El séptimo álbum de Las Pelotas se llama "Esperando el milagro" ¿Qué es un milagro? Algo raro y extraordinario. Tanto como lograr que Las Pelotas se sienten frente a un grabador para explicar su obra.
El séptimo álbum de Las Pelotas se llama " Esperando el milagro " ¿Qué es un milagro? Algo raro y extraordinario. Tanto como lograr que Las Pelotas se sienten frente a un grabador para explicar su obra.
Las pelotas hacen un parate en el ensayo. Mañana será la presentación para la prensa de su nuevo disco, Esperando el milagro, y entre los músicos ronda un pequeño atisbo de mal humor: la prueba de sonido será a las 10 de la mañana. Un horario muy poco rocker, definitivamente.
El jardín de la casona de Hurlingham está bastante descuidado. Sin embargo, un amigo de la banda improvisa unos drives con un palo de golf, y Germán Daffunchio, mientras le corrige los movimientos, advierte con ironía: Ni se te ocurra sacarnos una foto jugando al golf. Somos una banda de rock, loco. ¿Rock y golf? ¡Todo mal!. Claro, los rockers hablan de fútbol. Daffunchio es hincha de Racing, pero no está demasiado pendiente del derrotero de la Academia (Me pongo contento si jugamos bien y ganamos. Pero nada más). Igual, casi lo único que ve en la televisión, allá en su casa de la localidad cordobesa de Nono, es deporte. A veces miro noticieros, para estar conectado con la realidad . Pero vos lo sabés mejor que yo: es muy dificil creer lo que dice la tele.
¿Y qué mirás más? ¿Fútbol o golf?
Golf, porque aprendo.
German Daffunchio invita a nono con amabilidad: Veníte cuando quieras, loco. Sos bien venido. Han venido muchos periodistas. Pero eso sí: no me preguntes por Luca. Estoy podrido. Y el boludo soy yo, ¡eh! Siempre piso el palito. La otra vez vinieron de un diario, y lo único que les pedí fue eso: no hablar de Luca. Al final de la nota, no sé qué me preguntan de Sumo. Y, otra vez, hablaron de los fantasmas. Germán volverá a quejarse luego. Pero en la casona de Hurlingham no hay fantasmas. Lo único que se respira es olor a Las Pelotas.
Sebastián Schachtel invita a pasar a la cocina: en la mesa hay pila de fiambre, pebetes y un sachet de mayonesa. Un par de cervezas y, también, una afamada bebida cola. A la vera de los alimentos está el resto de los músicos (Gabriela Martínez, Gustavo Jove, Tomás Sussman, Alejandro Sokol), dedicados todos a la noble tarea del armado (de sánguches). Daffunchio les cuenta a sus compañeros porteños de banda los detalles de una nueva derrota en un torneo de golf, y se vuelve el centro de respetuosas cargadas.
En una de las paredes de la cocina se destaca una serie de fechas que hacen las veces de fixture de shows para el resto del año. Este mes tenían previsto un show en la ciudad de Santa Fe que, seguramente, será postergado para cuando el agua baje y vuelva el amor seco. En el fixture, con marcador rojo, se destacan el 4 y el 5 de julio: será el primer doblete del grupo en el estadio Obras.
Desde su publicación en el maxisingle, muchos relacionaron a Desaparecido con los cacerolazos. ¿En qué se inspiraron, realmente, para escribir esa canción?
Sussman: Ante todo hay que aclarar que ese tema no está inspirado específicamente en los cacerolazos. Tiene que ver con muchas otras cosas, con el 11 de septiembre, o con lo que sigue pasando en la Argentina y en el mundo. Fijáte que la guerra en Irak es posterior a esta canción, pero también encaja perfectamente. No creo que el tema, ni mucho menos el concepto del disco, tenga que ver con un hecho puntual.
Jove: Tiene distintas lecturas. Cada uno lo ve de una manera diferente. De hecho, otra gente que escuchó la canción la relacionó más con el 11 de septiembre
Daffunchio: Desaparecido es una emoción, como cada una de las otras canciones. Creo que la carga de cuatro años sin editar un disco se nota, y mucho: este álbum tiene mucha ilusión, que se dispara hacia distintos lados.
Esperando el milagro incluye temas melancólicos, pero termina en una suerte de fiesta rave. ¿Por qué tanto contraste?
Jove: Creo que todos nuestros discos son bastante abiertos. Nos caracterizamos por mezclar y combinar distintas situaciones o momentos
Schachtel: Fue medio casual. La idea de poner un tema arriba al final, surgió cuando estábamos ordenando la lista de canciones de este disco por última vez. Queríamos terminar con un tema de los más fuertes.
Daffunchio: En realidad, somos optimistas (risas).
Jove: Estamos esperando el milagro, je.
Una constante, en este disco, son los temas guitarreros, bien cancioneros.
Sussman: Está bueno poder agarrar una canción y tocarla con la guitarra criolla.
Schachtel: Es el origen del tema, el tema nació así, y eso se escucha aún después de producido.
Martinez: Hay un formato canción que está muy claro.
Daffunchio: También tenemos temas que son fogones electrónicos. Pero creo que, básicamente, nosotros somos un grupo de canciones, de hacer canciones con la guitarrita. Es uno de nuestros estilos.
Schachtel: Después uno las viste Pero lo primero que vienen son las canciones.
¿Cómo es el armado de un disco de Las Pelotas?
Schachtel: Es un proceso especial ¡y bastante largo! La mitad de la banda está en Córdoba, y la otra mitad está en Buenos Aires. El proceso, entonces, es medio intrincado. Viajan dos, y hacen una base allá. Vuelven, y en los ensayos para los shows seguimos laburando. Tal vez viajo yo, con alguna idea para agregar en un teclado. Y así.
Daffunchio: Después lo volvemos a grabar, porque no nos gustó un carajo
No será por eso que tardaron tanto en editar un álbum nuevo
Daffunchio: Hasta Todo x un polvo (1999) habíamos hecho discos muy seguidos. Decidimos darnos un respiro y un tiempo para encontrarnos de a poco. Fue muy natural.
¿Utilizan herramientas tecnológicas para componer a la distancia?
Schachtel: ¡Nos mandamos loops por mail!
Jove: ¡Y así se pasan cuatro años!
Sussman: Lo verdaderamente lindo es juntarse. A las herramientas las usamos como lo que son: herramientas.
Daffunchio: Lo más interesante es explorar cada canción.
¿Cómo afecta la crisis del país a una banda de rock?
Daffunchio: Hay una realidad concreta: el rock es una de las pocas cosas que no aumentó los precios; las entradas para los espectáculos, en general, están más baratas que antes. Pero nuestro costos sí aumentaron. Entonces, todo es un quilombo. Nosotros, igualmente, pensamos hacer la presentación del disco por todo el país. Nos movimos mucho, en estos cuatro años, por todo el interior de la Argentina. Usamos casi toda la energía en tocar y, cuando teníamos espacio, nos juntábamos a zapar. Así fuimos armando el disco.
¿El milagro lo esperan Las Pelotas, o lo esperamos todos?
Sussman: Inconscientemente, creo que todos estamos esperando que ocurra algo milagroso
¿Y en relación con Las Pelotas..? Digo: ¿este disco puede ser...
Sussman: el disco milagroso? (risas). ¡Siempre que sacamos un álbum esperamos el milagro!
Daffunchio: Siempre que hacés un disco pensás que está bárbaro. Y yo sigo pensando que todos nuestros discos son bárbaros. Con cada álbum aspiramos a crecer un poco más; trabajamos para crecer. Nos gusta mucho el disco. Y laburamos muchísimo. Y estamos satisfechos. Por supuesto, si nos dieran un año más de tiempo, seguiríamos trabajando. ¡Menos mal que teníamos que entregarlo en una fecha!
Schachtel: El milagro, de todos modos, puede no ser una explosión masiva. El milagro puede ser, simplemente, seguir tocando y que siga viniendo gente a los shows.
Daffunchio: Además, ¿qué futuro tenemos individualmente en este país? Sólo un milagro nos salva.
Jove: En ese sentido, el título del disco tiene un costado irónico.
Martinez: La tapa [con arte de Sussman] en un principio era una foto de todos en un bote, pescando en el barro. Finalmente, esa foto quedó en una de las láminas.
En Cosquín Rock, Andrés Ciro cantó con Las Pelotas La rubia tarada, y cuando terminó la canción, emocionado, dijo que había cumplido el sueño de su vida. ¿Qué les pasó por la cabeza a ustedes?
Daffunchio: Me quiebro, me vas a hacer emocionar... (risas). Yo qué sé nosotros lo que hacemos es entretener a la gente. Para que terminara bien el show, la presencia de Andrés era importante. Estuvo lindo, la pasamos bien. Andrés debe haber tenido muchos sueños. No creo que sea el sueño más importante de su vida.
Sokol: Para mí estuvo bárbaro. Andrés tiene un despliegue muy copado en el escenario. Los dos nos cruzamos cantando, y estuvo hermoso. Parecía como que lo hubiésemos ensayado. Salió de un modo espontáneo, pero con mucha energía.
¿Qué relación tienen hoy con los medios?
Daffunchio: Qué sé yo, es una relación de muchos años...
Martinez: de amor-odio.
Daffunchio: Yo, particularmente, estoy podrido de que cada vez que nos hacen una nota, metan a Sumo en el medio. Me tienen repodrido. Y siempre encuentran la forma de hacerte quedar que nosotros, como grupo, vivimos alimentando esa mística. Eso me tiene harto.
Sokol: La verdad es que es cansador que todo el tiempo esté la comparación, o todo el tiempo esté el fantasma. Sin embargo, nos satisface hacer temas de Sumo, para la diversión, sobre todo al final de los shows.
Daffunchio: Son clásicos...
Y son parte de su vida...
Sokol: Eso es una cosa, pero de ahí a que después pregunten todo el tiempo sobre eso, o se te cuestionen cosas alrededor de eso, es bastante incómodo, a esta altura
Y más allá del affaire Sumo, ¿están conformes con el espacio que los medios les han dado, y el modo en que han cubierto su carrera?
Daffunchio: No, ¡cómo vamos a estar conformes! Los medios, a nosotros, nunca nos han pasado demasiado bola.
¿Por qué?
Jove: Habría que preguntarle a esos...
Daffunchio: Creo que por nuestra forma de ser.
Martinez: No somos del jet set.
Schachtel: No disfrutamos de la cosa mediática.
Martinez: Y somos independientes.
Daffunchio: A nosotros nos hubiese gustado tener mucha más difusión de la que tuvimos con cada uno de nuestros discos. Hicimos videos que los vimos nada más que nosotros. Nos decían: Loco, quedáte tranquilo que entraron en rotación. Y lo pasaban nada más que dos veces, y a las 2 de la mañana. Nosotros ya sabemos cómo es la prensa. Esto es todo un negocio... Además, hay otra cosa: hemos tenido conferencias de prensa que han sido papelones. En realidad, en el fondo no nos gusta hablar. Cuando hacés prensa tenés que saber venderte, ¿no? Hay una norma que ninguno de nosotros cubre: no somos vendedores de nosotros mismos, para nada. Somos muy malos (risas). Un día, mientras dábamos una conferencia de prensa, nos pusimos de acuerdo y dijimos: Si nos hacen una pregunta estúpida, levantamos la mano y votamos si la contestamos o no. Y a la tercera vez que levantamos la mano nos querían matar... (risas).
Jove: Bueno, eso no lo hacemos más
Daffunchio: Ahora somos más simpáticos. Si pensamos que una pregunta es estúpida, tratamos de contestarla lo mejor posible.
¿Se les da por hacer balances cuando editan un nuevo disco?
Daffunchio: Creo que fue cambiando la foto, pero nosotros no miramos al pasado, porque nos atormenta (risas). Si te tengo que contar la historia de Las Pelotas, es igual que la de todas las bandas: un grupo que empieza y que para salir a tocar tiene que cargar equipos, romperse el culo... Podemos decir que salimos casi ilesos. El hecho de estar tanto tiempo juntos es un milagro. ¿Historias? Tenemos millones. Y todas son hermosas.
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