Lo que le falta a la medicina
Para que la terapia alopática se vuelva más espiritual, la relación con el arte es una buena fórmula
Mis primeros apuntes en medicina eran bocetos. Escuchaba a mis profesores y hacía dibujos que representaban lo que escuchaba. Por ejemplo, cómo imaginaba la célula. Lamentablemente, todo eso se perdió", dice, algo resignado, Eduardo Barales, médico, pintor y filósofo preocupado por lograr que la medicina incorpore la parte espiritual del hombre al tratamiento de las enfermedades.
Musa extraña . "Solventé mi carrera médica como ayudante quirúrgico del doctor Eldo Bilesio, discípulo de Enrique Finochietto. Cuando vio mis diseños me propuso que le hiciese dibujos para ilustrar sus clases. Seguimos así, hasta que un día me pidió con entusiasmo: ¡Quiero un dibujo de una peritonitis, pero con colores! Bilesi nunca se enteró, pero ahí hice un descubrimiento asombroso que cambió y enriqueció mi vida como hombre y como médico: descubrí la pintura. Y ya nada fue como antes", recuerda el médico artista.
La ciencia, un archipiélago. Desde estudiante, Barales se preocupó por lo que consideraba la deshumanización del arte de la medicina. "Tiene una visión fragmentada del ser humano, dividida en múltiples especializaciones o compartimentos estancos, dogmáticos, sin posibilidades de comunicación entre sí. Algo que cuestiono de las ciencias en general: su criterio reduccionista, que todo lo separa y aísla. Dicen ir tras la búsqueda de conocimiento, pero no de la comprensión. Por formación, los médicos le tenemos miedo a lo desconocido, a lo distinto, y eso hace que encuadremos todo y lo etiquetemos como en una biblioteca rígida."
Arte intuitivo. Para Barales, la pintura fue una herramienta para completar y humanizar su formación médica. "La pintura movilizó mi inconsciente e hizo surgir en mí imágenes que arrojaron luz sobre los problemas, me ayudó a encontrar respuestas. En medicina no se permiten imaginar lo irracional, que es una parte importante de nosotros como humanos, y precisamente la pintura incorpora lo irracional. Es un arte intuitivo, algo que la medicina niega. Nadie sabe de lo que es capaz un cuerpo humano , decía el filósofo holandés Baruch Spinoza en el siglo XVII?"
Colores de lo desconocido. "Por otra parte, la pintura no es algo caótico, tiene un orden, un código de colores, técnicas, perspectivas, valores, formas. Y tiende a recuperar un equilibrio", reflexiona el médico. Y sigue: "Y no digo que todo el mundo tendría que pintar, pero sí ejercer una actividad artística que nos permita lograr el equilibrio indispensable para ser feliz. A los médicos, el arte nos permite captar fuerzas que no sabemos que existen y así logramos tener una nueva visión, conocer al organismo de otra manera. Creo que tendría que ser parte de la formación universitaria a la manera de talleres."
Paredes infranqueables. Siempre en busca de respuestas, comenzó a estudiar filosofía, "una herramienta fabulosa para abrir un diálogo al conocimiento. La respuesta a una pregunta lleva a otra pregunta y esta, a su vez, a otras preguntas. Y esto es muy bueno para los que hacemos medicina, porque como la medicina clásica está ordenada sobre la base de compartimentos estancos, de certezas absolutas, el diálogo filosófico hace que caigan paredes infranqueables, se abran puertas imprevisibles y se creen nuevas síntesis de conocimiento".
Como un thriller. El otro paso para encontrarse a sí mismo fue irse a vivir a un lugar donde la naturaleza tuviera mucha presencia, con un mensaje claramente perceptible. "Así me establecí en Neuquén, porque creo que la naturaleza vive dejándonos pistas para mejorar nuestra condición de seres humanos. A veces es cruda, plantea problemas, como las lluvias de las cenizas volcánicas, las crecidas, etcétera. Pero me sorprende ver cómo sutilmente se va reordenando ante la crisis, como se reestructura y vuelve a renacer."
Integración
Eduardo Adolfo Barales nació en Buenos Aires. Es médico egresado de la Universidad de Buenos Aires, especializado en obstetricia y ginecología, y también es homeópata. Ahora vive en Neuquén y es investigador de la Universidad Nacional del Comahue, donde desarrolla tareas de integración en arte, filosofía y salud. También está a cargo del curso Adolescencia, abordaje transdisciplinario de la cultura a la salud y del seminario de Medicina y arte
Lecturas
- La lógica del sentido
Gilles Deleuze.
- Imagen tiempo
Gilles Deleuze.
- Etica
Baruj Spinoza.
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