Las hermanas sean unidas: así se despidió Orphan Black de la pantalla
La serie comandada por la brillante Tatiana Maslany llegó a su fin y aquí recordamos los mejores momentos del último capítulo; ¡atención: esta nota tiene spoilers!
"Bienvenidos al viaje", decía Cosima Niehaus ( Tatiana Maslany ) en la primera temporada de Orphan Black, estrenada en 2013. Y vaya que sí fue un viaje. La serie de Graeme Manson y John Fawcett centrada en la vida de unas mujeres clonadas que sólo quieren descubrir (y mantener) su identidad habrá tenido sus altibajos - la tercera temporada, por ejemplo -, pero incluso en sus momentos menos gloriosos estaba ella, la incomparable Maslany. Con el excelente capítulo "To Right the Wrongs of Many", Orphan Black se despidió ayer de la pantalla chica y en esta nota destacamos los aciertos de su conmovedor final.
*1. LA EVOLUCIÓN DE SARAH MANNING
De noche, en una estación de tren, una muchacha hace una breve llamada telefónica para asegurarse de que su hija esté bien y, luego de cortar, es testigo de cómo una mujer se arroja a a las vías tras contemplarla con la mirada vacía. La muchacha se llama Sarah Manning y la mujer, Elizabeth Childs. ¿El detalle? Ambas son idénticas. Ese primer impacto del episodio "Natural Selection" es el origen de la búsqueda de respuestas de Sarah, quien por una mera casualidad descubre no sólo que ella misma es un clon sino que además hay otras hermanas en el mundo compartiendo sus inquietudes y miedos. Orphan Black fue una serie lo suficientemente valiente como para que su anti-heroína prescinda de intereses románticos o preocupaciones superficiales. Por el contrario, ella es una verdadera luchadora, siempre en el camino, siempre en movimiento, siempre resolutiva.
Por lo tanto, cuando en el último capítulo la batalla contra la organización científica Neolution arriba a su desenlace, Sarah no se reconoce y se admite infeliz en ese estado de pasividad, llegando incluso a dudar de su capacidad para ser una buena madre para Kira (Skyler Wexler). Cuando sus hermanas le revelan que llegó el momento de disfrutar de una vida tranquila, Sarah procesa en silencio esa epifanía, le dice adiós a su naturaleza intempestiva e itinerante y, por primera vez en años, echa raíces con su pequeña y su hermano Felix (Jordan Gavaris), empezando por una actividad tan simple pero tan extraña para ella como un viaje a la playa.
*2. EL RECUERDO INDELEBLE DE "MRS. S."
Una de las muertes más desgarradoras de Orphan Black fue, sin dudas, la de Siobhan Sadler (Maria Doyle Kennedy). En el octavo episodio de la última temporada ("Guillotines Decide"), la madre adoptiva de Sarah y Felix se anticipa a su trágico destino, se sacrifica por su familia y cierra los ojos nombrando a sus hijos ("chickens..."). Como en el capítulo posterior Manson y Fawcett optan por acelerar la acción y focalizar en el personaje de Helena, los coletazos de la partida de Mrs. S. no tuvieron un lugar central. El error fue corregido en el final de la serie, cuando la ausencia de Siobhan se hace presencia en tres circunstancias puntuales. Por un lado, la mamá de Sarah abre el episodio en un perfecto flashback en el que vemos el rol fundamental que tuvo cuando su hija debía decidir si ser madre o someterse a un aborto. Por el otro, Mrs. S. vive dentro de Sarah, dado que la joven heredó el mismo espíritu combativo y protector, lo cual no es más que uno de los tópicos clave de Orphan Black: para ser familia no es necesario tener la misma sangre.
Por último, "S" de alguna manera concluye la serie, con ese preciso y devastador plano final de la casa donde tantas veces albergó a su hija y a su nieta, siempre con la palabra justa y un as bajo la manga que las rescató de las más oscuras amenazas. El dolor de Sarah, ese que lleva consigo en la mirada (Maslany acierta a la hora de encontrarles nuevos matices a sus personajes), no sólo no se disipará nunca sino que se convertirá en el mayor desafío de su vida. A fin de cuentas, aprender a vivir sin su madre es aprender a convertirse en madre ella misma.
*3. HELENA FORMA SU FAMILIA FELIZ
Cuando ingresamos al universo de Orphan Black hace cinco años, Helena se nos presentaba como una villana a vencer, esa mujer salvaje que fue criada con odio hacia el resto de los clones, odio que la convirtió en una suerte de loba solitaria que iba eliminando a sus "sestras". Pero ese universo de OB fue siempre maleable y, en consecuencia, Helena fue creciendo, madurando, descubriendo junto a su gemela Sarah que la peculiar educación que le fue impartida no tenía por qué marcar el resto de su vida. El último capítulo nos muestra a ese "ángel enojado" dando a luz a sus hijos con Sarah sosteniéndole la mano - quien toma los consejos de Mrs. S. y ayuda a su hermana en el parto manteniendo la calma - y posteriormente encontrando en el garage de la casa de Alison y Donnie (Kristian Bruun, gran co-equiper de Maslany) el lugar ideal para criarlos.
Asimismo, Helena se erige, por un momento, como la voz representativa del viaje de todos los clones y escribe sus memorias tituladas Orphan Black, cuyo primer capítulo se centra en Sarah y ese fortuito encuentro con Beth en la estación de tren. La nueva y feliz vida de Helena era necesaria y la serie siempre lo supo. Desde detalles como nombrar a sus hijos como los dos hombres más importantes de su vida (Art y Donnie) hasta el modo en el que Maslany toma en brazos a los pequeños, la viñeta de Helena fue una montaña rusa emocionante y significativa.
*4. COSIMA, DELPHINE Y LA AVENTURA MÁS IMPORTANTE
Otra relación compleja que nos brindó Orphan Black fue la de Cosima Niehaus y Delphine Cormier (Évelyne Brochu). La científica se enamora de su "monitor" (a saber: la persona encargada de controlarla) y ése es sólo el inicio de un romance donde las protagonistas pasaban la mayor parte del tiempo distanciadas (geográficamente y producto de múltiples desengaños). Se podría aseverar que, además de la inolvidable relación matrimonial de Alison y Donnie, la de Cosima y Delphine fue la única historia de amor propiamente dicha de la serie, lo cual es otra prueba de cómo la hermandad siempre fue más imprescindible que otra clase de vínculo.
Por otra parte, el personaje de Cosima, una mujer abiertamente gay, posiblemente sea uno de los logros más resonantes de Maslany, quien le otorgó a ese papel rasgos distintivos como sus frenéticos movimientos de manos o ese tic de acomodarse los anteojos. Sobre el final, Cosima, quien siempre aseguró que no iba a disculparse "por su corazón" y que su sexualidad era "lo menos interesante" de su persona, es consecuente con su discurso y por ello emprende un viaje con Delphine alrededor del mundo para salvar a las 274 clones del proyecto LEDA. Geek Monkey, hasta lo último.
*5. MENOS ACCIÓN, MÁS INTIMIDAD
Como el noveno episodio concluía con dos cliffhangers (¿se salvará Helena? ¿destruirán a los villanos?), el último capítulo corría el riesgo de complicarse excesivamente con secuencias de acción, no dejando respirar a sus protagonistas. Afortunadamente, la serie sorprendió con la astuta decisión narrativa de eliminar a las contrafiguras (Virginia Coady y P.T. Westmoreland) lo más rápido posible para concentrarse en sus clones y la calma luego de la tormenta. En un baby shower que remite a la secuencia onírica del primer capítulo de la tercera temporada ("The Weight of This Combination"), Sarah, Helena, Cosima y Alison se reúnen en una de las escenas más extraordinarias de la serie. Cosima se reclina y fuma, Alison mantiene una postura erguida, Sarah acaricia el pelo de Helena... y a través de esos gestos uno vuelve a entender por qué la interpretación de Maslany es una de las mejores que ha dado la televisión en años.
Es difícil contener las lágrimas cuando Rachel Duncan ayuda por última vez a las hermanas, sabiendo que nunca podrá compartir el mismo espacio que ellas. Es difícil contener las lágrimas al corroborar que Alison y Donnie podrán superar cualquier obstáculo si se mantienen unidos. Es difícil, en realidad, despedirse de una serie que será siempre recordada por el compromiso de Maslany y por esas palabras de Sarah hacia sus clones. "Arrastro una suma de errores y no sé cómo ser feliz", se confiesa. Las demás, con miradas cómplices y palabras de apoyo, la sacan de ese estado de desazón. Una para todas y todas para una. Tan distintas, tan iguales. Adiós, Orphan Black.
*Así ganaba Tatiana Maslany el Emmy el año pasado:
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