Junto a Los Supersonicos, de Montevideo, fueron los representantes del Río de la Plata en la novena edición del festival Porão do Rock, en Brasilia.
El trío integrado por Walter Brodie, Sergio Chotsourain y Gonzalo Villagra fue uno de los números centrales de la segunda noche del Porão do Rock, denominado "el mayor festival de pop y rock independiente del Brasil", que desde hace nueve años se realiza en la ciudad de Brasilia. Durante tres días (2, 3 y 4 de junio), 45 mil personas presenciaron más de 30 shows de la escena brasileña y recaudaron unas diez toneladas de alimentos.
En un set de estrictos 45 minutos, Los Natas presentaron algunos temas de El Hombre Montaña, su flamante disco producido por Bill Anderson y repasaron algunos de sus clásicos, como "Carl Sagan" y "El Ciervo".
El rock de Los Natas, se sabe, tiene una densidad y un peso específico que por momentos lo acerca al metal extremo, fusionado con elementos psicodélicos del rock de fines de los 60 y principios de los 70. Introspectivo y poderoso, con influencias (e instrumentación) vintage, la propuesta de Los Natas requiere de cierta concentración y muchas veces provoca un extraño fenómeno de trip colectivo. No es, lo que se dice, un show accesible, ni complaciente. Sin embargo, el público brasileño se mostró respetuoso y agradecido con el grupo. Y, como es habitual, cosechó muchísimos elogios por parte de la prensa especializada local.
Los Natas tocaron en otro festival el viernes 2 en la ciudad de Goiania. Esa noche, en el estacionamiento del estadio Mané Garricha de Brasilia, comenzaba el Porao do Rock. El line up, encabezado por Paul Di´Anno, provocaba lo imposible: la ausencia casi total de la verdeamarelhas a pocos días del comienzo de la Copa del Mundo. Una muestra informal, indica que una de cada tres personas en las calles del Brasil lucen, por estos días, la casaca de la selección. Sin embargo, en la primera luna del Porão do Rock predominaba el color negro en las vestimentas. Combinado, casi siempre, con tachas y otros accesorios metaleros.
Fueron dos grupos de Brasilia, Phrenesy y Bruto, los que abrieron una noche que hizo sangrar tímpanos. Luego llegó el turno de uno de los mejores sets del festival: Matanza, un cuarteto carioca que toma diversas influencias y, como si fuera una máquina de hardcore, las procesa hasta lograr una sonoridad propia. Acaban de realizar un álbum en homenaje a Johnny Cash y, por ende, sus últimos experimentos están ligados a una auspiciosa cruza entre el hardcore y la música country. Otro de los mejores sets de la noche (que incluyó presentaciones de Os Matrapilhos, Lobotomia -gran grupo de punk de Sao Paulo- y Totem), fue el que ofreció Colera, un trio de punk rock con más de un cuarto de siglo de trayectoria. Por afinidades estilísitcas, y por lo que provocaron en la gente algunos de sus temas que suenan a himnos ("Dia e noite", "Cuanto vae a Liberdade"), podrían compararse a Los Violadores.
Paul Di´Anno, primer cantante de Iron Maiden, se presentó junto a un cuarteto integrado por músicos locales (delas bandas Totem y Plug) y, a base de temas de la Doncella de Hierro, como "Wratchwild", "Remember Tomorrow" y "Killers" (que incluyó una dedicatoria a George Bush), provocó una constelación de cuernitos entre el público. Cerró su show con "Blitzkreig Bop", un celebrado homenaje a los Ramones. Aunque quedaba más por ver, para muchos ese fue el cierre del primer capítulo.
Los encargados de abrir la segunda jornada del festival, bajo una luz crepuscular, fueron Lucy & The Popsonics, de Brasilia. El grupo paulista Playground soprendió con una auspiciosa y potente cruza de surf y hardcore. Además de la presentación de los Natas, los highlights del sábado fueron los Forgotten Boys, o la versión paulista de los Stooges; el sonido clásico y rockero de Ultraje de Rigor, legendario grupo de la escena paulista; Walverdes, o el crédito de Porto Alegre en lo que a rock clásico se refiere; Bois de Geriao, un power trío que sumó una sección de vientos (con ciertas reminiscencias a Os Paralamas, cuasi en su versión punk); y Luxúria, un grupo encabezado por Meg Stock, una cantante carismática, hiperkinética e irreverente (con reminiscencias físicas a... ¡Florencia Macri!). El cuarteto paulista, con influencias del rock y el punk de los ochentas, fue una de las revelaciones de la anterior edición del festival, y este año confirmaron su categoría.
Después del show de Los Natas, el cierre estuvo a cargo de Detonautas Roque Clube. En su debut en el festival, presentaron los temas del flamante Psicodelamorsexo&distorção. El público acompañó a la banda, que cerró la segunda noche casi a las cuatro de la mañana.
Además de las saudades que suele provocar la última jornada de un festival (mucho más si es en el ocaso de un domingo), una noticia escalofriante recorrió el Porão do Rock. El guitarrista de Detonautas Roque Clube, Rodrigo Netto, que la noche anterior había cerrado el Festival, fue asesinado en Rio de Janeiro. Nadie podía creer que hacía menos de 24 horas había estado sobre el escenario y ahora estaba muerto. Increíblemente, Nettinho, de 29 años, le dijo a la periodista Patricia Guedes, en la que probablemente haya sido su última entrevista, que el no creía en las balas perdidas: "cada bala tiene su hombre", agregó.
El guitarrista fue homenajeado por los organizadores del festival: proyectaron imágenes y uno de los escenarios fue re-bautizado en su honor.
El line-up de la última noche era el más populista de los tres. Titãs, Skank y Cordel de Fogo encantado eran los números centrales. Sin embargo, para muchos, el mejor show del festival fue el de Los Supersónicos.
Acaso motivados por la estética retro-modernista de la ciudad inaugurada en 1960, Los Supersónicos dieron un recital histórico, como si ellos hubieran sido diseñados ad hoc para Brasilia. Histriónicos hasta el paroxismo ("Uruguay juega muy mal al fútbol, por eso no va a Alemania. Y como no vamos a Alemania, vamos a traer a Alemania a Brasil", anunciaron antes de hacer un cover de… ¡Kraftwerk! en ritmo de garage), dieron un show energético y poderoso, que los transformó en la revelación indiscutida del Porão do Rock 2006, con un repertorio basado en los temas de Telekinesis, su última producción discográfica.
Los Supersónicos salieron a escena luego de un set de Skank que sonó algo deslucido, como si el grupo no estuviera muy comprometido con la performance. Antes, los Titãs confirmaron por qué son uno de los mejores grupos en la historia del rock de Brasil. No faltaron hits como el combativo "Policia", pegado a "Sonífera ilha", bajo la consigna "Brasilia es una isla del poder". Tampoco las referencias a la poesía concreta (herencia de la etapa de Arnaldo Antunes).
Entre los grupos ascendentes, se destacó Volver, un cuarteto pernambucano que, de riguroso traje y corbata, recrea la estética de la Jovem Guarda. Con referencias sonoras a los años sesenta, las melodías pegadizas (casi todas de su disco debut: Cancoes perdidas num canto cualquer ) conquistaron al público del festival. Un rato antes, la carioca Erika Martins junto a su grupo, The Telecats, ofreció un show potente, punkie, rebelde y lúdico a la vez. La cantante, de reconocida trayectoria en el grupo Penélope, propone una música más filosa y audaz. Su nuevo disco ha generado muchas expectativas en la prensa local, que lo espera con ansias.
El final de la noche no pudo ser mejor. Desde Recife, Cordel Do Fogo Encantado ofreció una performance hipnótica, con una puesta ligada a lo teatral. Tres percusionistas, un guitarrista (acústico e omnipresente) y un cantante expresionista conforman uno de los grupos más originales de la República Federativa del Brasil. La mixtura entre el sonido global contemporáneo y el sonido regional del nordeste es sencillamente atrapante.
Notas relacionadas
Los Natas: Tormenta del desierto, por Martín Correa
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Site oficial del Festival Porão do Rock