Ahora como dúo, Adicta editó Miedo, un disco tecno pop que destila glamour desde su portada aunque no todo es como parece. Texto de Pablo Strozza Fotografías de Guido Chouela
El encuentro con rudie y toto se llevó a cabo en el Design Suites Hotel, un paquetísimo lugar en pleno Barrio Norte porteño. Nos sentamos al borde de una pileta de natación climatizada. ¿Qué mejor lugar para entrevistar a Adicta, dupla tecno pop que rezuma glamour y refinamiento?
El dúo que integran Rudie Martínez y Toto acaba de publicar Miedo, su muy elogiado segundo disco (véase RS 63). Pero para llegar al miedo de hoy, Adicta tuvo que sufrir. Su primer álbum, Shh (2000), fue producto de, digamos, otro Adicta, un trío que incluía al guitarrista Fabio Rey (quien también tocó con Los Brujos y con Martínez en los efímeros San Martín Vampires). Pero Rey se fue y el grupo hizo crack.
Toto: Fabio toca en Miedo, pero para mí ya estaba ido. Veníamos como en piloto automático, pero como ésa era nuestra forma de laburo, nubio Rey (quien también tocó con Los Brujos y con Martínez en los efímeros San Martín Vampires). Pero Rey se fue y el grupo hizo crack.
Toto: Fabio toca en Miedo, pero para mí ya estaba ido. Veníamos como en piloto automático, pero como ésa era nuestra forma de laburo, nunca nos cuestionamos mucho. Había una recaída en la relación entre los tres, y esa situación no aportaba mucho.
Entonces, para rastrear la génesis de Miedo hya que remontarse al momento en el que Rudie decide volver de España, país al que había viajado a principios del año pasado con la intención de radicarse allí.
Reconstruyamos la historia. Rudie estaba en España y mandaba y recibía correos electrónicos.
Rudie: Toto me decía por mail: "Mirá que estoy haciendo muchas canciones", y a mí me pasaba lo mismo. Yo tuve una crisis muy fuerte, y en ese momento escuché Ciudadano Toto. Entonces me dije: "Eso es lo que tenemos que hacer, lo que tenemos que tocar" (véase recuadro). Mi crisis, a comienzos de 2002, era personal: no tenía dónde vivir. Por eso fue que agarré todos mis ahorros e intenté sobrevivir afuera, en Barcelona y en Bilbao, pero no me gustó. En ese momento le escribí a Toto y le dije que volvía. A los dos días estábamos tocando (risas). Fue automático, y no hubo nada raro. Que yo me haya ido nos hizo mejor: estábamos medio estancados, no venía mucha gente a los shows y no podíamos terminar el disco. Cuando volví, nos hicimos más fuertes los dos juntos.
Las cosas comenzaban a acomodarse. La alegría del reencuentro generó una música optimista. ¿Pero es Miedo un disco optimista? ¿Con semejante título? Podría ser. Es optimista en lo musical, pero tiene un trasfondo de desencuentros amorosos que es fácil descubrir "Sí al fin te vas te pido el sol del ocaso. Dejáme presenciar cuando alguien bese tus labios", dice "Ocaso". Música para bailar, letras para llorar.
Rudie: Es la dicotomía de La Plata. Existen esos dos puntos de vista, el musical y el lírico; y están muy fuertes y muy marcados.
Toto: La idea es contraponer cosas. Parecemos superados, pero si ves la tapa del disco en nuestras caras se nota tensión y sufrimiento. No en vano el álbum se llama Miedo. Ahora me voy dando cuenta de eso, y noto que es algo súper agridulce.
Rudie: Nos pasábamos los temas en las peores circunstancias. Yo en ese momento no tenía casa, y caía a su departamento y él me decía "Bueno, compartamos este sándwich… Mirá, hice este tema" (se ríe).
Toto: Y al mismo tiempo Rudie me decía "Me voy tocar al Sónar, a Barcelona". Muy loco. La verdad es que veíamos todo oscuro, pero sobrevivimos porque estábamos muy unidos haciendo música. En esa cuestión estábamos súper libres. Y si había un sándwich, comíamos, y si no, no.
Rudie: O recurríamos al alimento balanceado: la pizza de Ugis. Una para el almuerzo y una de cena.
Entonces nada es lo que parece. La elección del lugar para hacer la entrevista, la glamorosa imagen de portada de Miedo, el brillo de las puestas en escena, todo es parte de un mismo truco. Adicta se viste de gala sólo cuando trabaja. Porque en su vida de todos los días, debajo del escenario y sin las luces de los flashes que todo lo iluminan, Rudie y Toto son dos seres torturados, que no dudan en desnudar sus problemas personales y su falta de dinero, que vestidos de calle no desentonarían con cualquier pibe de barrio. Son la contracara de la sofisticación que ofrecen en sus recitales, tan cargados de lentejuelas, vestuario y maquillaje como un desfile de modas, con la voz de Toto, suave y cálida, y el buen gusto de las programaciones de Rudie.
En Adicta no existen los grises: están allí el yin y el yang, el blanco y el negro; no es casual que la tapa de Miedo homenajee al Soft Cell de Non Stop Erotic Cabaret y esté trabajada sobre esos opuestos.
para sus shows, el duo sumo el bajo de Mariano López y la batería de Sergio Sotomayor. Con ellos, Adicta ganó nervio rockero, una fuerza a la que también aportan las guitarras de Julián Fraus, oportuno reemplazante de Fabio Rey.
Toto: Ya habíamos tocado con Era Galileo, el grupo de Sergio, en Cemento, en el último show con Fabio. Veníamos buscando incorporar gente: de hecho Quique [Ilid, batero de Los Brujos] tocó en el disco y alguna vez ensayamos con él, pero nunca se dio que se sume. Ensayamos con Sergio y nos gustó, ya que él toca sobre bases grabadas. Julián tocaba conmigo en Ciudadano Toto; yo ya sabía todo lo que puede dar. Y el bajista es muy amigo del baterista, por lo que su entrada fue casi instantánea.
Rudie: La música tocada a sangre tiene otro groove, que es el groove del día. Si estamos todos contentos, se refleja, lo mismo que si estamos alicaídos. Yo quedé muy impresionado con un concierto de Faithless que vi. El grupo no es muy bueno, pero los músicos son increíbles. Estaban tocando el disco, pero con banda: los sintes estaban reemplazados por violines, las congas de la 909 por conguistas. Y el scratcher de Faithless era dj Shadow. Ahí me dije: "A eso quiero llegar", de alguna manera. Pobre, pero con esa intención (risas).
"Miedo" mezcla cosas aparentemente opuestas, como las guitarras acústicas y las bases programadas. ¿Es parte del "chiste" de Adicta?
Rudie: Casi todas las canciones de Miedo fueron concebidas con una guitarra acústica, y quisimos conservar ese perfume, por eso la superposición de bases pregrabadas con guitarras. Toto hace muchos temas así, y yo ahora tengo una guitarra para ver qué puedo hacer.
Toto: A mí no me sorprende que se superpongan esas capas. Quizá lo que le ocurre a la gente es que Shh fue medio frío y un poco más electrónico, pero porque lo pensamos de esa manera. Muchas veces nos pasó que nos dijeron "Esto no es tan electrónico". "Okey, ¿y cuál es?" (risas).
¿Cómo ven la escena pop rock local?
Rudie: Creo que la escena no creció demasiado, lo que creció fue la gente. El público está un poquito más adulto. Y está harto de que le vendan cosas, que se las metan hasta en la sopa. A principio de cada década siempre hay como un cambio. Igual acá tarda todo demasiado: bandas como El Otro Yo recién tienen éxito desde hace dos años. Resistir es lo único que te garantiza algo, una mínima trascendencia. Y a mí me sorprende que el público de Adicta sea tan disímil: hay hippies, hay punks, hay darkies, y todos están atrás de una canción. Y me encanta que así sea.
Toto: Si hablamos en términos de marketing, lo menos conveniente es ser heterogéneo. Pero yo siempre fui así. Nuestro método es el más difícil para llegar, porque te pueden identificar en varias ramas, y no te pueden encasillar.
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