Los creadores de El Encargado y Nada: cuentan cómo fue trabajar con De Niro, su proyecto con Anthony Hopkins y dicen que el Incaa “funciona mal”
Gastón Duprat y Mariano Cohn, responsables de las series argentinas más vistas, presentan su nueva producción, Bellas Artes
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Gastón Duprat y Mariano Cohn, inmersos en una atmósfera de tensión momentánea, se muestran incómodos mientras posan para la cámara de LA NACION. Este breve instante contrasta con la fluidez que caracteriza el resto de la tarde, la entrevista.
La dupla, creadora de las dos producciones más exitosas del streaming local, El Encargado y Nada, habla de todo: comparte detalles sobre el próximo lanzamiento de su serie Bellas Artes, cuenta la intimidad de sus colaboraciones con estrellas de Hollywood y también dispara verdades incómodas. Sin rodeos profundiza en la crisis en la industria local y la intervención estatal en el cine: “Las pocas películas que fueron muy rentables, que tienen productoras grandes, empresarios poderosos detrás y que recibieron subsidios del Estado, ¿deberían devolver el dinero? Está bueno que se debata todo”, se pregunta Cohn más adelante.
Nueva serie filmada en España
Bellas Artes es una comedia dramática que muestra en seis episodios el detrás de escena de la gestión de un museo de arte moderno. La trama retrata la vida de un reconocido experto en arte mundial, interpretado por Oscar Martínez, que toma la decisión de postularse para la dirección de un museo estatal en Madrid. El resto del elenco es español, de primerísima línea: Ángela Molina, Imanol Arias, José “Pepe” Sacristán y Dani Rovira. La serie fue guionada por Andrés Duprat y producida por Pablo Bossi para las plataformas Star+, de la Argentina, y Movistar, de España.
–¿Cuál es el eje principal de Bellas Artes?
–Duprat: El personaje principal [Oscar Martínez] se presenta a un concurso para el cargo vacante de director de un museo de arte moderno con la idea de devolver algo de su experiencia, de sus conocimientos. Y lo gana sin imaginar dónde se mete en realidad. Allí tendrá que lidiar con artistas, sindicatos, el ministro de turno y la política en general. El personaje deberá demostrar que tiene cintura para manejarse ahí y hacer valer sus ideas.
–Con la nueva tira, ¿una vez más vuelven a cuestionar al mundo del arte?
–Cohn: Es una aproximación al mundo del arte. Pero la podés ver sin saber nada de arte, porque la serie es una introducción a ese mundo.
–Duprat: Es una puerta que el espectador puede abrir para entender el funcionamiento de un museo y conceptos de arte moderno. ¿Por qué este cuadro que parece dibujado por un niño vale millones y si lo hago yo no vale nada? En realidad, hay una explicación lógica o artística para esas cuestiones. La serie de ningún modo se burla del arte contemporáneo. Discrimina muy bien desde el lado de adentro y habla con autoridad sobre el tema. A la vez es muy divertida y tiene ideas y actuaciones increíbles. Muchos capítulos los dirige un gran director argentino-español, Martín Bustos.
Bellas Artes, filmada en Madrid, se desarrolla en un museo que no existe, construido “desde cero” para la serie. Es la segunda tira del dúo de producción ciento por ciento española. La primera fue la película Competencia Oficial (2021) con Penélope Cruz, Antonio Banderas y Martínez.
–¿Cómo montaron un museo desde cero?
–Duprat: No fue fácil. Había que cubrir un museo entero, gigante, y se logró que tenga obras de arte buenísimas. Andrés, que además de ser el guionista es un especialista en el tema y director del Museo Nacional de Bellas Artes, se encargó de la gestión. Está el famoso Cristo de León Ferrari, con el avión, y otras obras importantísimas de arte contemporáneo. Un secreto: algunas obras las creamos nosotros junto con Andrés... ahora vamos a tratar de colarlas en el mercado [ríe].
–También retoman la conexión con el arte y la arquitectura.
–Duprat: En nuestras obras, el arte y la arquitectura están muy presentes, casi como un personaje más de las películas. Pienso en El hombre de al lado y la casa Curutchet de Le Corbusier, Competencia Oficial y las citas al pabellón de Barcelona de Mies Van der Rohe, o el edificio del museo que es eje de Bellas Artes… También en El Encargado el edificio es clave, y en Nada, la casa del personaje de Beto [Luis Brandoni], que en realidad es la casa de Francis Mallmann.
–La mayoría de la gente mira arte moderno y no lo entiende, pero no se anima a discutir sobre eso.
–Duprat: La serie rompe esa muralla. En general, el arte contemporáneo necesita de mediadores, alguien que te diga: “Mirá, esto no es una banana; esto es una obra de arte”. La serie es un poco didáctica al respecto, en el buen sentido. Las otras artes no necesitan mediadores: la gente va al cine o ve series y dice con toda libertad si le gustó o no.
–Cohn: En la tira aparece un chico de 10 años, medio travieso, que es nieto del personaje de Oscar, que lo visita en el museo. A través de ese personaje, que hace preguntas muy simples y a la vez muy profundas, la serie intenta responder las preguntas que muchos se hacen sobre el arte.
Vivir por fuera del aparato
–En sus ficciones les gusta abordar debates polémicos: desde retratar el antagonismo de los protagonistas en El ciudadano ilustre hasta exponer las miserias de un sindicalista o un simple portero de un edificio en El Encargado…
–Cohn: Nosotros no pensábamos que El ciudadano ilustre iba a ser polémica, pero fue divertido que lo haya sido. Otra película donde se armó debate en serio fue con Todo sobre el asado, la gente nos quería asesinar. Meterse con el asado argentino, que es casi una religión.
–Duprat: El Encargado desbloqueó un nivel. A pesar de ser un poco cruel, la gente la disfruta mucho. Creo que hay un cambio de época: de lo que antes no te podías reír por corrección política o pacatería, ahora sí.
Este año se estrena la tercera temporada de El Encargado, aunque la fecha no está confirmada aún. Es la serie más vista de todas las plataformas en la Argentina, fue nominada a los premios Emmy y tuvo gran repercusión en España.
–¿Alguna vez fueron censurados?
–Cohn: No, pero intentos sí hubo. Recibimos un llamado antes de que se estrene la serie [El Encargado] desde la Presidencia de la Nación. Llamaron a la productora y a los actores. Dijeron que el sindicato estaba nervioso, preguntaron de qué se trataba la serie, dijeron que el presidente [Alberto Fernández] también quería saber... También llamaron del Inadi para apretar, porque aducían que la serie estigmatizaba a los porteros. Igual no les dimos bola, es una ficción.
–¿Y les gusta poner nerviosos a los políticos o ser disruptivos de alguna forma?
–Duprat: No lo planeamos así. Pero al trascender en los medios toda esa presión gubernamental y sindical ridícula, hizo que la serie tuviera una publicidad impensada e impagable, haciendo que la obra la vea todo el planeta.
–El famoso dicho: “No existe la mala prensa”…
-Cohn: [Ríe] Y después, el colmo fue que terminaron mandando una inspección del sindicato al portero real que trabaja en ese edificio de ficción, donde se había filmado. Bueno, y eso fue del gobierno...
–¿Y con Nada tuvieron algún problema?
–Cohn: Sí, varios. Uno de ellos fue que De Niro pidió trabajar el 1° de mayo para terminar de grabar porque tenía compromisos asumidos. Increíblemente el sindicato prohíbe filmar en esa fecha, una cosa absurda y sobre todo en este caso. Con el equipo resolvimos filmar igual.
El dúo creativo asume que le gustaría hacer una segunda parte la miniserie Nada, protagonizada por Luis Brandoni con participación especial de Robert De Niro, aunque todavía no está definido. “Tienen que alinearse algunos planetas”, afirma Cohn. Nada es la segunda serie más vista en streaming en el país después de El Encargado y su repercusión traspasó las fronteras: en Estados Unidos, España e Italia golpeó fuerte en las plataformas.
Entre la política y el arte
–Estuvieron al frente del Canal de la Ciudad. ¿Cómo fue esa iniciativa?
–Cohn: Fue hace mucho. En 2003 fundamos el Canal de la Ciudad de Buenos Aires, una experiencia muy innovadora de televisión estatal, y baratísima: éramos siete personas y prácticamente sin presupuesto; lo hacíamos porque nos gustaba el proyecto y podíamos experimentar. Era un canal único en la grilla, diferente a todos. Pero duró poco. Luego de unos meses al aire nos fuimos por que pusieron unos comisarios políticos del intendente de ese momento, Aníbal Ibarra, y lo convirtieron en un ministerio con contenido obsecuente del gobierno (inflaron el presupuesto y contrataron muchísimos empleados). Nunca se recuperó; hoy es un canal muy rústico, que además no ve nadie. El saldo es agridulce porque se demostró que desde el Estado también puede surgir algo sofisticado, innovador y muy eficiente, pero que luego el mismo Estado se encargó de dinamitar.
–Duprat: Todo fue posible gracias a Jorge Telerman, que entonces era el ministro de Cultura, que venía haciendo una gestión muy destacada en la ciudad, que pensó el proyecto con nosotros, logró ponerlo al aire y supo interpretar el cambio de época que venía en la televisión, y que luego copiaron otros canales públicos. No es casualidad que hoy esté llevando a cabo una gestión en el Teatro Colón, reconocida a nivel mundial.
Televisión Abierta se creó en 1998 y fue el primer reality show de la televisión. El modelo se replicó en Inglaterra, España, Estados Unidos, Bolivia e Italia. Fue una especie de antecedente de YouTube varios años antes. Luego conocieron al productor y actual amigo Fernando Sokolowicz, a quien reconocen como su mentor en el mundo del cine, y con el que hicieron varias películas, entre otras El hombre de lado, El Ciudadano Ilustre y Mi Obra Maestra.
–¿Qué rol tiene el Incaa hoy en la difusión del cine nacional?
–Cohn: No tengo idea de cuál es el plan de esta administración para el Incaa. Pero es un organismo que funciona mal, no hay nadie que dude de esto. Y no es de ahora, esto viene de la gestión del gobierno anterior: el dinero que recauda no va a las películas porque se usa en gran medida para pagar sueldos. Además, el sistema de ayudas no alcanza a cubrir ni una parte pequeña de lo que vale una película. El sistema de incentivos no existe comparado con los del resto de países de la región y el mundo. Eso está a la vista y nadie que conozca del tema puede defender algo que funciona pésimo, lo digo en plan de construir algo mejor, no de destruir. Me parece bien que, si algo no funciona, se pueda abrir el debate, discutir que hacer, discutir qué se incentiva y que no, de qué manera. Está lleno de ejemplos muy exitosos en el mundo con mecanismos muy virtuosos para la industria audiovisual, que se pueden traer a la mesa y elegir el formato más adecuado para llevar adelante. Con la consigna “El cine no se toca” que repiten como un mantra muchos actores, directores y productores parece que nos quieren decir que no se puede cuestionar nada, que hay que dejar todo como está para siempre, aunque esté a la vista lo pésimo que funciona.
–A raíz de los anuncios del presidente Milei y los cambios que planteaba con el proyecto de Ley Ómnibus, el mundo del arte salió a movilizarse…
–Duprat: Hace unos años surgió un nuevo género audiovisual: los videos donde aparecen muchos artistas y gente de cine tirando sus consignas, con tono comprometido y con cara de fin del mundo, ligando al cine a conceptos como patria o soberanía, algo muy desacertado a mi criterio. Igual sus palabras no tienen demasiada entidad porque la gran mayoría no decía nada durante el gobierno anterior. Es muy interesante observar cómo los artistas, que en general uno los asocia al inconformismo y al riesgo, no quieran que nada cambie, a pesar de que saben que el sistema viene funcionando muy mal hace tiempo: hoy los artistas son el sector social más conservador. Lo cierto es que el Incaa está desactualizado, es anacrónico, ya no sirve para hacer películas y omite y deja de lado la tendencia a otras formas audiovisuales, como las series. Es cierto que hay un puñado de películas que se hicieron con el Incaa que han tenido éxito de público o han estado en festivales importantes, pero hay una gran cantidad que están atravesadas por un estilo gris que se cristalizó a lo largo de las décadas: como ya estaban pagas desde el vamos y sin riesgos, se da la paradoja de que no tienen la necesidad de seducir al público masivo, ni de tener una búsqueda estética experimental o de vanguardia para un público más experto; es decir, no apuntan a nada ni a nadie. Y eso, sin querer, terminó imprimiendo una impronta estética y narrativa a las películas, un estilo.
–Entonces, para ustedes, el Estado debe financiar el cine.
–Cohn: Sí, pero reformulado y aggiornado a la época. Desde mi experiencia, está bueno que exista un sistema de ayudas, sobre todo, para que los directores que recién empiezan puedan hacer sus películas, darles un primer empujón. Ahora me pregunto si realmente se hace necesario que el Estado les pague las películas a directores que llevan muchos años y a obras hechas en la industria que tienen el apoyo de plataformas, estudios extranjeros y que pueden financiar sus películas sin necesidad de que el dinero lo ponga el Estado. Ahí creo que hay una buena discusión. Todo bien que el Estado ayude a los que recién empiezan, pero una vez que ya te ayudaron y te fue bien, seguí vos con las próximas películas, pone a prueba la idea, conseguí inversores, venderla a una plataforma, busca un distribuidor. Para esos directores ya instalados, el sistema de incentivos debería ser otro, algo más parecido a lo que sucede en España con los mecanismos de incentivos fiscales y el tax rebate. Hoy en España hay pleno empleo en la industria y se filma cuatro veces más que en la Argentina. También se podría discutir qué pasa con las pocas películas que fueron muy rentables, que tienen productoras grandes, empresarios poderosos detrás y que recibieron subsidios del Estado. ¿Deberían devolver el dinero? Está bueno que se debata todo.
Subtitulados: de Argentina al mundo
La dupla tiene previsto hacer dos proyectos en Estados Unidos y uno en España en los que sigue sumando actores internacionales como Anthony Hopkins, Antonio Banderas, Javier Bardem, Robert De Niro, Julianne Moore y Sigourney Weaver.
Con Anthony Hopkins y Antonio Banderas van a grabar una serie de ocho episodios. La idea de hacer una serie surgió a raíz de la adaptación estadounidense del film 4x4 titulado Locked -producida por Sam Raimi y protagonizada por el actor del Silencio de los inocentes y Bill Skarsgård, el payaso Pennywise de It- en que los creativos participaron en la producción de la versión en inglés.
Javier Bardem, que por problemas de agenda no pudo participar de Competencia Oficial, también está en la lista de los creativos para hacer una película.
Por último, el año que viene van a filmar con De Niro, quien ocupó un papel secundario al lado de Brandoni en Nada. “Cuando se iba, ya en la escalera del avión privado, nos dijo, entre risas: “La próxima, cuando tengan un protagónico, me avisan””. Esta vez la película se va a filmar en Nueva York. “Será una comedia dramática sobre un ídolo popular en decadencia y el séquito que sigue viviendo de él como parásitos a pesar de que el tipo ya está en la lona absoluta”.
Julianne Moore y Sigourney Weaver son dos nombres que suenan para sumarse al elenco aunque los productores no lo confirman. Cohn conoció a Moore durante el Festival de Venecia, donde fue jurado con ella. Ella era fan de El Ciudadano ilustre y a partir de ahí coquetea con incorporarse al film. Weaver cuando recibió el premio Goya de honor por su trayectoria destacó una película española en su discurso de agradecimiento: Competencia Oficial a la que clasificó de “sublime”. “En su speech dijo: ‘Yo no voy a mandar a la trituradora mi premio Goya’. En alusión a una trituradora que tira los premios en la película. Nos contactó luego de eso”. Y la invitaron a unirse.
–Cada vez trabajan más fuera del país…
–Cohn: Depende del proyecto. Las series que hicimos para Disney Nada y El Encargado para Disney Argentina fueron filmadas todas en Buenos Aires. Estos años filmamos bastante en España también. Y los proyectos con De Niro y Hopkins sí serán en Estados Unidos.
–¿No se fueron un poco de la Argentina?
–Cohn: Vamos y venimos; está bueno eso. Creo que es bastante ideal y no tiene la carga de un traslado definitivo a ningún lugar. Aparte hay cosas de Buenos Aires que están buenísimas. Son muy valiosas. Cuando sale algo afuera, vamos, pero vivimos y seguimos filmando acá. No me parece que valide la calidad de una película donde está hecha o de qué país es; a mí me gusta filmar.
–¿Cuántos remakes hay de sus películas?
–Cohn: El Ciudadano Ilustre y Mi obra maestra se hicieron en Francia estos últimos años, 4x4 tuvo su remake en India, Brasil y ahora en Estados Unidos. También se está por hacer la versión norteamericana de El hombre de al lado.
–¿Qué sienten cuando se dan cuenta que van a estar en Hollywood como consecuencia de una de sus creaciones?
–Cohn: Yo lo que quiero es que esos remakes no sean mejores que las originales que hicimos nosotros [risas].
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