Los errores, invitados habituales de la fiesta
El caso del sobre equivocado no fue el único escándalo
"La busta, per favore", dijo la mítica Sophia Loren cuando, presentada por Frank Sinatra, descubrió que no tenía el sobre para anunciar la categoría que consagraría con el Oscar al mejor actor a Gregory Peck por Matar a un ruiseñor. Corría 1963 y por entonces los presentadores no ingresaban al escenario, como ahora, con el sobre en la mano. Sí era la misma la empresa que se encarga de entregarles los sobres a las estrellas, responsable de la fiscalización de los votos de la contienda. PricewaterhouseCoopers está a cargo de los cómputos desde 1935, cuando las categorías incluían mejor asistente de dirección y mejor coreografía. Los premios de la Academia, se sabe, se entregan desde 1929: esa primera ceremonia abarcó los dos años anteriores de producción. Aunque la estatuilla aún no estaba bautizada con su nombre distintivo, los errores ocurrieron desde su nacimiento.
En 1932, Fredric March y Wallace Beery se consagraron como los mejores actores y recibieron sus premios: de no mediar la búsqueda de una estatuilla adicional, ese año el ganador de la mejor película se habría quedado sin trofeo. Al año siguiente, Will Rogers entregó el Oscar al mejor director y dijo informalmente: "Sube y tómalo Frank", y Frank Capra se levantó de su asiento presuroso a recibir la estatuilla que, en rigor, correspondía a Frank Lloyd por Cabalgata. Él recién la recibiría al año siguiente por Lo que sucedió aquella noche.
En 1956, Robert Rich obtuvo el premio al mejor guion original por El niño y el toro, pero nadie fue a buscarlo. Rich era en realidad Dalton Trumbo, prohibido por el Comité de Actividades Antiamericanas. Lo mismo había sufrido el guionista con La princesa que quería vivir, que firmó Ian McLellan Hunter (antes de caer también en la lista negra, retiró el premio de la Academia y dividió las ganancias con su amigo Trumbo, obligado escritor oculto). Pasarían décadas hasta que la Academia reconociera oficialmente a Trumbo como legítimo ganador de los premios.
Todos estos percances agigantan el mito cinéfilo en derredor del Oscar a la mejor actriz de reparto en 1993, que ganó Marisa Tomei, una actriz hasta entonces desconocida que venció a las británicas Judy Davis, Joan Plowright, Vanessa Redgrave y Miranda Richardson. Ya sea porque fue una jugarreta de Jack Palance (que entregó el premio), un error oculto o un voto "patriótico", la teoría conspirativa quedó instalada para siempre. El sonado caso de la mejor película ocultó otro error que tuvo lugar anteayer: la fotografía de Jan Chapman, productora australiana, acompañó el nombre de la fallecida diseñadora de vestuario Janet Patterson en el in memoriam. Ni en sus recuerdos el Oscar 2017 pudo librarse de convertir los sueños del cine en una insólita pesadilla.
Temas
Más leídas de Espectáculos
“Eternamente agradecido”. Gastón Pauls reveló el rol que cumplió Marcela Kloosterboer en su recuperación de las adicciones
"El dolor fue real”. Denzel Washington: su cambio físico, la ayuda que recibió de Lenny Kravitz y una impensada confesión
"Destruido para siempre". La contundente respuesta de Pampita a García Moritán y el nuevo paso que dio en su relación con Martín Pepa