Lo diabólico también puede ser celestial
Opera "Mefistófeles", con música y libreto de Arrigo Boito sobre "Faust", de Johann Wolfgang von Goethe. Presentación de una producción original de la English National Opera. Elenco: Samuel Ramey, Fabio Armillato, Cristina Gallardo Domas, Graciela de Gyldenfeldt, Lucila Ramos Mañé, Fernando Chalabe, Alicia Cecotti, Rubén Martínez. Régisseur: Ian Judge. Escenógrafo: John Gunter. Figurines: Tim Goodchild. Iluminación: Simon Corder. Coreógrafo: Lindsay Dolan. Directores de coro: Vittorio Sicuri, Luis Clemente y Valdo Sciammarella. Director de la Orquesta Estable: György Györiványi Ráth. Teatro Colón. Nuestra opnión: Excelente
¡Ave Signor! ¡Gracias por la bondad de hacer inagotable el ingenio del hombre! ¡Gracias por la existencia de los verdaderos artistas, estirpe de cronistas que dejan la marca de la evolución social!
He aquí, con la versión ofrecida de "Mefistófeles", de Arrigo Boito, una demostración cabal de que la recreación es necesaria para rescatar del olvido y hasta para redimir obras condenadas al archivo, tildadas de mediocres.
¡Qué hubiera sido de ella sin una visión escénica renovadora, una puesta que rompiera con las gastadas imágenes que por años fueron la delicia de públicos -padres y abuelos- con otro sentir y sensibilidad! Sobre el final del siglo, el Colón presentó otro espectáculo (el anterior fue "Pelleas et Melisande") premonitorio del rumbo futuro.
Es de suponer que aun quienes prefieren la ópera con las escenas de siempre, para no perturbar el placer de escuchar la música y el canto como elemento primordial del arte lírico, no hayan quedado deslumbrados frente al ingenio de la propuesta visual. Sin embargo, la imaginación del régisseur Ian Judge, sobre la audaz idea del boceto de John Gunter y el uso de un vestuario que acentúa con su indefinición la universalidad del tema, logra plasmar una lectura aún más profunda de la leyenda fáustica, donde no quedan de lado detalles sobre la lucha del bien y del mal, su posible realidad o fantasía, la dualidad de las creencias, la fe mística y el fetichismo.
Por otro lado, el diseño de la concepción que parte de la premisa de que nada quede quieto sobre un espacio fijo pero multifacético y funcional, tiene como protagonista a la luz, con todas las gamas de colores e intensidades al punto de crearse una imagen de infinita variedad de detalles y sugerencias.
Pero la visión escénica hubiera corrido el riesgo de sucumbir pese a su notable realización, sin el formidable sostén de la versión musical de György Györivanyi Rath, caracterizada por el logro de una dinámica cautivante, rica en tensiones internas, refinada en sus aspectos expresivos y rutilante en los grandes frescos sonoros. La Orquesta Estable cumplió una faena impecable.
La participación de los coros del Colón y del Argentino de La Plata (los integrantes de este último se ubicaron en las alturas) plasmaron un efecto inolvidable en el Prólogo y Epílogo. Ambas agrupaciones, al igual que el Coro de Niños, fueron preparadas con la solvencia habitual de Victoria Sicuri, Luis Clemente y Valdo Sciammarella, respectivamente.
Cantantes de excepción
Cristina Gallardo Domas ratificó como Margarita ser una de las estrellas de la ópera. Su voz tiene el encanto del color matizado, su fraseo causa deleite auditivo, su forma de ligar las frases musicales produce honda emoción, su clara articulación le permite expresar todos los estados de la tragedia y su imagen exhala el halo de las personalidades carismáticas.
Cuando concluyó la gran cumbre de la obra, "L´altra notte in fondo al mare...", rugió el Colón, como sólo ocurre cada tanto con las refulgentes luminarias, y el recuerdo imborrable del mismo sonido brindado a Victoria de los Angeles, el día de su debut como Manon, de Massenet. Fue un volver a vivir y sentir la alegría de que las cumbres del arte vocal también se renuevan sin fin.
Samuel Ramey mostró en todo su esplendor la jerarquía artística de un cantante fenomenal, dotado de una voz que llena la sala por su perfecta emisión. Es sabio en el uso de recursos técnicos y obtiene un canto aristocrático, sin atisbos de fatiga. Causa deleite escuchar la flexibilidad de matices en su decir.
Desde el punto de vista del actor es impecable. Trasunta la disciplina de un profesional cabal, intérprete fiel de todas las ocurrencias del director de escena, incluyendo actuar sobre la baranda del palco avantscenne y descender desde esa altura por una escalerilla.
El tenor Fabio Armiliato cumplió su cometido con enorme dignidad, exhibiendo buena estampa y aplomada presencia. Si bien no deslumbra por su capacidad vocal convence por sus recursos artísticos, entereza, entrega para decir con vocalidad itálica y para hacer creíble todas las contingencias que anida la mente de infeliz personaje. Su canto fue expresivo y alcanzó toda la extensión del registro, aunque para eso abusa del portamento.
Una estupenda Elena
Graciela de Gyldenfeldt con el Colón en el campo de la ópera compuso una estupenda Elena, no sólo por su prestancia escénica, sino también por su seguro desempeño vocal. Fueron atinados Lucila Ramos Mañé, Fernando Chalabe, Alicia Cecotti y Rubén Martínez.
Tanto los movimientos coreográficos como la destreza de cuatro acróbatas, diablos en permanente movilidad, la actuación individual de los integrantes del coro y figurantes y las virtudes señaladas del cuadro de cantantes fueron las columnas de otro gran espectáculo lírico en Buenos Aires.
"Mefistófeles" se ofrecerá hoy, a las 17, para el Abono Vespertino; el martes, en función del Gran Abono; el jueves, para el Abono Nocturno Nuevo, y el sábado, en función del Abono Especial. En todos los casos, si el público concurre con sus entradas y la constancia de la titularidad, recibirá sin cargo la revista del Colón.