Los caprichos de Francis Ford Coppola que casi lo dejan sin El Padrino
El emblemático director de Hollywood tuvo varios roces con Paramount; los actores, las locaciones y la duración de la película fueron la punta de lanza de una mente dispuesta a llevar su obra hasta la cima del cine
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Si a cada artista se le asignase una obra maestra, a Francis Ford Coppola le correspondería, sin duda alguna, El padrino. La película que se convirtió en un éxito y un clásico cinematográfico denota detalles propios del director, quien fue criticado en un principio por la elección del reparto, pero acabó convenciendo a los críticos de cine y a la audiencia de que tenía razón.
Tan solo en el primer fin de semana de su estreno logró recaudar 30 millones de dólares. La obra protagonizada por Marlon Brando y Al Pacino debutó en las pantallas de las salas de Estados Unidos el 15 de marzo de 1972 y recibió una infinidad de críticas positivas.
A Coppola le llegó la oferta de llevar al cine el libro El padrino (1969), del escritor Mario Puzo, por parte de Paramount Pictures, que había comprado los derechos de la novela por 80.000 dólares, una suma bastante baja comparada con los 245 millones que el film recaudó después a nivel internacional.
La película narra la historia de la mafia italiana que operaba en Nueva York, Estados Unidos, con el foco en la familia Corleone, liderada por Vito Corleone, encarnado por Marlon Brando a sus 47 años, y que exalta las costumbres familiares del país europeo y de una de las realidades más oscuras de la época de la posguerra, desde 1945 hasta 1955.
“En un momento dado, el estudio me llegó a decir que no volviera a mencionar el nombre de Marlon Brando”, manifestó una vez Coppola. Es que Paramount no confiaba en la labor del neoyorquino, aunque bastó que la película salga a la luz para confirmar lo contrario.
No solo fue alabado por los críticos de cine, sino que consiguió el Premio Oscar a Mejor Actor Principal. A la ceremonia, Brando envió a Sacheen Littlefeather en su nombre, quien rechazó el galardón y leyó unas palabras del actor, que condenaba a la Academia por el maltrato perpetrado contra las poblaciones indígenas.
Sin embargo, más allá de la actitud de Brando, para Coppola, el cometido ya estaba logrado con 11 nominaciones y tres estatuillas del Óscar bajo el brazo. Además de la recibida por el protagonista, El padrino ganó como Mejor Película y Mejor guion adaptado.
Los inicios del director
Francis Ford nació el 7 de abril de 1939 en Michigan, Estados Unidos. Su inclinación por el universo del cine no fue casual. Desde su llegada a este mundo respiró arte, dado que su papá, Carmine Coppola, era músico y su mamá, Italia Coppola, actriz.
El director de El padrino forma parte de ese puñado de casos de artistas que, por una desgracia, encontraron el sendero que los llevaría más tarde al éxito (como Andy Warhol, por ejemplo, quien sufría de Chorea). Fue una poliomielitis a sus nueve años la que inició a Coppola en el interés por el cine y entonces incursionó en sus primeras labores como director: en su casa armaba shows de marionetas para entretenerse.
Empezó a estudiar teatro a sus 18 años en la Universidad de Hofstra, en Nueva York, donde demostraba sus primeros dotes en el área y comenzó a tejer sus primeros contactos. Más tarde hizo un Máster en Bellas Artes en la Universidad de California y se especializó en producción cinematográfica.
De a poco, Coppola se metía en el universo de Hollywood, con participaciones menores como asistente de fotografía y dirección con Roger Corman, conocido por sus producciones de bajo presupuesto.
Una de las primeras grandes obras de Francis Ford fue a sus 28 años, cuando desde Warner Brothers le confiaron el musical El camino del arcoíris, para tomar el mando de la dirección.
En 1970, dos años después, llegó su primer Oscar por su trabajo como guionista en Patton, un film sobre un general del ejército de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
Su huella en El padrino
Coppola tenía tan solo 32 años cuando tomó las riendas de El padrino. A pesar de su juventud, el director de la generación de Martin Scorsese, Steven Spielberg, Brian de Palma, entre otros nombres destacados, ya tenía un camino recorrido en el cine que le permitía darle su impronta a sus películas.
Todo esta insignia que lo caracterizaba se vio reflejado en El padrino. Sin embargo, alguna vez admitió que no pudo cumplir con parte de las reglas básicas que se autoimpuso en un principio. Estas eran: empezar a rodar con un guion terminado; trabajar únicamente con gente de total confianza; y filmar de manera que la productora no tenga espacio para modificar nada.
El 29 de marzo de 1971 se inició un arduo trabajo que dejaría una película de dos horas y 58 minutos, con la emblemática musicalización de Nino Rota y aportes de su padre, Carmine Coppola.
Esta no fue la única presencia de su familia en el film. Su papá y su mamá se hicieron presentes en una escena de El padrino, cuando (alerta spoiler) Michael Corleone consigue matar en el restaurante a Sollozo y al capitán McClusky.
A su vez, Francis Ford le dio a su hija, Sofia, un importante papel en la tercera parte de la saga. La entonces joven interpretó a la hija de Al Pacino, Mary Corleone, papel que inicialmente sería para Winona Ryder. Por esto, el director fue muy criticado, además de que el trabajo de Sofia fue altamente cuestionado.
“Le pedí que viniera e hizo una audición. No estaba particularmente interesada en hacerlo. Ella estaba en la escuela, pero igualmente lo hizo. (…) Siento que yo le provoqué todo esto”, manifestó al respecto su papá.
De todas formas, Sofia consiguió hacerse un nombre en Hollywood por su rol como directora y guionista. De hecho, en 2003 ganó un Premio Óscar a Mejor Guion Original por Lost in Translation.
Al borde del despido
Coppola estuvo a punto de ser despedido del rodaje de la primera película de El padrino en cinco ocasiones. Una de ellas fue cuando insistió con Brando para el papel de Vito Corleone, porque la productora no lo creía idóneo.
Otra de las razones por las que Paramount dudó de la continuidad del director fue el retraso que generaron las lluvias para la filmación de algunas escenas, como la del casamiento.
Asimismo, la compañía tampoco estaba de acuerdo con rodar -además de en Nueva York- en Sicilia el origen de la familia principal de la película. Coppola no iba a renunciar a tal locación. Finalmente, ganó la batalla.
Fiel a su estilo, el capo del cine quería que el film durara más de tres horas, algo que no consiguió por oposición de la productora, aunque con las dos horas 58 minutos rozó el límite permitido. No solo quiso sortear la barrera del tiempo, sino que se excedió también en el presupuesto, otro motivo del descontento de Paramount.
Esta puja se cerró por completo cuando El padrino salió a las carteleras y batió todo tipo de récord: en su momento, fue la más taquillera de la historia hasta la llegada de Star Wars, de George Lucas.
Más tarde se darían a conocer otros trabajos destacados del director: La conversación (1974), Apocalipsis Now (1979) y la segunda (1974) y tercera parte (1990) de El padrino. En cuanto a esta última, el cineasta ideó un nuevo final con mayor calidad y un desenlace distinto, tras las críticas que éste sufrió en los últimos 30 años.
La productora no confiaba en su capacidad para dotar a El padrino de esa fuerza y aspereza que requería. Pero Coppola redobló la apuesta: no solo consiguió una película impactante, sino que la llenó de realismo, algo que hipnotizó a la audiencia y, hasta el día de hoy, consigue el mismo efecto.
La obra de uno de los directores más destacados de la historia marcó un antes y un después en la forma de pensar la dirección cinematográfica y lo ubicará a Francis Ford Coppola, para siempre, en lo más alto del cine global.
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