Los lazos secretos de Jessica Lange
LOS ANGELES (Page Up - The New York Times Special Features).- No la odien por seguir siendo bonita. Todavía, a los 48, cuando Jessica Lange cruza el lobby del hotel Four Seasons de Los Angeles, se dan vuelta para mirarla. Ataviada con un vestido negro brillante que destaca su rubio y corto cabello y sus famosos pómulos, cada centímetro suyo es el de una estrella glamorosa.
Todo esto contraría a "Secreto de sangre", su último film (que pasado mañana se estrena en Buenos Aires), donde interpreta a una psicópata. En el papel de suegra que viene del infierno, aterroriza a su nuera (Gwyneth Paltrow) y borra de una vez y para siempre la idea de que probablemente está cómoda en roles pasivos, sin atractivo, de madre o tía de estrellas.
"Oh, fue muy divertido hacerlo", dice Lange y sus ojos chispean. "Es el único personaje en toda mi carrera que es total y completamente loco." La actriz ve similitudes entre su personaje de "Secreto de sangre" y el de su anterior film, aún no estrenado en nuestro país y que, a pesar de haber tenido como coprotagonistas a Michelle Pfeiffer y Jennifer Jason Leigh, fue un fracaso de taquilla.
"Ambos films tratan todos los puntos importantes para mí, como por ejemplo los temas sórdidos y ocultos de las familias", dice Lange mientras sorbe su café. "Me gustan los films sobre las complejidades de las relaciones. Me encanta cuando se tiene en una película a una familia que parece ser perfecta", agrega la actriz. "Desde afuera, esta familia es tan perfecta y amorosa. Y entonces uno se da cuenta de que detrás de esas fachadas y de esas enormes y blancas casas hay historias que son una pesadilla -Lange se ríe-. No estoy diciendo que detrás de cada casa, en todo el país, haya algo siniestro, ¡no, por Dios! -aclara-. Pero me encanta ese tipo de dualidad. Adoro develar las tramas, retirar capa por capa. Me gusta cuando los finales que crispan los nervios son crudos, las emociones están a flor de piel. Me parece bien de esta forma, resulta genuino."
"Secreto de sangre" soportó una producción complicada. Su fecha de lanzamiento se cambió varias veces, como también su título. Unos meses atrás, el elenco fue vuelto a reunir para rodar nuevamente unas tomas, lo que a menudo es una señal de que existen problemas. "En este caso -dice Lange- fue necesario corregir cosas que no se pudieron arreglar en las primeras pruebas.
"Fue como hacer cine en los viejos tiempos, había una cierta urgencia. Tuvimos que comenzar a rodar porque yo tenía que estar en otro film una semana después de mi fecha de finalización en "Secreto de sangre". Por lo que fue una especie de filmación tipo guerrilla. Rodábamos y se reescribían escenas sobre la marcha. Debo decir que me gusta esa forma de trabajar -insiste Lange-. No es tan aburrido. Luego, cuando juntamos todo, hubo cosas que quedaron en el camino, entonces volvimos para redondear".
Dejando de lado esos problemas, disfrutó del film. "Los personajes desagradables le permiten a una dar estos grandes saltos. Fue un buen cambio, ya que venía de interpretar a Ginny en "A Thousnad Acres", un personaje completamente cerrado. Con Ginny tenía que trabajar realmente con sutileza. En "Secreto de sangre", con un papel como el de Martha, se pueden realizar esas grandes actuaciones que siempre se tienen en mente. Algunas veces, en el pasado, llegaba a esas escenas enormes y emocionales con una sensación de terror -admite-. Ahora la paso mucho mejor. Creo que tiene algo que ver con que estoy en un período de mi vida de total tranquilidad -y no de ansiedad." Está tan tranquila que hasta tiene ganas de conversar sobre el punto más doloroso para las actrices: envejecer.
Envejecer en Hollywood
"La gente quiere saber cómo es estar, en Hollywood, en el momento en que una empieza a envejecer -dice la actriz-. Mi respuesta es simple. Es la naturaleza. En algún momento, si piensan que soy muy vieja para determinados roles, cosa que creo ya hacen, simplemente no interpretaré esos papeles. La extraña paradoja es que a los 48 puede parecer que estoy llegando al final de mi carrera, pero yo siento que recién descubro cómo hacer mi trabajo -afirma-. Me parece que recién estoy alcanzando el ritmo, y que todo hasta ahora ha sido una larga lección de actuación."
Nacida en Cloquet, Minnesota, Lange primero estudió actuación en un teatro local, donde pasó incontables horas. "He estado enamorada de las películas desde que tengo memoria. En la actualidad puedo ver la misma fascinación en mis hijos. "Veo lo que les enseñé cuando mi hija grita "¡Ma, es una vieja película de la Metro! Tienes que venir a verla". La MGM fue siempre mi estudio favorito cuando era niña -explica-. Uno tenía a Katharine Hepburn y Spencer Tracy. También adoraba las películas de la Warner: Joan Crawford, Bette Davis y Humprey Bogart. Pero al crecer, amé, más que a nadie, a Vivien Leigh -recuerda la actriz-. Desde que la vi en "Lo que el viento se llevó" quedé totalmente hipnotizada. Por supuesto, más que la actriz, fue el papel. Creo que cuando vi "Lo que el viento se llevó", por primera vez me di cuenta de que uno se puede enamorar de un personaje."
Su temprano interés en la pintura, la danza de vanguardia y el arte de los mimos la llevó de Minnesota a París, antes de que se mudara a Nueva York y se convirtiera en modelo. Su éxito en ese campo llevó al productor Dino De Laurentiis a hacerla aceptar la desdichada remake de "King Kong" (1976). Las críticas devastadoras que tuvo el film congelaron la incipiente carrera de Lange. Pasaron tres años hasta que obtuvo otro papel, pero ya estaba atrapada. "Desde el día en que estuve en la palma de King Kong supe que iba a ser actriz de cine", dice riendo. Volvió a la pantalla como el ángel de la muerte en "All That Jazz" (1979) y luego fue parte del elenco de "How to Beat the High Cost of Living" ("Como vencer el alto costo de vida", en 1980).
Pero su carrera no alcanzó la cima sino hasta 1982 con el uno-dos de "Tootsie", por el que recibió el Oscar a la mejor actriz de reparto, y "Frances", que le valió una nominación como mejor actriz por su interpretación de la problemática actriz Frances Farmer. Desde entonces ganó cuatro nominaciones más como mejor actriz por sus actuaciones en "Country" (1984), "Sweet Dreams" (1985), "Music Box" (1989) y "Blue Sky" (1994), otro desastre de taquilla -el estudio que la realizó, la Orion Pictures, se fue a la quiebra y el tan demorado film apenas si se lanzó-, a pesar de lo cual ganó el Oscar.
El próximo papel que le espera es coprotagonizar con Elisabeth Shue "Cousin Bette" (La prima Bette), por estrenarse a fin de este año. También está ocupada adaptando una historia de amor sobre una cortesana en el París de comienzos de siglo.
También está en sus planes volver al teatro en una producción londinense de la obra de Eugene O´Neill "Viaje de un largo día hacia la noche". No actúa en vivo desde 1992, cuando su protagónico en el revival de Broadway de "Un tranvía llamado deseo" tuvo críticas mordaces. Eso, sumado a las exigencias del personaje, la dejó hecha un "ser perseguido". "No me había protegido emocionalmente para interpretar a Blanche -explica la actriz-. Después de seis meses de actuación era un fantasma. Estaba extenuada física y emocionalmente."
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