
Loli Molina: "Mi música en general es azul, tiene una carga emocional fuerte"
Apareció en la escena de la mano de una multinacional y ahora se planta del lado indie junto a un puñado de canciones íntimas

Entre capas de música y palabras, las canciones de Loli Molina van adquiriendo forma a la velocidad de la plastilina. "A la mañana amanecemos todos pegados entre remolinos de besos y calma que espera la primavera", canta en "Los días". A cada segundo, el tema adquiere una dirección distinta y el oyente, lejos de perderse, queda atrapado por la maraña poética de esta artista que se define como un "bicho raro", que empezó su camino discográfico a los 20, de la mano de Sony Music y hoy, tres discos y ocho años más tarde, se revela independiente de la mano de un álbum delicioso: Rubí, un camino poético integrado por nueve canciones propias y una versión de "Ludmila", de Spinetta.
-Pasaron cuatro años entre tu segundo disco con una multinacional y este, Rubí, que ahora editás en formato digital. ¿Qué sucedió en el medio?
-Digamos que de toda la experiencia discográfica salí un poco aturdida. También me pasaron muchas cosas a nivel personal. Estuve de viaje tocando -grabó con los mexicanos Kinky y los acompañó en su reciente gira por tierras aztecas- y descubriendo nuevas maneras de hacer lo mismo en una industria que está cambiando. Quería tomarme todo el tiempo que necesitara para hacer este disco, sentirme feliz y contenida mientras lo hacía y se dio este último verano.
-El álbum es corto, tus canciones también. ¿Cómo llegás a esa síntesis?
-Básicamente tiene que ver con la forma en la que me salen y con algo que a mi me es natural. Me sirvió mucho estar en contacto con la música de Juan Quintero. Sus composiciones no pasan de un minuto diez y te acuestan en ese tiempo. Me pasó de mostrarle mi material a productores muy reconocidos. ¿Sabés qué me dijeron? Que los temas tenían que durar tres minutos para sonar en la radio. ¡A esta altura! Me importa muy poco eso. Cuando siento que la idea está y no le falta más nada, ya está, no hay nada para agregarle a la canción, porque no toco la obra desde un lugar racional.
-Hay una calma spinetteana en tu música y tu versión de "Ludmila" ayuda a pensar en él.
-Él siempre fue actual, moderno, futurista. Lo que a mí me pasa con Spinetta es que voy entrando gradualmente en su obra, porque es mucha, muy compleja y profunda. Puede ser que las canciones tengan algo de eso, pero no puedo distinguir en mí influencias tan claras.
-¿Por qué "Ludmila"?
-Porque es maravillosa, es una gran canción de amor: «yo veo en tus ojos / veo como un ancho mar». Le decís eso a alguien y ya está. Es un desafío muy grande hacer un tema de Spinetta con todo el juicio que puede traer: «¡cómo se anima a hacer eso!" Y está bueno que hoy se reversione una canción de los 80.
-¿Seguís tocando con La Grande, la banda de Santiago Vázquez?
-Sí, sigo. Tocar con ellos es como ir a la escuela. Es un honor enorme que Santi me haya convocado. Todos ahí me llevan por lo menos diez años y vienen de otro palo, más del jazz y la improvisación (Rodrigo y Mariano Domínguez, Diego López de Arcaute y Ezequiel Borra, entre otros). Cada concierto es como devorarme una enciclopedia de música.
-¿Como solista encontraste un espacio propicio para tu música o tuviste que crearlo?
-Siento que cuando aparecí en la escena no había tantas chicas cantautoras como ahora. Por otro lado yo me considero más instrumentista que cantante y me pasó de recibir como gran elogio frases como «Loli toca como un chabón». Muy raro. Bajo ningún concepto acepto masculinizarme para ocupar un lugar. Pero de unos años para acá sentí más receptividad.
-Decías que saliste abrumada de la experiencia multinacional. ¿No era mejor empezar de manera independiente?
-Pero bueno, yo soy un bicho raro y todo lo que hago lo hago de manera extraña o al revés. Ahora tengo muchas herramientas, aprendí de mi experiencia para negociar desde otro lugar, saber qué tengo que pedir y qué no.
-¿Qué le pasa a la gente con tu música?
-Lo que yo recibo es que le toca alguna fibra, siente que mi música en general es azul, tiene una carga emocional fuerte. También me pasan cosas raras. "Ricardito", por ejemplo, es un tema del primer disco y sigo sintiendo que es del futuro. Tiene un nivel de complejidad que me parece muy raro que lo haya escrito hace 8 años. La toco, siento la misma tristeza que cuando la escribí y a la vez me sigue pareciendo una canción a la que aún no llegué. Y eso me pasa mucho. Me siento muy desencajada en el tiempo-espacio. ¡A los 20 estaba firmando un contrato! Y con las canciones me pasa lo mismo.
Loli Molina
Presenta Rubí, su tercer disco
Caras y Caretas, Sarmiento 2037
Mañana, a las 21
Entrada, $ 120. www.tuentrada.com
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