Led Zeppelin: por qué la leyenda sigue viva

A más de tres décadas de su separación, Led Zeppelin está en todos lados. Sólo desde 1990, han vendido millones de discos y cada noche, bandas llamadas Kashmir, No Quarter y Lez Zeppelin hacen covers de sus canciones en bares y venues en todo el mundo. En las elecciones de 2012, un candidato a vicepresidente republicano se jactó de tenerlos en el iPod, y en diciembre del mismo año fueron homenajeados en una gala en el Kennedy Center for the Performing Arts. Las entradas para el recital que dieron en 2007 (cuya filmación acaba de llegar a los cines) fueron probablemente las más requeridas en la historia: 20 millones de personas quisieron asegurarse su lugar en un estadio con capacidad para 16.000. Y no se trató sólo de veteranos que querían mantener el fuego vivo; es casi seguro que en este mismo momento haya un pibe de 14 años en el conurbano preocupado porque no sabe dónde hacerse ese tatuaje del Zoso.

Estamos fascinados, sobre todo, porque el mundo ya no produce bandas de esta magnitud, ya sea por el blues atómico del sonido de Zep o el hedonismo descontrolado de sus giras (Ey, eran los setentas). Es un cliché decir que eran "dioses", pero hay algo divino en el gemido de guerrero sexual de Plant o el golpe ágil y definitivo de John Bonham. No escuchás a Zeppelin porque ellos entienden tus problemas. Los escuchás porque querés que te transporten, que te dejen molido con toda su grandiosidad.

La música de Zeppelin evoca los 70 al igual que esos stickers en los autos que dicen have a nice day, pero casi nunca suena fechable. Su material más antiguo es arquetípico: el hard rock moderno más elemental. "Me di cuenta de que [nuestro sonido] era un manual absolutamente brillante", le dijo Jimmy Page a Rolling Stone en 1990. Dada la cantidad de epígonos de Zeppelin que dominaron la era Reagan, se podría argumentar que Led Zeppelin fue la banda más importante de los años setentas y ochentas.

Pero la carrera de la banda no fue un desfile interminable de estadios conquistados. Como señala Mikal Gilmore en la excelente nota que abre esta edición especial de Rolling Stone, fueron tan menospreciados como amados y su caída, a fines de los 70, fue rápida y concluyente.

Tuvimos en cuenta su saga enorme, entretenida, desordenada y triste desde distintos puntos de vista. En una nota de tapa de RS de 1975, Cameron Crowe sale de gira con la banda para espiarlos en la cima de su fama; algunas entrevistas posteriores, en 1990, 1995 y 2007, abren nuevas perspectivas. A pesar de haber desconfiado de la prensa a lo largo de toda su carrera, los Led Zeppelin son interlocutores profundos, dispuestos a develar mitos, reírse de sí mismos y discutir cómo reaccionó el público la primera vez que escuchó "Stairway to Heaven" (Page dice que les encantó; Plant, que se quedaron dormidos).

A lo largo de los años, Zeppelin redobló la apuesta con sintetizadores, baladas lentas, mitología de El señor de los anillos y mucho más. Incluimos una guía de sus discos que repasa estos cambios y cuenta la historia detrás de cada álbum. Y nos metemos en un debate que ya se ha dado en todos los patios de los colegios secundarios: ¿Cuál es la mejor canción de Zep?

Plant dijo lo siguiente sobre el debut de la banda: "Lo que yo escuché era mejor que cualquier chica que hubiera en la zona. Tenía tanto peso, tanta energía, era devastador". Se podría decir que Plant fue el primer fan de Led Zeppelin. El legado más importante de Zep tal vez sea lo que él dice: haberle dado al mundo una nueva emoción a través del rock & roll.

Por Christian Hoard

Conseguí en los kioscos la edición especial de RS sobre Led Zeppelin, una guía definitiva a través de su música y leyenda.

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