Los creadores de Westworld adelantan cómo será el final y qué esperar de la próxima temporada
Consolidada como una de las series de año -y ya sin la presión de tener que ser el reemplazo de Game of Thrones- Westworld cierra su segunda temporada hoy, a las 22, por HBO con un episodio de 90 minutos lleno de sorpresas. LA NACION viajó a Londres para charlar con sus creadores, Jonathan Nolan y Lisa Joy, quienes revelaron qué podremos esperar del futuro de la historia y por qué a pesar de los misterios no tendrán un cierre decepcionante como el de Lost .
Nolan y Joy están casados y tienen dos hijos. Antes de comenzar a hablar de la serie, comentan lo que les resulta más interesante en este momento: tras la entrevista, se tomarán sus primeras vacaciones en cuatro años. Se irán a Italia y esperan poder descansar del trabajo que les tomó llevar adelante una producción tan ambiciosa como compleja. Pero antes, tienen que mostrarle a los espectadores cómo cerrarán muchas situaciones que se abrieron en los últimos episodios.
—¿Cómo llegaron a pensar en hacer una adaptación de la película Westworld? ¿Pensaron primero en explorar las consecuencias de la inteligencia artificial o les atrajo el film original? Porque algunos de los temas que se tocan están presentes en Person of Interest, la serie que creó usted...
Jonathan Nolan: —El cruce de tecnología y humanidad no sólo está en Person of Interest, sino también en Interestelar (N. de la R.: escribió el libro de la película que 2014 que dirigió su hermano, Christopher), los personajes que más me gustaron y los que me atrajeron más eran los no humanos.
El que nos llamó con la idea de la adaptación es JJ Abrams , quien obviamente entendió que podía ser algo de nuestro interés. La verdad es que Westworld envejeció muy bien, algo que no sé si podremos decir en el futuro sobre las actuales películas de superhéroes, por ejemplo. Sé que yo colaboré con ese mundo (N de la R: escribió junto a su hermano la trilogía de Batman), pero hoy me muestro con dudas de qué pensaremos de esta ola de películas en el futuro. Westworld retomaba el género del western -que es, generalmente, tan parejo y sencillo pero a la vez difícil de lograr- pero desde otra perspectiva y eso me atrajo. La película original era sobre el bien y el mal, sobre las decisiones éticas y eso es algo que siempre resuena en nuestras charlas.
Lisa Joy: —JJ Abrams había intentado hacer una película de Westworld, pero entendió que había tanta tela para cortar, que era posible desarrollar una historia para una serie. Así que lo charlamos y nos dimos cuenta que era una idea que podíamos hacer propia.
—¿Qué nos puede adelantar del último episodio y lo que sucederá en la tercera temporada? ¿Cómo fueron desarrollando la historia?
N: —Empezamos a escribir la segunda temporada mientras rodábamos la primera porque HBO confió tanto en lo que vio que aceleró los tiempos. Así que pensamos la historia sin saber cómo iban a ser recibidos los personajes o las historias. Y lo cierto es que estoy agradecido porque fue útil para escuchar lo que necesitaban nuestras criaturas de ficción y no la audiencia...
J: —Tratamos de ver a cada temporada como una exploración. El primer año fue un estudio de la conciencia, ver cómo los hosts buscaban su propia autodeterminación y su destino, una vez que fueran autoconscientes. Este año nos preguntamos qué podían hacer con esa nueva habilidad y a lo largo de esta temporada vimos alianzas, traiciones, estrategias... y eso nos llevó a que nos preguntásemos qué es lo que está bien o lo que está mal de las acciones. Son dilemas morales que están vinculados con nuestra naturaleza y con lo que nos hace humanos. Es por eso que el tema de la segunda temporada es la inmortalidad, si es posible, cómo nos afecta, por qué la perseguimos, qué significa para nuestra naturaleza humana. Suena a temas complejos pero son los que se derivan naturalmente de pensar qué sucederá con nuestra mente, que es el último aparato analógico en un mundo donde todo es digital.
—¿La inmortalidad es algo en particular que buscan?
J: —¿Yo? En lo personal sólo quiero estar bien para cuidar a mis hijos hasta que sean mayores. Pero no creo que tampoco eso deba ser obligatorio: vivimos en un planeta con recursos limitados y no creo que yo tenga nada de especial que me coloque en otra posición que la de otras personas. Por supuesto que quiero estar con los que amo todo el tiempo que pueda pero entiendo que no es mi decisión.
—Si es cierto que cada temporada tiene una temática, ¿de qué tratará el próximo año?
N: —Bueno... no podemos decir mucho por ahora, pero digamos que estamos viendo la emergencia de un nuevo tipo de vida. Y vamos a explorar eso, con un viaje que será tan entretenido como aterrador.
J: —Ahora que son libres, Dolores y Maeve van a empezar a tomar sus propias decisiones y eso traerá consecuencias. En el western tradicional, siempre es la lucha por el bien y el mal. En nuestro caso, eran el sombrero blanco y el sombrero negro. Pero ya dejamos eso atrás y vienen otras cosas, más complejas, buceando más y más adentro.
—Muchos criticaron, en la primera temporada, que los personajes femeninos eran los abusados, los que tenían el peor destino posible en los parques. Sin embargo, este año mostró que justamente Dolores y Maeve son quienes lideran la revolución contra sus opresores, ¿esa evolución fue algo buscado?
J: —Como sucede con cualquier pieza de arte interpretativo es posible ver en los episodios algunas de las preocupaciones sociales que están en el aire. Pero ni Jonathan ni yo pensamos en esas cosas al escribir, simplemente nos ponemos en el lugar de los personajes y escribimos bajo su punto de vista. Ahora bien, ¿podemos abstraernos de las situaciones de alienación y sometimiento que vivimos a diario? Claro que no. Y quizá por eso es posible vincular temáticas como el #MeToo con lo que estamos escribiendo. Es increíble que cuando uno se pone a escribir sobre momentos terribles, veamos que hay ecos de hechos reales.
Escribir a Dolores o a Maeve es escribir sobre personas que conocemos o personas que fuimos en el pasado y no es necesariamente algo de género... podríamos pensar que Teddy también es una víctima.
—Con una serie que tiene tantas líneas temporales y personajes, ¿ya saben cómo será el final? En ocasiones, como Lost, los finales pueden ser decepcionantes para los fans...
N: —¡No sólo los finales son difíciles, los comienzos también lo son! Desde que escribimos el piloto, tenemos la escena final, que será melancólica y sentimental. No sabemos cuántas temporadas tendremos pero estamos yendo hacia allí, conociendo la evolución que esperamos de los personajes.
No me parece justa la comparación con Lost, porque allí sus creadores estaban trabajando la idea de la "caja misteriosa", un dispositivo creativo que permite hacer avanzar la historia sin explicaciones. Nosotros, en cambio, queremos desarmar esa caja, separar sus partes, quitarle toda la magia y mostrarla tal cual es.
N: —Me encanta Lost y creo que fue una serie maravillosa. Es una de las razones por las cuales me senté con JJ Abrams para charlar sobre su idea de Westworld. Tiene episodios que son casi perfectos, personajes increíbles, con una narrativa hermosa y logró organizar la ciencia ficción con la emoción.
—Ni Anthony Hopkins ni Ed Harris hicieron televisión antes, ¿cómo fue esa experiencia? ¿les costó adaptarse al nuevo medio?
J: —¡No pude haber tenido un mejor elenco! Dirigí un episodio en el que Ed Harris tenía unas escenas dificilísimas y las pudo hacer sin problema, me enseñó muchísimo sobre actuación, sobre empatía y sobre ética de trabajo. Y con respecto a Hopkins ... ¡qué puedo decirte! No sólo se aprende de memoria ocho páginas en minutos, sino que entre tomas recita poesía y realmente es una experiencia de otro mundo. Escucharlo recitar es lo más parecido a enamorarse.
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