoles -recuerda-. Los compradores argentinos eran los más fuertes porque la relación entre el dólar y el peso los favorecía. Eran mis mejores clientes. En 1990, fui a Cannes y me volví a encontrar con muchos de ellos. Eran tiempos no tan prósperos para el negocio del cine en la Argentina, pero yo estaba allí con mi primera película, "Metropolitan", y hubo dos interesados en comprar los derechos."
Más leídas de Espectáculos
Una sonámbula, una modelo desafiante y un terraplanista. GH 2025: uno por uno, quiénes son los participantes de esta edición
En fotos. De Angelina Jolie, Demi Moore y Nicole Kidman a Zendaya, las estrellas deslumbraron con sus looks en los Gotham Awards
Doble de riesgo, armas y un increíble look. Los desafíos de Darío Barassi para un nuevo policial de ficción; "quería algo que me partiera al medio"