La despedida de Bowie, el triunfo de Beyoncé y el regreso de los Rolling Stones al blues de Chicago
1 David Bowie
Blackstar
Nunca hubo una despedida musical como ésta: el intérprete se guardó su actuación más valiente y audaz para el último acto. Bowie apareció en su cumpleaños número 69 y soltó una obra maestra por sorpresa, dejó al mundo asombrado tratando de resolver ese rompecabezas durante un par de días, y luego siguió viaje hasta el cielo. Casi un año después, Blackstar todavía presenta nuevos misterios con cada escucha. Es uno de los álbumes más aventureros y vertiginosos de Bowie, gracias a baladas espaciales y jazzy como “Lazarus”, o a la épica “Blackstar”, de diez minutos. (El productor Tony Visconti reveló que Bowie estaba absorbiendo la inspiración de artistas como Kendrick Lamar y D’Angelo.) Pero recién tras su muerte pudimos entender a Blackstar como un manifiesto sobre la mortalidad: en estado de angustia, Bowie se negó a ceder a la autocompasión, como él mismo revela en su última página, “I Can’t Give Everything Away”, una canción tan emocionante como “Heroes”.
2 Beyoncé
Lemonade
Beyoncé les ganó a todos este año con una obra maestra surgida desde las entrañas, que habla sobre el amor, la rabia y la traición, y que se sintió demasiado verdadera en 2016. Lemonade es una suite confesional que arrasa con los géneros. Es una obra gigante y a la vez es estremecedoramente íntima, porque retrata a una nación en llamas. El disco salió por sorpresa un sábado a la noche, después de que se emitiera su especial de HBO, y se pasea por cada uno de los ritmos de la música norteamericana, desde el country (“Daddy Lessons”) hasta el blues metal (“Do not Hurt Yourself”), pasando por el postpunk (“Hold Up”) y el hip-hop feminista (“Sorry”). Incluso en la resolución ambigua de “All Night”, Lemonade es un álbum sobre el dolor, y por eso golpeó especialmente tras las elecciones en Estados Unidos. Beyoncé explora lo que es ser traicionado por un amante —o una nación—que te engañó hasta hacerte sentir seguro. La cuestión de si ella está hablando sobre Jay Z es irrelevante porque, por desgracia, está hablando sobre todos nosotros.
3 Frank Ocean
Blonde
Hicieron falta cuatro años para construir esta secuela tranquila y audaz del clásico instantáneo del R&B de Ocean, Channel Orange. Ese cuidado se nota en la música: Blonde es una maravilla de la psicodelia en la era digital. Oníricas y fantasmales, tan influenciadas por Brian Eno como por Beyoncé, estas canciones se ahogan en recuerdos que siguen amenazando con desaparecer: la infancia, el amor, aquella vez que tomó ácido... La idea es perseguir una libertad —musical, emocional, sexual— que siempre es temporal, como en “White Ferrari”, donde Ocean reescribe “Here, There and Everywhere” de los Beatles para evocar una excursión adolescente, o “Pink + White”, una visión efímera de felicidad veraniega arreglada con cuerdas. Nada en Blonde es fácil de identificar: las huellas se deslizan desde el espacio exterior a la iglesia, de los pensamientos del estudiante asesinado Trayvon Martin a la fanfarronería de un amante, de su mente a tus deseos. En Blonde hay espacio suficiente como para que cada oyente se acomode.
4 Radiohead
A Moon Shaped Pool
El primer disco de Radiohead en cinco años es uno de los más bellos, concisos y placenteros de su carrera, lleno de violines, piano y arreglos de guitarra acústica. Sin embargo, no suena recargado. Más que el ánimo de reinvención, el horizonte es la belleza, como si existiera un pacto entre los experimentos de Kid A y las canciones de In Rainbows. En ese sentido, el álbum representa algo así como una síntesis de las múltiples mutaciones de la banda a lo largo de una década y media de carrera. En A Moon Shaped Pool se mezclan los sueños hermosos con los ataques de pánico de los que habla “Burn the Witch” en el comienzo vertiginoso del disco. Son las dos caras de la gran metáfora de la era digital: la realidad colapsada en oposición a un bienestar casi uterino. Este es el viaje profundo de un grupo de artistas con plena conciencia de su lugar en la historia, y es también la contemplación poética de algo —un corazón, un paisaje— que se desarma en soledad. Como dice Thom Yorke en un momento: la realidad te va a confundir.
5 The Rolling Stones
Blue & Lonesome
Los Stones volvieron a sus raíces más profundas con un set crudo de versiones del blues de Chicago. Es, de hecho, el primer disco en la historia del grupo en el que tocan nada más que blues, el género que los desvelaba en su etapa de formación, allá por 1962. Pero Blue & Lonesome no podría haber sido grabado en esa época: aquellos jóvenes ingleses todavía no habían vivido lo suficiente. No se puede tocar blues verdaderamente sin haber ganado experiencia, tanto musical como personal. Hoy los Stones son la banda más grande del mundo. Vivieron mil vidas en una. Inevitablemente, esos temas que tocaban a los 20 se resignifican a los 70. La banda suena como un huracán que avanza sin prisa pero sin pausa y se lleva todo puesto a su paso. No es para menos: son canciones clásicas que conocen de memoria, tocadas con un actitud que finalmente les calza perfecto. No hay nadie más capacitado para abordar el repertorio de Blue & Lonesome que este grupo inmortal, que dio la vuelta al mundo mil veces y no tiene ninguna intención de frenar justo ahora.
6 Kanye West
The Life of Pablo
Una obra del tamaño del “Guernica” inspirada en Pablo Picasso. Highlights como “Ultralight Beam” y “30 Hours” son Kanye en su pico creativo, un estado que alcanza cuando se convierte en “un cuarentón de 8 años de edad”.
7 Leonard Cohen
You Want It Darker
Al igual que Blackstar, esta poderosa declaración llegó justo antes de que el artista nos dejara. A los 82, Cohen ofreció una meditación intensa sobre el amor y la muerte. “Estoy listo, Señor”, canta, y su voz retumba en la eternidad.
8 Ciro y Los Persas
Naranja persa
Una síntesis vibrante de ritmo, funk y rock & roll con armónica. El ex líder de Los Piojos alcanza la madurez letrística en historias de tensión adulta que lo confirman como un cantante fundamental del rock argentino.
9 Chance The Rapper
Coloring Book
El disco de hip-hop más fino del año ostenta una visión tan radiante como el rosa del cielo de su arte de tapa. Chance The Rapper combina política y elevación celestial para crear música que celebra la vida sin alejarse de la realidad más cruda.
10 Green Day
Revolution Radio
El set más explosivo de Green Day desde Dookie (1994) es un rayo de punk-rock que evidencia décadas de experiencia emocional y musical, desde el clamor por la claridad de “Somewhere Now” hasta la gigante “Forever Now”.
11 Los Fabulosos Cadillacs
La salvación de Solo y Juan
La vuelta de LFC tras 17 años sin canciones nuevas es una ópera rock épica y sombría. La banda dejó atrás su status de big band rítmica para reconfigurarse como grupo de folk-pop de guitarras.
12 Solange
A Seat at the Table
Una declaración de neo-soul tan gloriosa como inquietante. Después de años de probar diferentes géneros, la hermana de Beyoncé aterrizó sobre un R&B suave y fluido, con letras sobre el dolor, el poder y la feminidad.
13 Babasónicos
Impuesto de fe
Un disco de reversiones que expone la esencia de Babasónicos. Con instrumentos atípicos (vibráfono, theremin, lap steel, gong) y en clave minimalista, las melodías y palabras de Dárgelos se impregnan como nunca antes.
14 Nick Cave & The Bad Seeds
Skeleton Tree
Tras la trágica muerte de su hijo, el ícono del punk gótico responde de la única manera posible: con un set de baladas agonizantes que se sumergen en el corazón de la oscuridad. No se puede estar más triste.
15 Kase.O
El círculo
El “Puto Amo” del rap español, Kase.O, finalmente editó en 2016 su disco solista y fue con polémica incluida (llora Rafael Lechowski) y una canción que llevó al género más allá de sus posibilidades: “Mazas y catapultas”.
16 The 1975
I Like It When You Sleep, for You Are So Beautiful Yet So Unaware of It
Estos rockeros que salieron del Reino Unido sostienen el hype con flashes de Duran Duran, el pulso de INXS y una belleza emo y onírica.
17 J Balvin
Energía
El colombiano diseñó la respuesta latina al trap, subido a un digitalismo brumoso y minimal que dialoga de igual a igual con Drake.
18. Palo Pandolfo y La Hermandad
Transformación
En su mejor disco desde Espiritango de Los Visitantes, Palo volvió al rock de melodías adhesivas y letras de supervivencia urbana.
19. Bon Iver
22, A Million
Justin Vernon, la nueva estrella del alt-folk, deja de lado la guitarra y pega un salto al futuro en este disco exuberante de R&B extraterrestre.
20. IKV
L.H.O.N.
Dante y Emma se embarcan en un viaje más espiritual que musical y le sacan el jugo a su traducción libre del funk psicodélico.
21. Paul Simon
Stranger to Stranger
Trucos sónicos, chasquidos de blues y ansiedades profundas. Las letras hablan de masacres y brechas salariales, pero la música es un consuelo en sí misma.
22. Skay
El engranaje de cristal
El ex guitarrista de Los Redondos continúa su degradé hacia formas más directas, en un disco despojado pero no por eso menos sólido.
23. Rihanna
Anti
La mejor artista de singles del pop demuestra que también puede ser genial en sus discos. Acá, explora el psych-funk desde su propia nube.
24. Lisandro Aristimuño
Constelaciones
Alejado de la folktrónica, Lisandro saltó sobre sus propios clichés con una producción minimalista que potenció la belleza de sus melodías.
25. Marilina Bertoldi
Sexo con modelos
Entre beats industriales y riffs garageros, la ex Connor Questa pintó paisajes de desamor apocalíptico y se convirtió en revelación.
LA NACION