"Que bueno que no llueve, no hay tormenta", dijo Lorde anoche en el Club Ciudad. Estaba por interpretar "Tennis Court" y dos temas atrás, había abierto el show -como en las fechas previas del Melodrama Tour- con "Sober", en la que canta al hedonismo y la ambigüedad emocional del fin de semana. Pero más que hundirnos en la resaca post-salida y preguntarnos qué hicimos anoche, lookeada con un vestido metalizado con volados en sus hombros y la espalda -un mix entre la María Antonieta de Sofia Coppola y la Florence Welch que visitó Lollapalooza Argentina 2016-, la cantante neozelandesa de 22 años recién cumplidos llegó al Personal Fest para salvar al domingo del bajón en el que todo parecía hundirse después de 48 horas de un clima adverso y hostil para cualquier actividad al aire libre.
Con el efecto residual de la adolescencia, Lorde por momentos todavía parece ser un manojo de inseguridades y timidez en el escenario, como en "Hard Feelings", una de sus primeras intervenciones con sus bailarines en las que tiene que seguir una pequeña coreo y ella no puede ocultar su incomodidad al hacerlo, mirando al público en busca de una aprobación después del último paso. Aunque su evolución como performer está a la vista: de los movimientos toscos y la sonrisa encogida que mostró hace 5 años en el Hipódromo de San Isidro ya casi no queda nada. Ahora, corre por el escenario, no duda en lucir una sonrisa bien amplia y se convence de que es una figura de pop mainstream que lidera festivales en todo el mundo.
Más tarde, Lorde desacelera su presentación pero no la enfría. "Me encanta estar acá, es como estar adentro de ustedes", dice sentada en la punta de la pasarela antes entregar la mejor performance vocal de su set, con "Writer in the Dark" y "Liability", un doblete sacado de la parte más profunda de Melodrama -el tercer mejor disco de 2017, según RS-. Con un timing de grandes ligas, la neozelandesa salió de ahí con el 4/4 de "Supercut", espantó a la lluvia que quería volver y tomó más velocidad en el peloteo entre su segundo disco y su debut, Pure Heroine. De la majestuosa carta de presentación al mundo que fue "Royals" de su ópera prima pasó a "Perfect Places", el track de Melodrama en el que recuerda a David Bowie y Prince, de ahí de nuevo a su debut con "Team", para llegar al cierre perfecto: "Green Light". El trip electroacústico con el que Lorde había avisado que el sucesor de Pure Heroine iba a ser aún mejor se completó con la atmósfera creada entre los lasers -verdes, obvio-, papelitos, globos y los pañuelos de la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito que se alzaban entre el público. Un hit perfecto para olvidar un fin de semana caótico, empantanado y pasado por agua.
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