Protagonistas indiscutidos de la escena indie más o menos motorizada desde que irrumpieron con su clásica y pirotécnica formación free-rockera a dos guitarras, batería (o sea sin bajo) más tres voces al borde del colapso nervioso, la presente cuarentena elástica encuentra a Los Reyes del Falsete en su punto caramelo en cuanto artistas electrónico domésticos, videastas cualquieristas y ahijados y colegas del inconmensurable Litto Nebbia.
Sus flamantes Show del fin de mundo volumen 1 y Volumen 2, subidos en plataformas digitales en abril y julio respectivamente, son una de esas recapitulaciones que marcan un antes y un después en la vida de una banda: en ellos el vertiginoso trío adroguense reversiona una selección de sus canciones mejor escritas en plan tecno-pop hogar dulce hogar, música ideal para lavar los platos, pasar el trapo o bañar al perro, sea un caniche o un labrador.
Además, acaba de salir por el mítico sello Melopea ¿Qué estás haciendo?, encantador EP de cuatro temas codo a codo con Nebbia, que incluye un par de títulos del rosarino, otro de los Reyes y un cover españolizado del "What Are You Doing", de The Beatles, que le da título a todo el paquete.
Dato no menor, el 21 de septiembre pasado cumplieron 15 años desde su primer show como Los Reyes del Falsete. En lo personal, reconozco que desde que los vi por vez primera los tengo catalogados como la banda más espectacular de su generación, artistas atemporales de los que no abundan, unos dibujos animados cada vez más Yellow Submarine, pero de carne y hueso y en tiempo real.
En la Vieja Normalidat, esta nota hubiese arrancado en su sala de ensayo, en pleno centro de Adrogué, una habitación lindera al consultorio psicológico de la madre de dos tercios de la banda. Pero la política sanitaria nos lo impide y es por eso que, certificado de trabajador esencial en el bolsillo, me acerco al domicilio en el que tienen sus respectivos hogares los hermanos Corley Calleja. "Estamos convencidos de que el arte se encuentra en los bordes, en las búsquedas, así que aprovechamos este encierro para expandir el universo estético de la banda", se aclara Nicolás Corley Calleja (alias Nica; Ruth, en sus círculos más íntimos), punzante guitarrista y multiinstrumentista modelo 86, actualmente cursando la última materia de la carrera de Filosofía tras diez años en Puán. "Siempre nos gustó filmar, editar, animar, producir, y ahora tenemos la suerte de trabajar con mi hermano en esto mismo para marcas de todo tipo, cervezas, bancos, plataformas digitales, así que a ese nivel estamos más sincronizados que nunca".
"Nunca estuvo en nuestros planes hacer un disco, o dos, de reversiones, simplemente se dio", se justifica arqueando las cejas su hermano menor, Tomás, el Tifa, baterista malabarista estilo Keith Moon by Hanna Barbera y voz barítono modelo 89, a tres metros de distancia. "En marzo nos invitaron a participar en el ciclo Cuarentena Fest y preparamos ocho temas, siete que ya habíamos grabado y uno nuevo, y como nos gustó lo que quedó usamos las bases y regrabamos las voces y arreglos, y así quedó el Volúmen uno. Luego el Volúmen dos fue a partir de una fecha que nos invitaron para un ciclo del (teatro Margarita) Xirgu y, si bien es mucho más corto, cuatro canciones, todas tienen su respectivo video", me completa, y se retira al living de su casa, mitad estudio de grabación, mitad taller de carpintería.
Ambos Corley viven en dos casitas aledañas, a unas siete cuadras de la casa familiar matriz, mientras que Juan Martín Cianfagna Cingolani, el que se autopercibe Juanchy Manchy, guitarrista heroico y comediante natural modelo 85, quedó encuarentenado en Banfield, y aunque su novia y suegros los tratan a cuerpo de rey, se lo nota algo inseguro. "Cada vez más seguido tengo pesadillas con que ellos me echan de la banda, o que me reemplazan por Sofata (la hermana menor de los Corley)". Luego suspira hondo, me larga algo así como que "no adoptar ningún estilo o género nos hace más sensibles, tanto a lo imprescindible como a lo inevitable", y ya en confianza cuenta sobre su plan de sumar un invernadero al vivero en el que se dedica a la producción de forestales, arbóreas, arbustivas, coníferas... "Este año vendí árboles que planté yo mismo hace ocho años", asegura.
A su manera, ambos Corley Calleja, Nicolás el mayor y Tomás el menor, como Juan Martín Cianfagna Cingolani, hermano del medio de pura cepa, despliegan esa gracia en los ademanes propia de las viejas familias ilustradas, y su triple alianza tiene algo de intersección entre linajes, con una clara influencia de los Reyes Magos y una indudable impronta Hermanos Marx.
Su parábola comienza con los Corley Brothers y Juanchy Manchy como alumnos secundarios del Nuevo Colegio Burzaco, que viven a dos cuadras de distancia sobre la misma calle adroguense y suelen coincidir en fiestas de 15. Por algún inconfesable motivo adolescente, empiezan a tocar juntos, "primero como Les Cosmenautes, luego Nancy Melosa y finalmente Los Reyes del Falsete", recitan a coro.
"Nuestros padres se conocieron cantando en un coro, y los de Juanchy creo que también. Además, tenemos un tío director de orquesta, y nuestro primo Ignustio es muy buen baterista", explica Sofía Corley Calleja, seguramente la mejor letrista de la familia, que como no podía ser de otra manera, vive en una casita pegada a la de sus hermanos. "Desde el comienzo que los tres hablan su propio idioma, manejan sus propios códigos, estética y sentido del humor, siempre fue así", me confirma antes de despedirse para un zoom con sus camaradas de Sus Hijas, deliciosa banda a tres voces femeninas.
Desde su propio rincón zonasureño, la otra hermana menor, María Clara Cianfagna Cingolani, más conocida como Lala, me advierte: "En casa la música estaba muy presente, demasiado, te diría. O sea, mi papá tocaba la guitarra y mamá, que es dramaturga, cantaba, y además iban a un coro. También teníamos un piano y nos hicieron tomar clases". Magnética cantante country con El Extra & Los Imposibles, y solista intimidante cuando se le canta, Lala admite haber tocado el bajo en alguna formación de Los Reyes antes de ser de Los Reyes, "pero era muy retraída y ellos avasallantes. Musicalmente son muy buenos, pero lo que más me gusta son sus letras, no todas, sino esas en las que la poesía se vuelve más abstracta y existencial", reflexiona con esa objetividad que solo las hermanas menores logran a veces.
Desde Tilcara, Jujuy, Francisco Andrés Cianfagna Cingolani, geólogo doctorándose en ciencias forestales con una tesis sobre la ordenación territorial de los ríos de la zona y sus sistemas ancestrales de riego, y hermano mayor de Juanchy y Lala, recuerda: "Teníamos un living maravilloso, con un equipo de audio con unas bandejas para cinco CD, y en todas las habitaciones había parlantes conectados al sistema de música central. El piso era un parqué plastificado alucinante y con pocos muebles, ideal para patinar. Teníamos coreografías de temas del disco Queen 2 y de ‘Zombie’, la canción esa de Cranberries que repite todo el tiempo ‘In your head...’".
La discografía oficiosa de Los Reyes arranca con La fiesta de la forma. Lo grabaron sin salir de Adrogué, en el Estudio Quinto, una ex casa de sepelios sobre Espora, casi Amenedo, de la mano de Raymundo Fajardo, por entonces flamante Jauría y ex baterista de El Otro Yo tras tres lustros. Fue durante aquellas sesiones de mezcla que conocieron a Pablo Barros, ingeniero de grabación oriundo de Remedios de Escalada, y a partir de entonces su fiel escudero en vivo y primer ministro en las sombras. "A la semana de haberlos conocido, sería nuestra tercera sesión en el estudio, se armó una discusión entre Juancha y el Nica, y mientras se agarraban medio a piñas, el Tifa me decía algo del sonido del tambor. Otra vez estuvimos toda una tarde con el fade out de un tema, me parecía una locura, pero me fui acostumbrando".
Publicado en 2009, su debut los catapultó a la primera línea de fuego de la explosión alternativa independiente de la época. La contratapa del CD venía con los logos de Triple RRR (que ese mismo año publicó el debut de Viva Elástico y La fe de Dchampions) y de Laptra (el sello platense de 107 Faunos y Él Mató a un Policía Motorizado). "Antes de sacar el disco ya habíamos tocado en Río Negro, Neuquén y Tucumán, y luego fuimos a Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe, Salta, Chaco, Santiago del Estero, San Juan, Mendoza y Córdoba, y también tocamos en Uruguay, Chile, Perú y el año pasado México", repasan desde su actual reposo pueblerino, unos Reyes federales y con aspiraciones virreinales en su despliegue como extravagante promesa alternativa.
Tras varias temporadas sobreestimulando su sistema inmunológico en los escenarios y camarines más pegajosos de nuestro underground, en 2012 sale Días nuestros, en el que no solo redoblan su apuesta rockera retronoventista sino que también se animan a sus primeros pasos electrónicos y hasta a una cumbia cheta mucho antes de que la cumbia cheta se ponga de moda. "Las bases las grabamos en Panda, lo cual ya marcó una diferencia, y lo terminamos en DDR, acá en el límite con José Mármol", repasa en voz alta Pablo Barros, a esta altura Pablito, su ángel de la guarda, confidente y cable a tierra.
Su segundo disco (y último CD con marca de fuego Triple RRR) incluye la celebrada "Los niños" junto a Litto Nebbia, elegida como canción del año por la Rolling Stone Argentina. "Enseguida congeniamos en las ideas que tenemos sobre el arte, y eso es lo importante", me escribe Litto Nebbia desde Tigre. "Me invitaron a participar en uno de sus álbumes y luego hice lo mismo, convocándolos para algunos míos", sintetiza el prócer mayor y master sobre nuestros muchachos.
Tan seria se ponía la cosa que incluso convocaron como bajista a Francisco Viggiano, alias Fraga, ser humano carismático y de corazón metalero, que les duró hasta 2017. Cinco años intentando ser un cuarteto rockero. "Por algo el 90% de las bandas tienen bajo. Igual, en los ensayos todo el tiempo querían que deje el bajo y me ponga a tocar teclados", recuerda mientras rastrilla el jardín de su casa cruzando Hipólito Yrigoyen. "Los tres son muy creativos, tienen mucha química y fluidez. Se entienden a nivel telepático", reflexiona sin rencores el guitarrista de El Extra & Los Imposibles (o sea, compañero de Lala, hermana de Juanchy, y de Ignustio, primo de los Corley).
Con esta formación, en 2013, en el marco de las celebraciones por los 15 años de Rolling Stone Argentina, acompañaron a Litto Nebbia interpretando temas de Los Gatos Salvajes, Huinca y Litto solista, de The Kinks, The Zombies, The Beatles, Chuck Berry y de ellos mismos. "Lo que más me acuerdo de esa noche es el traje blanco de Litto, un look fantástico. Tocar con alguien tan genial e importante para nuestra música frente a gente que no suele escucharlo fue emocionante", dice Juanchy.
Mientras el mainstream los miraba de reojo relamiéndose con sus carnes blancas, el guion se les desarma, la trama se les pincha, les cambian los decorados, sus protagonistas se dispersan... Entre sus pasos en falso, se destaca la firma de un contrato editorial multinacional con Warner Chappell vía Geiser. "Querían que entregáramos la editorial de los dos discos por toda la vida y setenta años después de muertos. Al final firmamos los dos discos por veinte años y solo un tema de por vida, y a cambio nos dieron dinero para hacer un video del tema con Litto. El director fue Seba López, genio de la publicidad con el que aprendí mucho, mi inspiración para hacer postproducción. Estuvimos dos años con esa movida y quedó buenísimo, pero no tuvo mucha difusión que digamos", se rasca la cabeza Nicolás.
Durante esta etapa de pánico y locura entre el Tío Bizarro y Palermo Hollywood, plena explosión de Festipulentas y Turderas Fest, Rosario Bléfari convoca al Tifa para tocar la batería en ese seleccionado del indie conocido como Sue Mon Mont. Por su parte, Juanchy empieza a dar sus primeros pasos solistas y arma La Banda de La Tormenta, hasta que un día... "Suena el teléfono y era Litto para contarnos que se había despertado a las cuatro de mañana soñando que éramos sus coristas. Un par de días después fuimos a Tigre y de ahí en más nos sumamos a su banda y viajamos por todo el país", repasa Tomás Corley sobre un reclutamiento que, en diciembre de 2015, los llevó al Colón con sus túnicas de gala bien planchadas escoltando a Nebbia.
Cuando en 2016 publican Lo que nos junta, Los Reyes no solo estaban más curtidos, sino también más saturados y hasta cascoteados. "Grabamos las bases en Panda y lo terminamos en DDR, pero con muchos más arreglos e invitados. Estuvimos tres o cuatro años", apunta Pablo Barros sobre esta superproducción independiente, que, como suele suceder con los terceros discos, tiene algo de balance, memoria y hasta cierre de etapa. Salió bajo el auspicio de Melopea y de Guacalart, sello propio que ya venían usando desde antes de ser Los Reyes.
Con Lo que nos junta la banda alcanza por primera vez cierta masa crítica de temazos incontestables, poniéndose los pantalones largos a nivel compositivo aunque manteniendo el tiro bajo propio de su degeneración. Para sorpresa de nadie, los astros se les desalineaban cada vez más, sus relaciones y negocios paralelos naufragaban, sus amigues se mudaban de ciudad y hasta de país, tenían hijos, dejaban de ir a verlos, mientras que aparecían nuevas bandas más juveniles con nombres más ridículos que llevaban más gente, lo típico. Incluso en una fatídica noche de verano palermitana, les robaron todos sus equipos e instrumentos. La ocasión ideal para separarse, emigrar, tirar la toalla, abdicar, pero no.
A finales de 2018, sacan Guacalart, obra maestra en plan previa apocalíptica y vuelta por el universo, la quintaesencia de unos Reyes del Falsete más deconstruidos y etéreos que nunca. Su opus más contundente, contemporáneo y hasta suburban chic incluye el tema "La llamada", junto a las Amor Elefante, y "La Boca", un rap de cierre con Santi Champion en plan MC y coros de Sus Hijas. Unos Reyes del Falsete más anfitriones y generosos que nunca, ocupando el centro de su propia escena.
"Además del EP que acaba de salir con Litto tenemos otro disco listo con él, Los Reyes del Falsete celebrando con Nebbia, pero se pospuso para cuando se pueda presentar en vivo", comenta Nicolás, acariciando a su perra Rifo. "Y este año también sacamos el videoclip de ‘El río’, nuestra pieza audiovisual más pretenciosa a nivel dinosaurios y ciencia ficción. Es como que cumplimos un sueño de la infancia: estamos todo el día en una habitación haciendo cosas que nos gustan, videos, música, todo ese mundo creativo en el que vivimos desde que tengo memoria".
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