Las verdades más dolorosas
"El informante"("The Insider", Estados Unidos/1999). Producción de Touchstone Pictures presentada por Buena Vista. Fotografía: Dante Spinotti. Música: Lisa Gerrard y Pieter Bourke. Intérpretes: Al Pacino, Russell Crowe, Christopher Plummer, Diane Venora, Michael Gambon, Philip Baker Hall, Lindsay Crouse, Debi Mazar, Stephen Tobolowsky, Gina Gershon y Colm Feore. Guión: Eric Roth y Michael Mann, basado en el artículo "El hombre que sabía demasiado", de Marie Brenner, publicado en la revista Vanity Fair. Dirección: Michael Mann. Duración:155 minutos. Apta para todo público. Nuestra opinión: Muy buena .
Los estudios de Hollywood, más allá de la innegable crisis creativa que atraviesan, parecen tener reservadas cada año unas pocas sorpresas (agradables): "El informante" es, indudablemente, una de ellas.
Este nuevo trabajo del cada vez más interesante director Michael Mann ("Cazador de hombres", "El último de los mohicanos", "Fuego contra fuego") consigue desterrar a fuerza de rigor y talento varios prejuicios instalados en la industria norteamericana: por ejemplo, que un thriller político sobre los abusos de las corporaciones (en este caso, tabacaleras y mediáticas), de 155 minutos de duración, desemboca de forma irremediable en un producto paquidérmico y pomposo, tan aburrido como edificante y tranquilizador.
Nada de eso, afortunadamente, ocurre en este caso. Mucho más cerca de los poderosos clásicos del género como "Todos los hombres del presidente" y "Asesinos S. A.", que Alan J. Pakula filmó en los años 70, que del típico telefilm de la semana basado en un caso real , esta ambiciosa y en algún sentido también audaz producción de Walt Disney (para muchos, la major más conservadora de Hollywood) resulta una minuciosa y creíble aproximación a uno de los casos que más conmovieron a la sociedad norteamericana en los últimos años y, al mismo tiempo, una impecable descripción del funcionamiento de los grandes holdings y de las internas que se juegan en los emporios periodísticos.
Cortinas de humo
El film describe la odisea de Jeffrey Wigand (Russell Crowe, el actor neozelandés de "Los ángeles al desnudo"), un científico que llegó a ser la cabeza del área de investigación y desarrollo de Brown & Williamson, la tercera fabricante de cigarrillos de los Estados Unidos. El ejecutivo fue despedido de su cargo cuando la compañía decidió cortar el desarrollo de una línea más segura para la salud y seguir manipulando químicamente el nivel de nicotina de sus productos.
Un poco por casualidad y otro tanto por olfato periodístico, Lowell Bergman (Al Pacino), productor de "60 Minutes", el mítico ciclo de investigación de la cadena CBS, descubre el entuerto e intenta convencer a Wigand de que preste su testimonio en el popular programa conducido por el veterano Mike Wallace (Christopher Plummer).
Pero Wigand -como todos los directivos que manejan informaciones de gran valor- se ve forzado a firmar un acuerdo de confidencialidad que le impide hablar en los medios o en los tribunales.
Tras ese arranque, lo que sigue es un apasionante relato lleno de tensión y suspenso sobre la relación que se va estableciendo entre ambos, las humillaciones personales y presiones contra su familia que sufre Wigand, y la impecable investigación que realiza Bergman para descubrir la verdad y convencer tanto a su "informante"como a sus jefes, y a las autoridades judiciales, policiales y gubernamentales del valor público que tiene el testimonio.
Si Mann domina todas las aristas de la narración con un pulso, un ritmo y un estilo atrapante y demoledor, no por eso descuida el fundamental costado psicológico de la trama ni mucho menos el tono exacto que requiere para las interpretaciones. Crowe transmite las exactas dosis de soberbia intelectual, de desprecio por sus superiores, de miedo ante las amenazas y de progresivo deterioro de su estado psíquico a causa del stress, las denuncias en su contra y el alcohol.
Héroe clásico y seductor
Pacino, más controlado y convincente que en papeles anteriores, está impecable en la piel de un sabueso de la noticia capaz de hacer todo lo posible (y más) para defender, ayudar, ocultar y salvar a su fuente. Más allá de que su personaje carga un exagerado peso heroico, Pacino logra que el espectador termine enamorado, casi mimetizado con ese viejo discípulo de Herbert Marcuse, ese producto de la Nueva Izquierda de los años 60 que -se justifica- sigue "haciendo las historias más fuertes" en un programa que cada semana ven 30 millones de norteamericanos.
Mann articula los hilos del relato con una sabiduría, una intuición y un sentido cinematográfico que sólo directores fogueados como Martin Scorsese, Brian De Palma o Clint Eastwood acostumbran a entregar. Si bien, en algunos momentos, se entusiasma con algunos excesos en la puesta en escena a partir de imágenes preciosistas y demasiado estilizadas, innecesarios cortes de edición y ampulosos movimientos de cámara, el suyo es un trabajo impresionante tanto desde lo visual (con su habitual predilección por los tonos fríos) como desde la dirección de actores.
Contradicciones del sistema
El guión, coescrito por Mann y Eric Roth, es una de las incursiones más punzantes que el cine norteamericano haya hecho en las contradicciones de su propio sistema de reglas y valores. Más allá del tinte políticamente correcto de la causa antitabaco, resulta un trabajo que ningún espectador interesado en conocer por dentro el funcionamiento de los grupos de poder y ningún estudiante de periodismo ávido por desentrañar las miserias de los grandes medios de comunicación, debería dejar pasar.
"El informante" -nominado anteayer a siete premios Oscar, incluidos mejor película, guión y actor- es un trabajo de una franqueza insólita para estos tiempos en los que el marketing maneja los guiones y determina hasta el resultado final de un producto artístico. Un film de varias secuencias memorables, de actuaciones emocionantes, llena de diálogos inteligentes y justificados ("Lo que dura 15 minutos es la fama; la infamia dura mucho más", le dice el extraordinario Plummer/Wallace a un ejecutivo de la CBS tras el acto de censura que el affaire Wigand provocó en la cadena). Un thriller político que redime y justifica en parte a esa misma estructura de Hollywood que suele fabricar y vender tantos productos pasteurizados.