La París rockera de Virginie Despentes, la memoria político-familiar de Sivak, los ensayos climáticos de Cohen... Una lista para cargar la mochila
1. Vernon Subutex 1 y 2
Virginie Despentes/Literatura Random House
Las dos primeras novelas de la trilogía Vernon Subutex, de la francesa Virginie Despentes, avanzan a través del sexo, el rock & roll y la vida trasheada de la calle, los bares y las fiestas de París. Todo comienza cuando a Vernon, un ex disquero fundido que pierde incluso el subsidio de desempleo, lo desalojan de la casa que alquila. La causa: su amigo, una estrella de rock que le pagaba el alquiler, Alex Bleach, muere en circunstancias dudosas. Es una novela coral, con más de quince personajes que interactúan en los márgenes de la industria cultural, entre salidas nocturnas, abusos de poder, drogas y relaciones que no llevan a ninguna parte. Hay una frase demoledora que define el tono de la historia: “Pasados los 40, todo el mundo parece una ciudad bombardeada”. Despentes hace una radiografía de su generación, la que creyó en un montón de cosas y hoy se da cuenta de que puede perderlo todo –su trabajo, su casa, su instinto de supervivencia– a una edad en la que sus padres podían, luego de trabajar duro, sentirse a salvo. Ninguno de nosotros, haga lo que haga, lo está.
2. El artista más grande del mundo
Juan José Becerra/Seix Barral
¿Por qué El artista más grande del mundo no es otra ficción más de esas en las que la escritura –y su imposibilidad– es el gran motor del relato? No solo porque no le falta agudeza, como a Proust, ni la inventiva de Da Vinci, quienes no casualmente aparecen nombrados en la novela, sino porque esta obra no está escrita sino “dictada” por el escritor a una máquina. ¿Narra la historia de su propia vida o la de vida y obras de su amigo, el excéntrico y genial escultor Krause? ¿Trata de una amistad con forma de duelo en el que se miden talentos, tanto artísticos como amatorios, que tiene lugar entre el ecosistema inmobiliario de Barrio Parque y el castillo español de Krause? ¿O es, por el contrario, un largo duelo con forma de amistad? Que no haya respuesta es uno de sus más interesantes efectos de lectura.
3. Cáscara de nuez
Ian McEwan/Anagrama
El improbable narrador de Cáscara de nuez es testigo de cómo su madre decide, junto a su amante, asesinar a su padre. Todo desde el útero de la madre. A McEwan no le bastó con poner a un nonato como narrador de su última novela, sino que, además, le dio ribetes hamletianos: el amante de su mamá es nada menos que su tío, el hermano de su papá. Pero hay algo más que une a este narrador intrauterino con Hamlet: la angustia que da enterarse de algo y a la vez no saber qué hacer para remediarlo. McEwan condensa aquí la tradición del drama isabelino, la tensión del policial y la reflexión introspectiva típica de la ficción de nuestro tiempo.
4. El monarca de las sombras
Javier Cercas/Literatura Random House
Dieciséis años después del éxito de Soldados de Salamina, Cercas vuelve a la Guerra Civil Española, pero ya no a través de un personaje ficcional sino de Manuel Mena, su tío abuelo, asesinado mientras peleaba para el bando franquista. Como en cada una de sus aclamadas “novelas de no ficción”, Cercas investiga los hechos con la mirada del novelista. Narra los sucesos que marcaron la vida de Mena, pero también la peripecia de su investigación, las dudas, las contramarchas y los resquemores de contar la actuación de un hombre que fue heroico para su familia pero nefasto para su país. Una investigación sincera e incómoda en tiempos de posverdad.
5. El salto de papá
Martín Sivak/Seix Barral
El papá de Martín Sivak, el empresario Jorge Sivak, se tiró de la ventana de un piso 16 poco antes de que el Banco Central dictaminara la quiebra del holding que dirigía. Martín aprovecha la condición pública de su familia en los años 80, en los que les tocó figurar en los titulares de las páginas de los suplementos económicos, pero también en la de los policiales por el secuestro y asesinato de su tío Osvaldo, para hacer algo más que evocar la intimidad de los últimos años de su padre. El salto de papá es tanto una historia sobre los últimos momentos de unidad de una familia como un retrato de los primeros años de recuperación de la democracia en Argentina. Un libro interesantísimo en el que, al desafiar los límites tan rígidos que ponemos entre vida pública y privada, Sivak rastrea el primer impulso que lo llevó a convertirse en periodista.
6. Este es el mar
Mariana Enriquez Literatura Random House
A Helena le asignan la misión de convertir en leyenda a James Evans, algo así como la última estrella de rock sobre la Tierra. Helena deberá transformarse, meterse en el cuerpo de él si es necesario, enamorarlo si resulta inevitable. Helena, claro, no es humana. Integra una comunidad milenaria de hadas mortíferas que asesinan a músicos de rock, una configuración curiosa pero nada sorprendente tratándose de Mariana Enriquez, autora capaz de dar cuenta de un complejo fenómeno sociológico sirviéndose de recursos propios del fantasy, la ciencia ficción y el terror, con un virtuosismo que la sitúa entre los mejores. El rock leído en clave religiosa, bien enterada del planteo nietzscheano de la muerte de los dioses, deslumbra en esta novela gótica pero a la vez luminosa, en la que la adoración vía redes sociales convive con legendarias teorías del amor.
7. Confabulaciones
John Berger/Interzona
Una carta imaginaria para Rosa Luxemburgo, su intercambio de impresiones ético-estéticas con amigos pintores, teorías conmovedoras de la canción y la imagen respaldadas por una denuncia al capitalismo financiero –que recorre el libro como un estribillo–, Confabulaciones es una preciosa piñata literaria para el lector que se inicia en la obra de John Berger, fallecido el 2 de enero pasado. Y es una luminosa confirmación para el habitué. Cada uno de estos doce ensayos aporta una voz nueva a esta configuración coral que señala los límites de lo que el lenguaje puede formular, así como también la riqueza irreductible de la lengua materna, que el autor inglés emplea en su último libro publicado con la maestría de siempre.
8. La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres
Siri Hustvedt/Seix Barral
Siri Hustvedt, novelista y especialista en psicoanálisis y neurociencias, es de esas mujeres talentosas que tienen que cargar con la lógica patriarcal: se la conoce como “la esposa de Paul Auster” aunque su lugar se lo haya ganado largamente por mérito propio. En Las mujeres que miran a los hombres que miran a las mujeres, como si algo de ser tomada como “la mujer de” saliera para afuera, Hustvedt revuelve el mundo del arte, la literatura y el psicoanálisis para mostrar el tan mentado mansplaining y la autorización que los hombres creen tener que darles a las mujeres. En el ensayo que habla sobre el noruego Karl Ove Knausgard, por ejemplo, cuenta cómo el autor de la saga Mi lucha le confiesa que, para él, las mujeres escritoras “no son competencia”, llevando al paroxismo la idea de que los escritores varones escriben tratados universales, mientras las escritoras mujeres “cosas de chicas”, poco serias. Hustvedt es apenas un ejemplo de lo contrario.
9. Un año sin primavera
Marcelo Cohen/Entropía
En castellano usamos la misma palabra para referirnos tanto a las condiciones meteorológicas como a las horas transcurridas. Hablamos siempre del tiempo. Con esa idea sencilla como disparador, Marcelo Cohen ofrece en Un año sin primavera un libro difícil de repetir, un cuaderno de reflexiones que se inicia con el desafío de refutar la idea de que el clima es un tema que las personas usamos cuando no queremos hablar de nada. Cohen, en cambio, fundamenta la importancia vital del tiempo que hace como tema para la literatura. Inscripto en la tradición anglosajona del ensayo personal, que Cohen conoce y muy bien, este libro es una mezcla juguetona de diario de viaje, reflexiones sesudas sobre el cambio climático y apuntes sobre el lenguaje en la poesía y en la traducción. Todo con la maestría y la imaginación expansiva de uno de los autores más relevantes de la literatura argentina del último tiempo.
10. Recursos inhumanos
Pierre Lemaitre/Alfaguara
Parece haber una obsesión por narrar, tanto en el cine como en la literatura franceses, la falta de vitalidad de su sociedad, la nostalgia debilitante que la acecha a cada rato, vivida como estancamiento en el pantano de lo que alguna vez fueron y, también, la ausencia aparente de redención. Michel Houellebecq, Virginie Despentes, los hermanos Dardenne, Laurent Cantet le hacen el identikit a la parte más feroz del capitalismo europeo. Los dramas son sociales, el sufrimiento es personal. En Recursos inhumanos, Pierre Lemaitre –guionista y escritor conocido por libros como Nos vemos allá arriba, Camille y Vestido de novia– retoma en clave de novela negra el tema universal del siglo XXI, el desempleo, y de lo que le pasa y hasta dónde es capaz de llegar un hombre para no quedarse afuera del gran ordenador social que es el de la compra y venta de la fuerza de trabajo.
por Silvina Giaganti, Damián Tullio y Lucía Mondino
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