Lorena Paola: "Nunca renegué de mi pasado"
Se hizo muy famosa de chiquita. Era la nena más simpática de la tele. Cantaba y bailaba con desparpajo en el ochentoso Festilindo. También fue la estrella de la comedia Crecer con papá. Después creció, cambió y se dedicó al teatro, a las giras y al fitness. Lorena Paola Losavio, más conocida como Lorena Paola , es ya una mujer de 44 años, madre de un joven de 19 y la protagonista del musical Chicas de New York. Está de vuelta, aunque nunca se fue.
-¿Cómo ves hoy a esa niña que eras en la tele?
-La veo desde otro lugar. Como que no soy yo. Veo a una nena que disfrutaba y amaba tanto lo que hacía, que eso se transmitía. Antes no era como ahora que a los chicos es más habitual verlos en televisión. En esa época estaba la Liga de Madres sobre la cabeza de mis viejos, sobre mí. Éramos muy pocos. Y yo realmente amaba lo que hacía y lo disfrutaba. Era como un juego en ese momento. Si bien hay un montón de responsabilidades como de un adulto, yo en ese momento jugaba. Y se me juzgaba con eso de "es una nena que no tiene infancia". Pero yo no lo viví en ningún momento así. A través del tiempo sí entendí y tomé conciencia de la responsabilidad que yo tenía, pero no lo tomaba de esa manera. Entonces no me traumaba. ¿Viste que por lo general uno cuando es chico crece con ciertas cosas en la cabeza y después de adulto eso le pesa?
-Y tiene que ir a terapia.
-Bueno, eso yo no lo sentí.
-Quizás por cómo te lo transmitían tus padres...
-Porque ellos me acompañaban. No me imponían. Al contrario.
-¿No fue que ellos querían cumplir sus sueños a través tuyo?
-No. De hecho mi viejo ni se enteró que yo estaba grabando Festilindo, de donde salí. Iba pasando de ronda y mi viejo no sabía. Nunca íbamos a imaginar que yo iba a llegar a la final. Llegué y hubo que contárselo porque si ganaba tenía que ir a Puerto Rico a representar a la Argentina. Entonces, ¿cómo le ocultábamos eso? Se nos fue de las manos.
-¿No tuviste una infancia distinta a la de los demás?
-En vez de tener actividades extracurriculares que tenían otros chicos, como ir a un club, a guitarra o a inglés, yo iba a grabar, al teatro, de gira... Ese era mi juego, mi club. Sin embargo, luego de hacer todo lo que tenía que hacer de mi trabajo, llegaba a mi casa y salía, porque en esa época se podía salir a jugar a la calle.
-¿De qué barrio eras?
-De Villa del Parque. En mi barrio salíamos en bicicleta y jugábamos al ring raje. Teníamos nuestra barra de amigos y en ese sentido viví una infancia normal. Eso se lo debo mucho a mi vieja, que me tenía siempre con los pies sobre la tierra. El entorno tiene que mucho que ver.
-¿Nunca dudaste sobre si seguir o no? ¿Nunca dijiste "bueno ya está, ahora voy a estudiar"?
-No. Me hubiera gustado estudiar medicina pero era incompatible.
-Supiste tu vocación desde chiquita.
-Desde los 3 años. Yo hacía shows en mi casa. Eramos una familia tana y siempre nos reuníamos. Entonces siempre armaba un show para toda la familia, después de comer, después de que la abuela hiciera los ravioles y todo eso. Vendía las entradas, los ponía en fila, llevaba las cortinas de mi casa y tenían que aguantar a la nena haciendo el show todos los domingos. Hasta que se presentó la oportunidad. Estaba viendo al Pato Carret antes de ir al colegio y ahí anunció el concurso. Pedía que se presenten chicos. "Má, no voy al colegio. Llevame, llevame, llevame" Y mi tía le decía "llevala, si total es todo acomodo". Fui y quedé.
-¿Cómo hiciste para dejar de ser esa nenita y reinventarte?
-Nunca renegué de mi pasado porque gracias al pasado somos lo que somos hoy. Pero sí es cierto que el medio tiende a encasillar a los chicos cuando son grandes. Yo siempre digo que el verdadero éxito de un artista es mantenerse vigente durante mucho tiempo. Y lo que a mí me pasa lo agradezco, porque por un lado es mágico que ande por la calle, sin estar en la tele haciendo 40 puntos de rating, y la gente me diga "Lorenita, ¿cómo estás?" Y eso me pasa constantemente. Hay una generación que no me conoce mucho, porque no estoy en televisión. Eso no quiere decir que he dejado de trabajar. Durante toda mi vida trabajé. He tenido períodos de más laburo, de menos laburo... Pero hice teatro, giras. Siempre laburé.
-¿Qué hiciste después de Crecer con papá?
-Un montón de cosas que me voy olvidando. A veces hay gente que me dice que me fue a ver al teatro por tal obra y me quedo pensando "¿yo hice esa obra?" Y hablando de reinventarse, me dediqué a todo lo que tiene que ver con lo musical. De chiquita estudié baile, canto. Me formé con un montón. Y en ese momento también me juzgaban porque me decían "¿Por qué no te definís Lorena? ¿Qué sos? ¿Sos cantante? ¿Sos bailarina? ¿Qué sos?"
-¿Quien te decía eso?
-Los productores.
-¿Vos sentías que eras varias cosas?
-Un artista tiene que ser integral, no tiene por qué hacer comedia y drama, no. Tiene que estar preparado y tener todas las herramientas. Yo soy actriz, cantante y bailarina. En Estados Unidos todos se forman para eso. Cantan, bailan... Ahora eso está cambiando también acá. De un tiempo a esta parte todos hacen comedia musical, todos estudian canto, baile, actuación. Hay más escuelas de eso. En aquella época no había tantas.
-¿Alguna vez tuviste una crisis?
-Una crisis grave, no. Pero sí replantearme cosas más que nada en lo personal. Por ejemplo, sentí la famosa crisis de los 40. Después te das cuenta que no pasa nada. Es más, sumás experiencia. Y no me arrepiento de nada de lo que hice. Sí me arrepiento de todo lo que no hice.
-¿Cómo qué?
-Cuando tenía 17, vino el hijo de Narciso Ibañez Menta a hacer un casting. Tenía un programa exitoso que buscaba talentos. Y yo quedé. Había que firmar un contrato por 5 años y me tenia que ir a vivir a España.
-Y no te animaste...
-No.
-¿Y de eso te arrepentís?
-No sé si me arrepiento, pero sí pienso cómo hubiera sido mi vida si aceptaba. Son decisiones, qué se yo. Después quizás me arrepiento de haber sido demasiada confiada con la gente y haberme ligado bastantes traiciones. Con gente que yo quería mucho. Siempre digo que no lo voy a volver hacer, pero lo hago.
-Uno tiene que ser como es.
-Claro, no voy a ser de otra manera. No soy políticamente correcta. Si te tengo que decir las cosas, te las voy a decir. Odio la hipocresía, la injusticia y la falsedad. Me gusta la cosa frontal. Tengo 37 años de carrera y he tenido compañeros divinos…
-Y otros no tanto...
-Y sí, obviamente. Pero la mayoría de las cosas que me pasaron fueron buenas. Yo he pasado años de gira, arriba de un micro, recorriendo el país. Al actor le hace muy bien ese training porque todo el tiempo te encontrás con dificultades. Un día un escenario chiquito, un día un escenario gigante; te tenés que ir adaptando, siempre hay algo nuevo. A mí me gusta eso porque no me gusta la rutina.
-¿Cómo hacías para hacer gira con tu hijo?
-Me lo llevaba. Venía conmigo. Siempre priorizo mi familia. Mi hijo antes que nada.
-Fuiste mamá muy joven.
-A los 24, sí. Quería tener un hijo a full. Lo deseé con toda el alma. Y nos criamos juntos. Me lo llevaba a todos lados. Él se crió entre bambalinas, dormía atrás del decorado, me lo cuidaban mis compañeros mientras estaba en escena. A veces me decían "¿y el ritmo del chico?". El chico se acostumbrará. Está con la madre y punto. El se adaptó a todo. Lo hice todoterreno.
-¿Te separaste muy rápido del papá?
-Sí, sí, bastante rápido. Luka tenía tres años. Fue una decisión mutua. Eramos muy chicos. Yo no era la mujer que soy ahora, ni él era el hombre que es hoy. Aparte, fue todo muy rápido: lo conocí, me casé y me embaracé. En menos de 5 meses. Nos fuimos conociendo a través de los años y, si bien en su momento fue algo crítico, con los años se fue arreglando todo y hoy tenemos una buena relación. Él ya tiene a su hija, yo rehice mi vida y estoy con mi pareja hace 16 años. El tiempo todo lo acomoda, lo cura y lo calma.
-Te separaste y te fuiste de gira.
-Sí, cuando empezó la primaria me lo llevaba cada tanto. Me lo llevaba 15 días, volvía, lo dejaba. Iba y venía.
-¿Con quién lo dejabas?
-Lo dejaba con la abuela pero siempre fui una mamá super presente. No llegaba a la obsesión porque estoy bastante curada, gracias a una terapia, pero sí soy una mama bastante, como dicen ahora, intensa.
-¿Sí?
-Sí, sobreprotectora. No te olvides también que soy hija única. A mi vieja la llamo tres veces por día, por ejemplo. Y con mi hijo, que ya tiene 19 años, trato siempre de saber dónde está. Cuando llega a la facultad le pido que me mande un mensaje diciéndome que llegó. Quisiera ser más relajada pero no me sale. A medida que va creciendo, él me va dando seguridad porque lo veo más plantado.
-Ahora, con tu experiencia, te hago una encuesta: Niño actor, ¿vot sí o vot no?
-Si es su deseo, su vocación, absolutamente vot sí. Pero hay que tenerla muy clara con el tema de la contención y con el tema del éxito. Yo lo aconsejaría si es una vocación. Pero si lo único que busca es ser famoso, no. El medio tiene sus cosas maravillosas y otras cosas que no están tan buenas y hay que estar preparados para esas cosas. Así es la vida.
-¿Nunca te la creíste? ¡Eras muy famosa!
-Era muy famosa, pero ya te digo: lo vivía como una cosa cotidiana. No tuve tiempo ni de darme cuenta. Para mí era natural. Apenas tuve uso de razón, ya no podía ir a un restaurante porque estaban todos mirando y pidiendo fotos, autógrafos. No podía salir a la calle porque se me tiraban todos encima. No podía salir del teatro. Pero para mi eso era natural. No sabía cómo era la vida de otra manera.
-¿Cuándo dejaste de sentir eso?
-El año pasado viví en México porque me gustan los desafíos, salir de la zona de confort y probar cosas nuevas. Entonces con mi marido, que tenía contactos para ir con una empresa, nos fuimos a vivir un año al DF. Quería saber como era vivir afuera, quizás por el pendiente que me quedó cuando no me quise ir a vivir a España. Y ahí no era conocida, no tenía privilegios...
-¿Y como te fue?
-Hice varias cosas. Lo primero, estudiar neutro porque allá no te dejan trabajar si no lo hablás. Y después hice participaciones en Televisa, en TV Azteca y quedaron todos los contactos como para volver. Pero cuando volví para ver a mi familia, mi mamá me pidió que me quedara y justo se presentó la oportunidad de hacer el casting de Chicas de New York. Fui a la audición como una más. Hay mucha gente que no sabe que yo canto y bailo. Porque mi elección fue hacer giras por el interior del país, tener un perfil más bajo, disfrutar de otras cosas. Y no estar expuesta.
-Igual en tus redes sociales tenés un perfil alto, ¡con fotos muy hot!
-Ah, ¡a la vejez viruela! A veces te agarran esas cosas.
-Eras gordita de chica y ahora tenés un lomazo. ¿Es una revancha?
-Noooo. Nunca sufrí por ser gordita.
-¿Tuviste un cambio hormonal?
-Sí. A los 13, 14 años empecé a adelgazar. Tuve un médico hermoso. De esos de antes que escuchan, miran y tocan. No como los de ahora que tienen todos esos aparatos. Me fue llevando con una alimentación y me cambió muchísimo el metabolismo. Y a los 14, empecé a entrenar. Y ahora el fitness es mi otra pasión. No tomo, no fumo, hago vida sana. Cuando me invitan a presencias se llevan la gran sorpresa. Me ofrecen champagne y yo les digo: "¿Qué champagne? ¡Traeme el licuado de durazno y naranja!".
-¡Sos un embole!
-No tomo pero parezco la más dada vuelta porque soy muy pizpireta.
-Como cuando eras chiquita...
-Idéntica.
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