Lo kultural y lo okasional en el Cirko de los hermanos Trivenchi
El centro cultural alternativo se mudó a Parque Patricios
Tras abandonar un galpón en la esquina de Vera y Lavalleja, en Villa Crespo, el Cirko de los hermanos Trivenchi regresó a la pista nuevamente. Esta vez, con ayuda del gobierno porteño, que le cedió otro galpón, de mil metros cuadrados, en Caseros 1712, para que pueda seguir adelante con sus concurridas funciones a la gorra-con merienda incluida-, y una amplia lista de talleres.
"Lo inauguramos el 13 de septiembre y todo fue rapidísimo-afirma Victoria, a cargo de la coordinación de las actividades-. Estuvimos un mes y pico moviendo un montón de fierros, sacando basura, tirando cosas inservibles. Después lo pintamos, nos subimos a arreglar el techo y hasta rompimos una pared. Lo bueno es que con toda esta movida del desalojo, nunca nos sentimos solos. La gente se involucró mucho, vino a apoyarnos, y gracias a eso recuperamos este espacio, que ahora nos pertenece a todos."
Todo comenzó en la madrugada del 17 de julio último, cuando después de reiterados reclamos y cartas aggiornadas con sellos y membretes judiciales, se había previsto el desalojo del galpón que la compañía ocupaba desde hacía tres años en Villa Crespo, donde realizaba sus funciones de Cirko y funcionaba el Centro Kultural y Okasional (sic, en todos los kasos). Finalmente, se le comunicó al elenco que el desalojo se postergaría 17 días más y que antes de esa fecha se le conseguiría un nuevo espacio para no dejarlos en la calle.
Narices de payaso
La fiesta siguió adelante. "Nosotros decidimos realizar una resistencia pacífica y artística para defender el movimiento que se había generado hasta entonces con los talleristas, los artistas y todas las personas que de una u otra manera pasaron por acá. Dijimos bueno, vamos a ponernos nuestras narices de payaso", relata el Mago, uno de los cuatro malabaristas que en el invierno de 2001 habían montado el Cirko de los Hermanos Trivenchi como un nuevo espacio de cultura para el barrio.
"Al principio, perder el lugar donde trabajamos un montón de tiempo, repleto de sentimientos y afectos, fue un bajón. Pero lo bueno de todo esto es que ganamos la posibilidad de seguir adelante haciendo lo que nos gusta, y que se legalizó la situación", subraya el Mago.
Y agrega: "Nuestro objetivo en este lugar es mantenerlo limpio y abierto a la comunidad, ofreciendo muchos talleres a la gente, y crear un espacio de contención para que chicos de nuestra edad, y más chicos también, puedan hacer algo acá adentro que los saque de la televisión y de otras rutinas alienantes. Es decir, que la gente venga acá para aprender algo de nosotros y que nosotros también podamos aprender algo de ellos. Así, que todos juntos aprendamos a vivir en comunidad".
Para informes e inscripciones en los talleres, que en su mayoría están dedicados a actividades artísticas y de circo, hay que comunicarse por el 4304-0438.