1. Lovers Rock
Aquí está el responsable de nuestro momento más maravilloso en el cine en 2020. La ambiciosa Small Axe (¿Es una serie? ¿Una suite de largometrajes? ¿Un postre, una cera para limpiar el piso? En serio, bajo todo punto de vista: hay que discutirlo sin parar) recuerda la vida negra y de la cultura de la diáspora caribeña en Gran Bretaña desde fines de los años sesenta hasta los ochenta. Cada capítulo se concentra en una historia diferente, desde el acoso policial al dueño de un restaurante y su clientela (Mangrove) hasta una denuncia mordaz del sistema de educación pública de la época de Thatcher (Education). Pero la segunda de las cinco películas, que se concentra en una fiesta en una casa, le saca varias cabezas al resto. Vemos a los disc jockeys armando el equipo de sonido y mujeres cocinando comida jamaiquina en un departamento del West London. Vemos a Martha (Amarah-Jae St. Aubyn) escapándose por la ventana para reunirse con su amiga y prepararse, a un joven llamado Franklyn (Michael Ward) coquetear con ella cuando llegan a la soirée y a varios patoteros y donjuanes pavonearse cuando suena la música reggae. Esta obra maestra de Steve McQueen es insuperable en el modo en que evoca un ambiente y canaliza un momento del pasado, usando el sonido y la visión de una manera sencillamente trascendental. Hace que sientas que estás ahí en esa pista de baile llena de gente, contoneándote y saltando, olvidándote de todo lo demás para entrar en un groove comunal. D.F.
2. American Utopia
David Byrne transformó un grandes éxitos en un espectáculo de teatro de revista artístico, y lo presentó en Broadway desde noviembre de 2019 hasta febrero de 2020. Si no pudiste verlo en vivo, no te preocupes: Spike Lee te cubre. Y como Jonathan Demme, aprovecha la oportunidad para trabajar con el ex líder de Talking Heads de manera colaborativa, en lugar de meramente documentarlo. Con cámaras arriba, abajo, al costado, en el backstage, y probablemente en todo el teatro con excepción de los baños, el director es tan parte de la producción como el cantante, los músicos con sus trajes grises sobre el escenario, o el show visual que ocurre a su alrededor. Que la versión filmada de American Utopia logre conservar la intimidad de la producción original es la prueba tanto de sus talentos como de la solidez de la presentación altamente conceptual de su creador. D.F.
3. Time
Luego de que su esposo fuera a la cárcel por robar un banco, Fox Rich empezó una suerte de diario en video en blanco y negro. Su hijo tenía cuatro años y ella estaba embarazada de mellizos. Durante las siguientes dos décadas, Rich crio sus hijos para que se transformaran en jóvenes destacados, se volvió una autora con gran éxito de ventas, dio conferencias sobre el arte de los libros de memorias y se estableció como una activista de la reforma del sistema penitenciario. También trabajó de manera incansable para liberar a su esposo de una sentencia de cadena perpetua. El documental de Garrett Bradley es un fluir de conciencia de la historia de una mujer, entre las cintas caseras de Rich y otras imágenes de archivo para ofrecer un plano íntimo e inimitable de los daños que causa la epidemia de las encarcelaciones masivas en la gente involucrada. Y cuando pensabas que las cosas no podían resonar más, la película transforma lo que podría haber sido un truco en el descubrimiento sublime de cómo se puede volver a capturar mágicamente lo que se creía perdido. Simplemente maravillosa. D.F.
4. Collective
El 30 de octubre de 2015, en un club de rock en Bucarest llamado Colectiv, 27 personas murieron y 180 resultaron heridas en un incendio. Hubo una reacción pública de repudio que causó protestas y un cambio en el gobierno de Rumania. Y luego un periodista de un periódico deportivo empezó a enterarse de que algunos de los dueños del club se estaban muriendo en el hospital. Junto a su equipo, decidió investigar un poco más y al poco tiempo explotó un enorme escándalo que involucraba poder, corrupción, mentiras y la mafia.
Sería una obra extraordinaria sin importar cuándo esté disponible en tu territorio (su recorrido por festivales del año pasado hizo que se creara una campaña de boca en boca antes de que se garantizara su distribución). Pero verla en 2020 fue ver el mundo del pasado de la manera más profunda. Es la historia de la incapacidad de un país para hacerse cargo de sus ciudadanos durante una crisis. La de un gobierno preocupado solo por su bolsillo y por mantenerse en el poder. Y la de un cuarto poder que es elogiado antes que señalado como el enemigo del pueblo. Es, en definitiva, una película cuyo título adquiere un sentido por completo diferente cuando llega su final. Esto solo funciona si estamos juntos, nos recuerda Collective. La unión hace a la fuerza. D.F.
5. Mank
Esta mirada de David Fincher a la historia detrás del guion de Citizen Kane no es ni una carta de amor ni una diatriba contra el viejo Hollywood; ni siquiera es un intento por "rescatar" la reputación de Herman J. Mankiewicz (un Gary Oldman perfecto que prácticamente emana olor a ginebra), quien es retratado como un alcohólico grosero que es su peor enemigo. Por suerte tampoco es una despedida a un tal O. Welles, el joven autor genio. Lo que ofreció el director de Zodiac es un respetuoso drama sobre navegar la delgada línea entre plantarse ante el poder y ser cómplice en los sistemas (los estudios, la clase, la política) que mantienen a la misma gente en el poder. Y si bien Mank termina ganando la guerra con su guion vengativo llamado America (spoiler: después le cambió el título), pierde cada una de las batallas en el camino. Es una película ingeniosa, audaz y estimulantemente retro. D.F.
6. Never Rarely Sometimes Always
El aborto es un derecho conquistado en Estados Unidos, pero los impedimentos prácticos y dispositivos de culpa con los que se choca Autumn (Sidney Flanigan) en Never Rarely Sometimes Always iluminan las formas en que el procedimiento todavía está sujeto a la clandestinidad, incluso siendo legal. La directora Eliza Hittman se ocupa de la logística con precisión quirúrgica: toma los pormenores que enfrenta Autumn –la solicitud de un turno, la necesidad económica, las noches no contempladas de hotel– como retazos de un mundo que a los cuerpos gestantes les reserva una hostilidad que se asume en la escena que titula a la película. En un plano fijo y sin cortes, Autumn responde un cuestionario sobre su historial sexual y, en el acto de verbalizar su dolor, la fachada comienza a agrietarse. Momento de inconmensurable verdad, para Flanigan en su debut actoral y para Hittman en su confirmación como sucesora de Bresson. B.A.
7. Dick Johnson Is Dead
O mejor dicho: Dick Johnson sucumbe poco a poco a la demencia. Así que Kirsten Johnson (Cameraperson) hace lo que haría toda hija buena: una película sobre él. Probablemente esta esté entre las películas más livianas y alegres sobre la muerte. También es una catarsis tanto para aquellos que están detrás de cámara como para el público. Cuanto más intenta Johnson inocularse contra el dolor de la muerte, a través de cada simulacro, más te convencés del amor y el afecto detrás de la celebración de una vida común. Uno se acerca a la película para ver a un viejo "acuchillado" en la yugular, pero se termina quedando para las simulaciones estilo Pierre et Gilles que incluyen bailarines tap, papel picado y un Cristo exasperado. D.F.
8. Las mil y una
Hay dos sentires que atraviesan Las mil y una de la directora correntina Clarisa Navas: el cuerpo adolescente en expansión y el discurrir del verano como plataforma de su despertar. El barrio obrero donde Iris (Sofía Cabrera) y Renata (Ana Carolina García) se enamoran les devuelve escenificados todos sus estados emocionales: es luminoso y cálido pero también marginal, con la mirada ajena y chismosa sobrevolando fuera de foco y de campo. Navas sigue a sus chicas con prolongados planos secuencia, su cámara deambulando con la languidez deseante de la juventud retratada. Porque Las mil y una es, ante todo, un coming of age. Lejos del miserabilismo que suele poblar estas historias de disidencia, Navas retrata la edad desde lo sensorial, con el énfasis puesto en texturas y silencios. B.A.
9. Planta permanente
Planta permanente, el primer largometraje en solitario de Ezequiel Radusky, es una obra de protesta que toma el microcosmos de una secretaría de obras públicas para armar una fábula inequívoca sobre neoliberalismo salvaje. El vínculo entre dos trabajadoras de limpieza, Lila (Liliana Juárez, laureada en el Festival de Mar del Plata) y Marcela (Rosario Bléfari, en su última y mejor interpretación), comienza a resquebrajarse cuando el cambio de gestión y la asunción de una nueva directora, que no es María Eugenia Vidal, traen consigo una serie de ajustes presupuestarios. Radusky las encuadra en planos generales que son, en su mayoría, tan estáticos y sobrios como el resto de sus vidas. Lila tiene el sueño modesto de abrir una cantina en el edificio, es su chance de sentir que tiene incidencia sobre algo. La persecución del deseo solo desemboca en una amistad corroída, y ese es el gran acierto de Radusky: jamás perder de vista, en el acto de comentario político, la emocionalidad de sus personajes. B.A.
10. Boys State
Hace décadas, una asociación de veteranos de guerra de Estados Unidos lleva adelante un programa de liderazgo llamado "Boys State", en el que jóvenes promesas son seleccionadas para simular una estructura de gobierno durante una semana. Los directores Jesse Moss y Amanda McBaine se insertaron en uno de estos boot camp políticos en Texas para ver de primera mano cómo se forma el semillero de la política moderna y cómo los Obama y los Trump del mañana replican las agonías y éxtasis del sistema bipartidista. Un documental convincente y a veces alarmante: esos jóvenes son el futuro y rezás para que el presente no haya cuajado sus ideologías ni les haya dado ninguna idea "brillante". D.F.
Textos por David Fear y Bartolomé Armentano.
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